José Gómez Cerda – La social democracia

José Gómez Cerda – La social democracia

La corriente política social democracia o socialismo democrático es una de las tendencias más importantes, a nivel mundial, cuya expresión universal está en la Internacional Socialista, reorganizada en 1951, después de la II Guerra Mundial, cuya sede está en Inglaterra.

El Socialismo Democrático está marcado por la crisis dentro de la propia izquierda democrática. Crisis ideológica, política y programática debido a su adhesión a ideas liberales.

Tradicionalmente el socialismo democrático apostaba a la reforma del Capitalismo mediante la intervención del Estado en la economía, pero la Globalización ha debilitado el rol del Estado en la economía, lo cual ha creado una confusión ideológica y política dentro de esa tendencia.

A mediados del 2003 Tony Blair convocó una Conferencia de Reflexión con representantes de Gobiernos Socialistas en el poder, para discutir sobre la llamada Tercera Vía, idea que fue defendida por Clinton, cuando era Presidente de Estados Unidos, cuando a principios de la década pasada 13 de los 15 países de la Unión Europea eran gobernadas por socialistas. Ahora la situación ha cambiado, el Presidente de Estados Unidos es Bush, y los socialistas son minorías gobernantes en Europa.

Además de los gobernantes europeos fue invitado el Presidente de Brasil, Lula, único representante de América Latina en esa reunión.

Esta reunión se realizó previa al Congreso de la Internacional Socialista, para evitar las confrontaciones dentro de los socialistas sobre las posiciones diferentes frente a la guerra contra Irak, donde Inglaterra ha jugado un papel importante, pero muchos partidos socialistas han estado rotundamente opuestos a esa intervención unilateral de Estados Unidos e Inglaterra, en violación a organismos como las Naciones Unidas.

Esta Conferencia sobre la Gobernanza de los Socialistas, aprobaron 11 puntos, que detallamos a continuación.

La Tercera Vía, cuyo teórico moderno es Tony Gidden, es lo que otros llaman Reinventar la izquierda,

1. La seguridad. La gente pide más seguridad, ya sea frente al terrorismo u otras amenazas a la seguridad nacional o ciudadana. Y si la izquierda no consigue hacer pasar su mensaje en este ámbito, no logrará la atención necesaria en otros puntos de su agenda.

2. El estado garante (Ensuring State). Es, en parte, un cambio tras las fiebres privatizadoras. Ya no se busca un «Estado mínimo», y queda atrás la afirmación que hiciera Clinton, cuando era presidente, de que «la era del Estado grande (Big goverment) ha pasado». Frente al anterior Estado facilitador de servicios e igualdad de oportunidades (Enabling State), ahora se insiste en la necesidad de que el Estado no sólo garantice esos servicios sociales -sanidad, educación, etcétera-, sino los recursos necesarios y los resultados, especialmente porque algunos de estos servicios públicos.

3. Contra la herencia social. Estos progresistas han constatado que la igualdad de oportunidades en la enseñanza primaria, secundaria y terciaria no basta para romper la «herencia social». Gosta Esping-Andersen (en la actualidad, en la Universidad Pompeu Fabra) considera que esta herencia lleva a que hijos de marginados o excluidos queden a su vez en la exclusión.

4. Mercado empotrado (Embedded market). Los progresistas reconocen que la derecha política y los neoliberales económicos han marcado el vocabulario del debate en estos años. El «mercado empotrado» es una manera de señalar que Estado y mercado necesariamente se interrelacionan, algo que no es una novedad. Una economía de mercado no es necesariamente una economía privatizada -este proceso está ya agotado en algunos países, aunque no en otros como Francia o Alemania-, pues, como se ha aprendido tras la experiencia de las privatizaciones, ésta puede conllevar monopolios privados, y la tercera vía está esencialmente contra los monopolios públicos o privados, y a favor de que el Estado asegure que hay competencia.

5. Economía civil. Como complemento de lo anterior, y como contrapartida a la sociedad civil, se propone un conjunto de agencias e instituciones que controlen la actividad de las empresas. El economista John Kay considera que los socialdemócratas deben establecer «su propia economía política del capitalismo moderno», un capitalismo que tiene que ser capaz de rendir cuentas (accountable capitalism).

6. Ciudadanía como coproducción. La distribución de responsabilidad entre el Estado, el individuo y las comunidades es un terreno clave para la diferenciación entre la izquierda y la derecha en un mundo donde el individualismo tiende a afirmarse. La tercera vía siempre ha insistido en la necesidad de derechos, pero también obligaciones, de los ciudadanos.

7. Diversidad controlada. Estos progresistas rechazan la política de puertas abiertas -que no permitirá mantener el contrato social del Estado del bienestar-, pero no están a favor de una regulación excesivamente estricta, pues tampoco funcionaría. Consideran otras opciones, como la de una inmigración económica temporal, que pudiera regresar a sus países de origen, y un mejor equilibrio entre los derechos y responsabilidades de los inmigrantes en los países de acogida.

8. Socialdemocracia global. Es un concepto acuñado por David Held para un mundo que, como dijo Clinton, ha de pasar «de la interdependencia a la integración». Es necesario abrir el comercio a los productos del sur. Ir contra la Política Agrícola Común de la UE «es progresista», afirmó algo en broma Blair.

9. Multilateralismo progresista. Es la denominación del comisario europeo, el francés Pascal Lamy, para el cual «el multilateralismo no es democrático, pero es lo que más se le acerca». Un problema es que el multilateralismo tiene que ser eficiente, y «las instituciones ineficientes son las más deseables (ONU) y las eficientes (como la Organización Mundial del Comercio, OMC) la más odiadas por el público».

10. Multilateralismo duro. La guerra de Irak estuvo muy presente en los debates. Fabius comenzó reconociendo que «ha dividido a la izquierda». La nueva agenda aboga por un multilateralismo «duro», es decir, que no renuncie al uso de la fuerza si es necesario ante regímenes que oprimen a sus pueblos.

11. No antiamericanismo. Esta fue una de las cuestiones más delicadas. Pero en la conferencia progresista se abrió un amplio consenso sobre la necesidad de mirar hacia adelante. De hecho, estos diálogos progresistas alimentan la agenda transatlántica. Una vez pasada la guerra, contribuir a la reconstrucción de Irak puede contribuir a la reconstrucción de las relaciones transatlánticas.

En octubre de 2003 la Internacional Socialista realizó su XXII Congreso Mundial, en Sao Paulo, Brasil, donde reeligieron al portugués Antonio Gutierres, como Presidente y al chileno Luis Ayala, como Secretario General, bajo el tema: El retorno de la Política, Por una Gobernanza Global, Justa Responsable. Por una Globalización por la Gente.

Tony Blair estuvo ausente en el Congreso, para evitar las confrontaciones internas sobre la guerra contra Irak, y la estrella fue el Presidente de Brasil, Lula, quien en forma pragmática se refirió a la suma de coincidencias. El Partido de los Trabajadores, de Lula, no es miembro de la Internacional Socialista, sino observador, pero tampoco pidió afiliación durante el Congreso que se realizó en Brasil.

Aun con sus problemas internos, la Social Democracia o Socialismo Democrático es una de las fuerzas políticas más importantes en la actualidad, a nivel mundial.

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