Muchos años antes de que cerrara sus ojos al mundo, diferentes instituciones y personas estuvieron solicitando que una calle de Santo Domingo llevara su nombre. Es que no era necesario esperar su muerte para rendirle ese homenaje. Lo tenía merecido con creces.
Había sobrevivido a la primera expedición contra la dictadura de Trujillo y sufrido la dureza del exilio. Pero desde la adolescencia combatió la tiranía en el mismo suelo dominicano, como miembro de la Juventud Democrática, a la que pertenecía toda la familia, padres y hermanos que comenzaron su oposición al régimen desde los primeros años de opresión.
Padeció persecución al ser descubierto y luego de la incursión armada en la que valientemente tomó parte, fue torturado y encarcelado durante un año, aunque antes lo condenaron a 30 años de trabajo público. Al ser liberado bajo un falso indulto del que se valió el gobierno para aparentar benevolencia, volvió al destierro.
Cuando retornó al país tras el derrocamiento de la dictadura, todo quien lo trató se sorprendía de su temperamento humilde. Hasta lucía tímido. Porque, tal como escribió Antonio Gil en un artículo motivado en su deceso, “no se consideraba un héroe ni hacía alardes de su hazaña”.
José Rolando Martínez Bonilla pudo vanagloriarse por todos los medios de su proeza, haber dejado escritos libros relatando la osadía de haber desafiado a Trujillo, comparecer a cientos de programas y conceder miles entrevistas pues, además de despertar inocultable admiración, fue el sobreviviente de la gesta que más tiempo vivió pasado el acontecimiento. Murió a los 90 años, cuando ya habían partido todos sus compañeros de acción.
En la expedición. José Rolando Martínez Bonilla desembarcó el 19 de noviembre de 1949 por la bahía de Luperón, Puerto Plata, durante la noche, junto a 14 combatientes.
Fueron descubiertos, torturados y once asesinados por tropas del régimen. Sobrevivieron el comandante de la expedición, Horacio Julio Ornes Coiscou, Tulio Hostilio Arvelo, Miguel Feliú Arzeno y José Córdoba Boniche, nicaragüense.
De su biografía. José Rolando nació en San Pedro de Macorís el tres de septiembre de 1915, hijo de Andrés Martínez Aybar y Carmen Julia Bonilla Atiles, quienes procrearon otros seis hijos y todos, padres y prole, fueron combatientes contra la dictadura desde la adolescencia.
Andrés fue expulsado del colegio De La Salle y luego encarcelado, por ser miembro de la Juventud Democrática, organización que ponía al descubierto los desmanes de la satrapía. Contaba 15 años de edad. Carmen Natalia Martínez Bonilla, reconocida intelectual, novelista, poeta, enfrentó públicamente la tiranía a través de cartas al déspota y en publicaciones.
A su regreso al país, después del ajusticiamiento, José Rolando trabajó por breve tiempo como secretario de Industria y Comercio en el gobierno del Triunvirato. Fue además subadministrador del periódico El Caribe, representante de una firma de corredores de seguros, administrador de la emisora HIJB.
Era el padre de Bonnie, Ana Rosa, Ana Cecilia y Ana María.
En 1990 se marchó a Miami, Florida, donde falleció el tres de enero de 2005, víctima de un ataque cardíaco.
La calle
El 21 de junio de 1994 el ingeniero Tancredo Aybar Castellanos propuso al Ayuntamiento del Distrito Nacional rotular una calle de la capital con el nombre del héroe José Rolando Martínez Bonilla tras ponderar sus merecimientos y en ese orden se pronunciaron posteriormente otros munícipes.
La petición se hizo nuevamente pública tras la muerte del combatiente, pero ninguna ha sido complacida. José Rolando Martínez Bonilla, contrario a otros compañeros de gesta que han merecido ese homenaje, permanece en el anonimato.