José R. Yunen

José R. Yunen

Ya los cuadros de candidaturas presidenciales están completos. Y es preciso admitir que en la lista de los once candidatos a la Primera Magistratura no hay sorpresas. Como se esperaba, los principales grupos políticos llevan al agrónomo Hipólito Mejía, al doctor Leonel Fernández y Eduardo Estrella.

La campaña electoral ha entrado en la que el argot hípico se conoce como la «recta final». Es en esa recta donde se decidirá la suerte de los diferentes candidatos que aspiran a la Presidencia de la República.

Vivimos en el seno de una anarquía organizada, con un ambiente saturado de desconfianza y donde las pasiones ardientes están demasiado vivas, por lo que no es fácil armonizar criterios. Por tanto se impone pues, hacer una recapacitación antes de seleccionar el voto que va introducirse en las urnas, para que no se encuentre influenciado por las meras simpatías de las promesas vagas o el miedo al soborno y la coacción. Todo lo contrario, pensar bien y estar convencido de cual sería el candidato más idóneo y calificado para este nuevo cuatrenio que se nos avecina.

Ninguna ocasión es más brillante y sobresaliente para traducir una práctica efectiva, que las normas que brinda la actual coyuntura nacional. Este mensaje es fácil de comprobarlo y aprovecharlo si reconocemos el comportamiento de los votantes indecisos, que no debieran pasar por alto, porque inclinan el fiel de la balanza hacia uno u otro candidato. Además, tienen tanto o más importancia que los votantes convencidos para determinar el caudal electoral.

Existe un número de personas que nadie sabe cuan numeroso es y podría ser muy importante. Me refiero aquellos que guardan inquina, desencantos, dolor de experiencias pasadas, y grandes temores por el porvenir. El embate de la crisis, la improvisación y el inmediatismo hacen que el voto secreto de este determinado número de personas se haga más difícil cuantificarlo para tal o cual candidato.

Ahora bien, si hemos tenido en estos días la admirable y benedictina capacidad de aguante, sería bueno no olvidar, que debemos reflexionar antes de expresar el voto en este torneo electoral que no se trata de elegir lo ideal y perfecto, sino escoger el mejor de los candidatos que pueda darle a la república los senderos menos tormentosos.

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