José Santos Chocano en Santo Domingo

José Santos Chocano en Santo Domingo

El día 26 de julio del 1908, a bordo del “Vapor Julia” y procedente de La Habana, llegó a la Ciudad de Santo Domingo, “El Cantor De América”, el poeta peruano José Santos Chocano. La llegada de este portalira, llenó de júbilo a la Ciudad Primada.

El recibimiento tributado al poeta fue “quasi-fervoroso”. Chocano comenzó a recibir homenaje de los poetas y de los declamadores. Y él que además de excelso bardo, era un magnifico declamador, dejó escuchar el timbre soberbio de su voz que poseía las soberbias de Los Andes y las grandiosidades del Pacífico colosal.

El Casino de la Juventud galardonó y festejó al poeta que les cantó a “Los Caballos De Los Conquistadores”. Dicen las antañonas crónicas que todo fue con un acto solemne e imponente.

A nombre del pueblo dominicano le dio la bienvenida don Federico Henríquez y Carvajal; y una cristalina cascada de mil sonoridades, constituyeron las bellas palabras salidas de los labios de don Tulio Manuel Cestero, y hay que destacar en grado superlativo el saludo que desde su lecho de enfermo en Macorís del Mar le envió Gastón Fernando Deligne bajo el título de “Esquela”.

Versos que fueron declamados por la distinguida dama Ana Teresa Paradas. Deligne le manifestó al poeta peruano: “José Santos Chocano: Bienvenido a esta tierra, desde donde la homérica aventura partió, a la grupa fogosa del valor temerario, o en las alas sutiles del astuto valor.

Hacia un cuerno del río vigilando su curso la ciudad oprimiendo y atisbando la mar, Ya habrás visto el gran símbolo que en su mole recata, del Virrey-almirante la mansión señorial.

Tiene rectas entrantes, como una celada, como un énfasis pétreo, traga al frente la luz, y le dan sus almenas, puntiagudas y enanas, de un felino en acecho la graciosa actitud.

Esa fue la aventura: Un Palacio inconcluso, de una gracia terrible, de un hipnótico horror, de unas piedras trabadas tal y tan firmemente, que defraudan y burlan terremoto o ciclón. Para quién es moldearle arquitrabes y plintos, y columnas esbeltas y cornisa gentil, y aliviar duras líneas… ¡Para ti Musagetes! ¡Para ti José Santos!, ¡Para ti, para ti! Fácil es que en su polvo, don Alonso de Ojeda, al saber tu llegada haya alzado una voz, por la roña de siglos displicente y agriada.

Ya llegó con sus artes el Gran Evocador. Y en el mismo convento de los padres Franciscos, es posible y probable y aun seguro que con el medroso pretexto de esquivar tus conjuros, te suscite los manes un exorcizador.

¡No haya miedo! En sus celdas huésped fue Guarocuya, con quien Carlos el Quinto humillose a pactar, y aquietando a las sombras. Es, dirá, de los nuestros, lo ignoráis?… Tan gran inca, como Gran Capitán!

Sabéis-héis que anda tierras; y ha llegado a nosotros, como Anfión el tebano, porque es muy capaz de concluir idealmente con su lira robusta, del Virrey-almirante la mansión señorial.

La visita de José Santos Chocano a Santo Domingo fue toda una apoteosis. De José Santos Chocano había dicho Rubén Darío: “Envuelto en armonía y en melodía y canto, tiene rasgos de héroe y actitudes, de santo”.Y de él mismo dijo el poeta: “Yo soy el cantor de América, autóctono y salvaje. Mi verso se mece con un vaivén pausado de hamaca tropical. Y cuando me siento inca y evoco el coloniaje, parecen mis estrofas trompetas de cristal”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas