El economista José Serulle Ramia sostuvo que las políticas económicas aplicadas en la República Dominicana han estado dominadas, desde la década de 1980, por las orientaciones dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), un organismo que “actúa no en función del interés nacional, sino de los intereses del gran capital internacional”.
Explicó en ese sentido, que no ha habido en sí una política económica diseñada en función de la realidad concreta del país, “ni tampoco de sus exigencias de mediano y largo plazo, que conduzcan al desarrollo integral de la nación”.
“De ahí el carácter diseminado y unilateral de teorías enarboladas y de instrumentos empleados para dar soluciones a los desafíos del desarrollo en los ámbitos de la agricultura, de la industria, del comercio, de las finanzas, de la tecnología, del medio ambiente, de la cultura, de la educación y de la salud, de la vivienda y de la distribución de los beneficios arrojados por la producción e intercambios de los bienes y servicios”, manifestó.
De esta situación emana también –prosiguió-, no obstante los logros en términos de volúmenes de capitales y los niveles de acumulación de riquezas alcanzados, la inmensa brecha que separa a poseedores de dinero y medios de producción de aquellos que viven de su fuerza de trabajo y de esa inmensa porción de la población que vive al día, sin contar a aquélla que está desempleada o a la espera de ingresos provenientes de familiares que tuvieron que emigrar para modificar sus condiciones de existencia.
Serulle Ramia habló sobre el tema al participar como expositor en el Primer Congreso de Economía Dominicana celebrado este martes en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de esa alta casa de estudios y el Colegio Dominicano de Economistas.
Resaltó que la “mano férrea” del FMI se comenzó a sentir en el país al final del período de poder de la fracción trujillista de la burguesía, “y se fue erigiendo en una espada de Damocles que pendía sobre los hombros de la nación desde la década de 1980, cuando la política llamada de ajuste se impuso, debilitando los resortes del Estado, lacerando la existencia de la mayoría de la población dominicana y golpeando fuertemente la soberanía”.
El también escritor, diplomático y exvicerrector de la UASD, quien abordó el tema sobre los “Modelos económicos en la economía dominicana: el bienestar y el capital”, señaló que dada la preeminencia que toma el FMI en la economía dominicana, “nos vimos precisados a estudiar su naturaleza, el alcance y consecuencias de su intervención en lo nacional e internacional”.
Serulle Ramia, doctor en Ciencias Económicas de l Universidad de parís y embajador de carrera, dijo que de ahí surgió el libro “FMI, Capital Financiero y Crisis Mundial”, escrito junto a su esposa Jacqueline Boin y publicado en septiembre de 1983.
Durante su exposición, también se refirió al nivel tal de dependencia que vive el país de las remesas y de dinero provenientes de “fuentes oscuras”.
“Vemos cómo, al cerrarle las puertas del empleo digno a una proporción significativa de personas, de los campos y ciudades, se estimula a la gente a partir al extranjero y a adentrarse en una forma de vida donde el peligro está al acecho”, manifestó.
En ese orden, Serulle Ramia, quien es presidente-fundador de la Fundación Ciencia y Arte, dijo que el capital humano, especializado en el conocimiento, se ve precisado a abandonar al país, “dado los bajos niveles salariales, lo que trae consigo la importación de una fuerza de trabajo extranjera dispuesta a suplir las necesidades en materia de trabajo que ya no suple la población dominicana”.
Este fenómeno –siguió diciendo-, hoy se verifica en las más variadas ramas productivas y en las distintas esferas de la distribución y servicios de la sociedad.
Aseguró que la política económica hasta el momento no ha sido un mecanismo que garantice la adecuada aplicación de medidas económicas que estén dirigidas con prudencia, soberanía y continuidad, con una voluntad y certidumbre de desarrollo integral, “o sea de progreso en la vida social y productiva de la República Dominicana”.
“En este contexto, la modernización del Estado se aprecia en términos burocráticos, y no en todas sus instancias, ya que los niveles de dispendio de los recursos captados por ese instrumento de dominación de clase han contribuido a mantener los niveles de pobreza, explotación y amplias desigualdades sociales”, sostuvo.
Agregó a seguida que por ello “vemos cómo cientos de comunidades dominicanas, en todas las regiones del territorio nacional, viven con tanta estrechez, lo que acelera un éxodo masivo de personas y familias a los grandes centros urbanos y al exterior”.
“Las grandes inversiones, que se hacen manteniendo altos niveles de endeudamiento externo, en vez de corregir el desorden que existe en el uso del territorio y en la mala distribución de las riquezas, de promover el cuidado del medio ambiente, y de los elementos culturales que dan identidad al pueblo dominicano, se dedican a grandes obras que recaen en manos de reducidas empresas, nativas y extranjeras”, expresó.
Serulle Ramia entiende que en estas condiciones es necesario construir las fuerzas sociales necesarias para que el Estado “se encamine por una verdadera reforma y/o transformación de su accionar en todas las esferas”.
“Esta nueva política habrá de viabilizar en los próximos veinte años niveles satisfactorios de existencia para la población dominicana, y colocar al país en los umbrales del desarrollo integral”, dijo.
Señaló en ese sentido, que esto demanda de una política exterior independiente, que procure ensanchar los niveles de cooperación e intercambios científicos, con una determinación de que se imponga la paz y armonía entre los pueblos, reforzando cada vez más los vínculos con Haití, todo el Caribe y la América Latina.
Recientemente los doctores José A. Serulle y Jacqueline Boin pusieron en circulación su reciente obra “Capital y Humanidad” tanto en Santo Domingo como en Santiago de los Caballeros.