El diseñador de ropa masculina José Jhan vuelve a cautivar al público con dos colecciones que de gran manera elevarían el ego de cualquier hombre con una cultura de la elegancia para llevar su novia al altar.
Abrió la feria de novias Dominicana Bridal Week con dos colecciones, una de la tienda Formale, para la cual trabaja, y otra creada especialmente para la marca y que denominó Crazy Love (Loco amor), en la que emplea estilos que simbolizan una época de principio del pasado siglo en la cual el romanticismo era una excelente carta de representación.
Recreó su historia en un elegante bar donde a manera de conquista masculina y coqueteos femeninos se expresaba el amor loco de un hombre que refleja toda su pasión por la amada fallecida en cartas que dirigía a su última morada.
Los cortes se mantienen firmes a la sastrería masculina en diseños que reflejan luz, con telas tornasoladas, tonos pasteles y en los cuales no podía faltar el blanco y el negro en chaquetas y pantalones que reflejan una época.
Los corbatines al estilo de esos años y las polainas, una creación de la respetada diseñadora Milagros Placencia, les dieron un toque loquísimo a esa inusual propuesta.
El desfile fue a beneficio de la Fundación Amigos Contra el Cáncer Infantil.
La colección del joven diseñador fue presentada durante la feria de boda Dominicana Briday Week, que se celebró la semana pasada en el Teatro La Fiesta del hotel Jaragua, en esta capital, con la participación de expositores de diferentes áreas, entre otras, de la cosmética, decoración, hotelería y la música. En ese evento también fueron exhibidas las propuestas de otros dominicanos y entre ellos estuvieron Giannina Azar Damaris Rubio y Leonardo.
Diferentes texturas
Traje tradicional
En la colección de la firma Formale fue exhibida la línea de traje tradicional confeccionado en diferentes estilos y texturas tradicionalmente formales, como el casimir inglés, el lino, las rayas diplomáticas y el casimir italiano, en trajes como el frac, el smoking y el de corte tradicional, incluso hubo dos modelitos que proyectaban la inocencia y elegancia de quien los llevaba: un niño.