Si fuera por talento, trabajo legislativo, popularidad y labor social, el senador por la provincia Espaillat, José Rafael Vargas, debió ostentar desde hace tiempo la presidencia del Senado.
Dirigente político conceptuoso, con profunda sensibilidad humana, principio ético y moral, Vargas tiene también la virtud de la lealtad y humildad, completando una personalidad que se caracteriza por su vocación de servicio, integridad y una trayectoria profesional como periodista que lo llevó a jugar roles importantes en épocas difíciles para la democracia dominicana.
De ideas firmes pero respetuosas y las más de las veces conciliador, el Lic. Vargas es un mocano de pura cepa que defiende como el que más los valores de su provincia y vive demandando obras en beneficio de su demarcación.
A pesar de su incondicional fidelidad a la causa del proyecto presidencial del Dr. Leonel Fernández, lo hemos visto defender con vehemencia la gestión gubernamental de Danilo Medina y por ello tiene calidad para convertirse en un buen mediador entre los dos líderes del PLD.
Por su comedimiento, espíritu unitario y sabiduría, Vargas, pudiera convertirse en una ficha importante en el necesario proceso de reconciliación de la familia peledeísta. Los fundamentalistas de ambos grupos dentro del PLD le hacen un flaco servicio a la unidad del partido gobernante y por ello dirigentes como el senador mocano son esenciales en la coyuntura actual para bajar el nivel de las confrontaciones internas.
Al observar desde las gradas la rivalidad de los dos grupos enfrentados, revisar los antecedentes históricos, más el espejo de lo que ocurre en Latinoamérica, especialmente Perú y Brasil, los peledeístas serían unos verdaderos suicidas políticos si no se ponen de acuerdo, por cuanto dirigentes como José Rafael Vargas están llamados a convertirse en mediadores por excelencia en la búsqueda de solución.