José Antonio Núñez Fernández – Peña y guerra española

José Antonio Núñez Fernández – Peña y guerra española

Al Mario que aquí aludimos es Mario Alvarez Dugan (Cuchito), director del periódico Hoy. En cuanto a la «peña», nos referimos a la ya añeja tertulia que dominicalmente el director de Hoy celebra o encabeza en su oficina o despacho. La peña es informal, en cuanto a los temas a tratarse o desarrollarse, pero sumamente interesante resulta ella, porque a los asistentes nos colma de alegría, nos llena de entusiasmo y normalmente algún legado mental nos deja siempre en el magín.[tend]

Se define con mucha propiedad, que peña es un grupo de amigos o compañeros que habitualmente se reúnen con algún fin ya sea artístico, ya sea cultural o ya resulte recreativo. Nuestra querida peña de los domingos, en verdad que abarca mucho.

Ella abarca lo cultural, ella encierra lo artístico, resulta muy recreativa y se adentra ella espontáneamente en un ilustrativo círculo, que siempre a la orden del día está amalgamado con verdaderos filones de dorada filosofía.

Es más, se dice que existen verdaderos artistas de «esa enseñanza que es ciencia y filosofía» y que por eso no se aprende con facilidad. Quizá por eso con ansiedad esperamos «la peña del domingo», para encaminarnos al periódico Hoy a buscar arte, ciencia y filosofía.

Con especialidad quiero remembrar hoy, o sea este día, una peña y ya pasada. Y al hacerlo no busco montar el potro lucrativo cerril de la adulonería. (No, jamás). Ese no es mi propósito.

El objetivo y propósito a un tiempo mismo, resulta otro muy diferente, ciertamente. Pues sucede, muy señores míos: Que de la tertulia o peña de que voy a hablar ahora, resultó muy interesante en meses ya pasados. Presente personalmente estuvo y a tiempo completo (en esa peña), el propietario del diario Hoy, el caballero don José (Pepín) Corripio. Este industrial, inteligente, batallador, humilde y cordial, supo demostrar en grado bastante algo su capacidad mental. Pues en verdad es él, según pudimos apreciar, dueño absoluto de un cerebro bien nutrido, amo completo de muchos conocimientos, con multitud de libros almacenados en la sesera y con conocimientos multitudinarios siempre en vigilancia máxima. Todos los presentes, todos los asistentes a la tertulia o peña a que yo me refiero, hablaron a su antojo y trataron los temas que fueron de su preferencia. Y respuestas precisas y concisas no se hacían esperar de parte del cuestionado o interpeñado de la dominical mañana.

Yo que soy un necio completo, en cuanto a tocar, manosear, humear y escudriñar en los ocultos y recónditos intersticios del pasado de los pueblos y naciones. Me interesé ese día en ser reiterativo, en el doloroso tema histórico, que de 1936 a 1939 representó para España, quizás un millón de muertos. Confieso que me sentía algo cohibido al enfocar esos viejos lancinantes asuntos, precisamente, con un intelectual que desciende de auténticos peninsulares. Pero todo resultó en amabilidad cabal y se impuso la cordialidad que con oro y plata sabe manejar Clío la musa griega de las históricas narraciones. Bendito y gracia que así fuera!

No puedo olvidar que comencé evocando que en el año de 1936 existía en España una conspiración militar contra la República Española y que la muerte de Calvo Sotelo, fue el petardo que hizo estallar la guerra civil. El petardo estalló el 16 de junio de 1936. Pusimos a relucir el hecho de que Francisco Franco, José Sanjurjo y Emilio Mola, los tres conspiradores mayores, tenían vastas experiencias en las guerras de España en el Norte de Africa, con especialidad en Marruecos.

Al hablar de Francisco Franco se hizo necesario reconocer que fue uno de los generales más jóvenes que se conocieron en España. Franco nació en el Ferrol y en la batalla de Alhucema contra los moros. Franco bajo las órdenes de Miguel Primo de Rivera, se cubrió de laureles para España, que en la guerra de Marruecos perdía su juventud masculina. No olvidamos decir el día de la tertulia, que Ramón Franco Bahamonde, hermano de Francisco (El Caudillo), fue un verdadero as de la aviación española, y que en el 1926 en el hidroavión llamado «Plus Ultra», voló él de Palos de Moguer a Buenos Aires, cruzando el Atlántico de manera inversa a como lo hizo el norteamericano Charles Lindbergh.

No se olvidó el día de la interesante peña que hoy recuerdo, la nociva y malsana amistad que existía entre Adolfo Hitler y Benito Mussolini con Franco el Caudillo del Ferrol (El Caudillo de España por la Gracia de Dios).

Dentro de mis necesidades recordé que los alemanes llegaron a tener en el bendito suelo español, más de diez mil hombres del aire: La llamada Legión Cóndor que mandaba el terrible Von Richthofen: El super criminal Richthofen, que con sus famosos «Stukas» borró de la haz del suelo español la mártir ciudad de Guernica.

Confieso de todo corazón, que en la tertulia o peña donde me permití hablar de esos ingratos sucesos que bañaron de sangre la tierra bravía que para Napoleón supo convertirse en un barril sin fondo que se tragaba sus ejércitos…yo sentía respeto y admiración y quedé maravillado de los conocimientos de don Pepín. Aprecié su memoria y su soberano estado de ánimo frente a los enfoques que se hacían de los sucesos dolorosos de «cuando doblaban las campanas». Si se presenta otra peña o tertulia… por mi apego a la República tendré que recordar a Dolores Ibárruri y pensaré en el Frente de Guadalajara; en el cerco largo de Madrid, y en la valentía de Líster y del Campesino.

Después de la aludida peña del ya viejo domingo, recuerdo los comentarios en pro de los bien manejadas que fueron las viejas cosas, de los días cuando por Radio Madrid, La Pasionaria gritaba: ¡»A por Toledo»!, Toledo resistió y Moscardó pasó a la fama.

La peña del cuento, la tertulia de la historia, fue bien vista y mejor oída por Yeara Nasser, Servio Tulio, Guillermo Hernández, Santiago Gómez Richardson, Guerrero Pichardo y por don Pera y otros y otros.

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