José R. Martínez Burgos – Una campaña vacía

José R. Martínez Burgos – Una campaña vacía

El discurso del Presidente ante el Congreso Nacional, que no constituyó una rendición de cuenta formal a la nación, sino más bien un discurso de apertura de su campaña reeleccionista, dejó claramente establecido que este proceso electoral es vacío, sucio y denigrante, lleno de falsas promesas, que jamás serán cumplidas, porque ofrecer no cuesta nada, pero después produce frustración, desengaño y desesperanzas. ¿Acaso creen los del PRD que así se gana el poder?

Están equivocados, porque eso tiene un nombre muy claro: traición al pueblo. ¿Cómo debería ser una campaña electoral seria y responsable? Bastante distinta a la que se gastan el PRD, el PPH y sus cómplices allegados. Debería ser un análisis profundo de los principales problemas que afectan al país y debería contar con una exposición de las políticas fundamentales y adecuadas para resolverlos, pero no actos de prestidigitadores que se sacan de la manga palomas y conejos, no se puede seguir haciendo ofertas aéreas cuya viabilidad ni siquiera puede ser explicitada.

Mientras nuestros políticos hablan de soluciones habitacionales a granel, cada día se hace más inalcanzable el derecho elemental a una vivienda, porque sus precios y los impuestos para construirlas resultan insoportables. ¿Quién se atreve a desmentir esta situación? Cada día que pasa nuevos proyectos de vivienda se abandonan porque no se pueden seguir construyendo, porque a los posibles compradores le es imposible adquirirlos.

Por otra parte existe la inseguridad ciudadana, todos los días aumentan los atracos y robos en los residenciales y aumentan también los robos de automóviles.

No existen suficientes efectivos de seguridad, los ciudadanos tienen que valerse de sus propios efectivos privados, sin embargo, ningún candidato está preocupado por estas debilidades, solo les interesa las caravanas electorales del engaño. «Las promesas se disparan grotescamente sobre el papel», pero no se combaten los precios de los productos alimenticios y las enormes ganancias de ciertos y conocidos comerciantes. Pero los grandes problemas se evaporan entre la competición de ofertas electorales es como si hubiera una enorme subasta de promesas vacías de los candidatos. Nadie habla de bajar los impuestos, porque cuando lleguen al poder, hay que subirlos para subir los gastos de los compañeritos y activistas por sus «servicios», sin embargo, el país contempla horrorizado como cierran empresas antes productivas, aumenta el desempleo, por eso decimos que vivimos como espectadores el resultado de una campaña electoral vacía, que no ofrece alternativas para la solución de nuestros problemas fundamentales. Es una política de espanto y mentiras; no es verdad que cualquiera de los partidos de oposición al actual gobierno, no esté en capacidad de orientar al país por mejor derrotero los próximos cuatro años, aunque tenga el Congreso en contra y todos los municipios, sobre todo si partimos del principio de Hipólito Mejía que «El Poder es para ejercerlo». Sabemos que un diálogo nunca solucionara los problemas nacionales, pero un pueblo unido dispuesto a trabajar honestamente, consigue todo lo que se propone, no importa la existencia de legisladores complacientes y síndicos serviles. Todo un pueblo, el 16 de Mayo, votará contra la corrupción, el amiguismo, la mentira, el tráfico de influencia, la falta de transparencia, el despilfarro, el nepotismo, el enriquecimiento ilícito, el transfuguismo y el incumplimiento de los programas electorales.

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