José Mujica: ¡Escapó de la ley de la necesidad!

José Mujica: ¡Escapó de la ley de la necesidad!

Herminio y Píndaro –su alter ego- han soñado siempre por provocar un encuentro de pensamientos entre ellos y ese gran hombre –hoy ido a un mundo mejor-, que fue José Mujica –Pepe-… Cada vez que lo escuchaban, sus ideas hacían saltar las alarmas por esa profundidad de espíritu que proyectaba en tiempos en los que se ha estado vendiendo el triunfo personal como la meta a lograr, no importando el sacrificio exigido que los grupos sociales y culturales de tu ambiente te llevaban a hacer… “Pobres son los que quieren más -decía-, los que les alcanza nada… Se meten en una carrera infinita… Entonces, no les va a dar el tiempo de la vida”… Oye, Herminio –expresa Píndaro-, Pepe mantuvo la creencia de que “este mundo está loco porque le sorprende lo normal… Los que le admiramos, siempre le valoramos la fuerza de voluntad que profesó en su filosofía de vida”.

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“La claridad de percepción -comenta Herminio-, de los compromisos a que estamos compelidos en este siglo XXI le dio una nueva dimensión a su gestión pública… “El grueso de nuestras sociedades –decía Pepe-, está sometido a una autoexplotación, porque lo que gana tiende a no alcanzarle, porque todo está hecho para que no le alcance… Y tiene que conseguir más y más y más, porque gasta cada vez más… ¿Y con qué paga?… Con el tiempo de su vida, que lo gasta para producir valor para poder pagar”… y se preguntaba a si mismo: “¿Cuándo soy libre? Cuando me escapo de la ley de la necesidad”… Es muy probable que a las actuales generaciones se les hace muy difícil asimilar un esquema de comportamiento de vida bajo el cual tenga que convivir con limitaciones autoimpuestas… A él se le conoció como ‘el presidente más pobre del mundo’… Él mismo pregonaba que era un estoico, por su manera de vivir y los valores que defendía… Y expresaba: “Eso no encaja en el mundo de hoy”.

“Sus 14 años en prisión –expresa Píndaro-, le llevaron a una profunda introspección a través de la que pudo revisarse y replantear su vida… Llegó a identificar qué le angustiaba y de qué manera, y el porvenir que no vería y por el que se comprometía… Una de sus reflexiones nos transportó hacia una nueva dimensión… En una oportunidad externó: “Prometemos una vida de derroche y despilfarro, y el fondo constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza y contra la humanidad como futuro”… Con este esquema de vida se permitió un nuevo modo de mirar, a través del cual llegó a comentar que somos la naturaleza y con ella estamos”. Herminio, quien escucha las sentidas palabras de Píndaro, deja brotar su admiración hacia ese inmenso personaje que fue Pepe Mujica y replica una de sus frases más lapidarias: “En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando porque nos hace perder la objetividad frente a las cosas… El odio no construye… Van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y tendrán que preguntarse, ese día, si traicionaron al niño que tenían dentro… Los principios no se pueden hipotecar”.

“Su agudeza mental lo llevó a plantear que aquellos en plena la juventud ‘van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y, ese día, tendrán que preguntarse si traicionaron al niño que tenían dentro… Tenía unos principios muy arraigados, tan arraigados, que en una ocasión planteó que “hay una crisis de abuelos, en las sociedades modernas no hay abuelos. Hay un vacío… Más evidente, no puede ser”.

La historia del gran líder Pepe Mujica es un ejemplo vivo de lo que hoy propugnamos todos los que buscamos orientar a muchísimos de los que se nos acercan para lograr mayores crecimientos personales y profesionales… Su filosofía práctica de que “¡Triunfar en la vida no es ganar… Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae!” es exactamente lo que se debe perseguir en nuestra sociedad… Lo que pasa es que la realidad de lo que es el Estado en nuestras naciones no es aceptada ni remotamente respetada por muchos de los que hoy se la buscan en la cosa pública… Según él, “el Estado es como una caja de herramientas, no tiene conciencia… Los que fallamos somos los humanos que manejamos el Estado… Los mejores dirigentes son los que dejan una barra que los superan con ventajas… Tenemos que construir un nuevo relato de nuestra propia historia”.

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