José Luis Bustamante Iluminación divina y tierras profundas

José Luis Bustamante Iluminación divina y tierras profundas

AREITO/P8/APORTE/TRABAJO DE OFELIA BERRIDO

A José Luis Bustamante lo representa la experiencia estética sorprendente que produce la observación de su obra. Sin embargo, hablaré brevemente de su persona. El pintor y grabador mexicano, nacido en 1955, vivió en Santo Domingo, República Dominicana, así como en New York, Madrid y Barcelona. Actualmente, reside en México.

Su obra ha sido expuesta, reconocida y celebrada en importantes escenarios y galerías de República Dominicana, México, Estados Unidos, Canadá, España, Alemania, Suiza, Puerto Rico… Realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) de la UNAM (1970-1974) e inició su práctica profesional en 1980. Ha recibido múltiples premios y reconocimientos entre el que se destaca la beca Pollock-Krasner para el periodo 2006-2007, una de las más importantes en el mundo de la pintura abstracta.

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Bustamante con una exposición impecable, un ejercicio pictórico pasional, espontáneo, pleno de fuerza vital nos brinda en cada obra una narrativa visual admirable a través de abstractos complejos que profundizan en las esencias de la existencia.

Su obra impacta y permite una conexión directa del observador con lo observado y a través de ello con el universo. Su abstracción vehemente y de gestualidad febril sugiere estar guiada por la intuición y sometida a designios que pudiéramos catalogar de divinos o del destino.

Bustamante es autor de obras de abstracción total, sin visos de objetividad expresa que albergan en su seno un contenido emocional de origen metafísico presentados en lienzos impresionantes, dípticos y trípticos; en ocasiones utilizando la técnica de pintura por goteo vertida sobre el lienzo. José Luis Bustamante a la manera de Rothko, pero desde su estilo único busca descubrir el misticismo y los aspectos esotéricos de los colores y sus combinaciones. Bustamante desde la abstracción pura; Mark Rothko desde el expresionismo abstracto.

En el lenguaje vital de José Luis Bustamante se esconde una acción liberadora que nos conduce a nuevos horizontes de conciencia. Sus obras son simbolismos a ser develados a través de las percepciones suprasensibles que provocan el uso magistral que hace de la luz y los colores.

Observar sus obras es recordar la tesis fundamental deNajim Kobra, místico sufí iraní que Goethe leyó con atención y bebió de sus fundamentos sobre la luz y el color. Kobra asevera que…

Lo buscado es la luz divina y el propio buscador es una partícula de esa luz; nuestro método es el de la alquimia; lo semejante aspira a su semejante; lo semejante no puede ser visto y conocido más que por su semejante. (Kobra, 1978, original texto antiguo, s.f).

La idea de una «fisiología del hombre de luz», tal como la plantea la teoría de los sentidos suprasensibles de Najm Kobrâ y la teoría de los órganos sutiles de envolturas coloreadas de Semnânî, concuerda con la intuición de Goethe acerca de la atribución a los «colores fisiológicos» de una importancia que los sitúa a la cabeza de la Gran Obra, y que el autor ampliará explicando el significado místico y la experiencia de los colores.

José Luis Bustamante maneja magistralmente la ambigüedad entre la luz y la oscuridad. Ambigüedad referida a la conciencia del ser que con frecuencia no distingue entre lo que es su día y lo que es su noche y que el autor representa de forma precisa y extraordinaria.

Hay una claridad del día exotérico marcada como momento de iluminación sagrada; mientras la oscuridad, la noche oscura, el «sol de medianoche», que es luz iniciática, no puede mostrarse en lo expreso, se muestra en su obra como la luz negra soterrada que busca expresarse, que busca salir del ocultamiento.

Podemos observar la oscuridad profunda, negrura total y aquella otra que va elevándose, aclarándose, volviéndose más trasparente. Día y noche separados y unidos, viven en connivencia como lo hacen en la obra pictórica espiritual de José Luis Bustamante. Veamos en detalle lo que Henri Corbin expresa:

El alma vive en este día sólo porque la noche está en ella. Es el final de esta ambigüedad lo que anuncia el «sol de medianoche» cuyos horizontes se superponen: puede ser la noche divina de la supra conciencia irradiando al campo de luz de la conciencia, y puede ser la luz de ésta subyugando la tiniebla de la subconsciencia, de la inconsciencia que la rodeaba.

En uno y otro caso, un resplandor desgarra la trama de las evidencias conocidas: ficción de las relaciones causales, de las evoluciones lineales, de las corrientes continuas, todo lo que sostiene eso que se ha convenido en llamar el «sentido de la historia. (Corbin, 2000).

Todo esto es importante al hablar de la obra de José Luis Bustamante maestro de la luz, blanco que estalla, evoca y en algunos provoca estados de iluminación como el de Shakyamuni bajo el árbol Bodhi. Blanco, brillante, opaco que lo abraza todo…; dominio de sus variantes que hace posible las mezclas de transparencias que complementan su fuerza e intensidad. El artista nos presenta una luminosidad que rememora lo sagrado, formas, densidades, extensiones e intensidades que impactan al observador.

Sus obras lucen el resultado de una técnica perfeccionada guiada por una naturaleza espiritual. Si bien entre los siglos XVII y XVIII las teorías místicas de la luz se fueron abandonando a medida que se iba imponiendo el racionalismo filosófico. En el corazón humano queda la imagen de esa luz que el racionalismo no pudo erradicar porque se mantiene en la memoria ancestral y solo bajo los efectos de la iluminación propia del estado de éxtasis o bajo una obra maestra como la de José Luis Bustamante la podemos reconocer.

La intensa luz de José Luis Bustamante define el espacio, enfatiza la sensación de divinidad mediante el modelado de volúmenes, el contraste entre niveles de blancos poderosos y el contraste con negros, rojos y azules vigorosos. En la percepción humana la luz crea cercanía porque reconocemos la divinidad que forma parte de nosotros y la oscuridad lejanía; un degradado luz-oscuridad que da la sensación del alma en evolución.

En su obra se destaca el punto de luz blanca que brilla más que el resto. El contraste que logra en sus obras es dramático, pero regulado con las diestras manos de artista para lograr la expresión apropiada para su obra. José Luis Bustamante trabaja por oposición la luz y las tinieblas en ocasiones como formas de fuego proveniente del centro de la tierra cual magma viva, pero siempre desde el mundo de los simbólico.

La luz de Bustamante no representa los rayos del sol ni la ira de Dios, no es una luz fugaz, ni de ficciones sobrenaturales; es más la luz de Rembrandt, divina, de gran carga simbólica, instrumento de revelación.

Los colores de José Luis Bustamante son intensos y solidos como si los hubiese tomado de la naturaleza misma, sin intermediación de efectos químicos.

Sustraídos de su lugar de origen primario como el azul proveniente del lapislázuli pulido por las manos del artesano, sin impurezas, oro azul de las minas, costosa piedra persa; el índigo de las plantas, indigotina; el amarillo dorado transparente de la goma guta, jugo solidificado en huecos de bambo de la lejana Asia; y su carmín, quizás del cactus Nopal. La imaginación vuela ante la magnificencia del manejo de la luz y el color de este artista.

La textura, la técnica de impasto, la fuerza del tinte, la temperatura del fuego de sus rojos; los matices de blancos intensos y sutiles, sus bloques expansivos, la pureza de sus trazos: todo nos evoca el mundo puro de los inicios del universo.

Su técnica sublime prorrumpe desde la paleta de colores desde donde surgen mundos espirituales existentes antes de que la voz se hiciera verbo. Las pinceladas y uso certero de la espátula son parte de su signo distintivo con los que logra efectos impresionantes que van desde las aplicaciones del óleo espeso, comprimiendo la pintura contra la superficie: lo liso, uniforme y los contornos del relieve sin forma como manifestación de los opuestos.

Sensualidad de densidades y sutilezas, trazos mezclando, arrastrando colores, uno dentro del otro permitiendo que se expresen en la intensidad de lo primario, realce de la identidad de cada color, ruptura de uno contra otro.
La iluminación en las obras Bustamante proviene de la luz creada por medio de la palabra que se hizo verbo desde las profundidades del ser como de las profundidades del caos.

El mundo pictórico del maestro José Luis Bustamante inicia y termina en el círculo perfecto del ser que transita entre la Iluminación divina y las tierras profundas.

José Luis Bustamante maneja magistralmente la ambigüedad entre la luz y
la oscuridad.

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