Joven espera mano amiga para trasplante de riñón

Joven espera mano amiga para trasplante de riñón

Cuando Robinson Abreu comenzó a dializarse era un chico de 14 años. Al principio no podía aceptar que padecía problemas en los riñones. Siete años después espera un donante que le ayude a seguir vivo.
“Como era bastante joven no podía creer lo que me pasaba, porque quería llevarme el mundo por delante”, manifestó Abreu, a siete años después de iniciar el proceso en el que es sometido a diálisis tres veces a la semana para poder sobrevivir.

Cuenta que en las máquinas del departamento de Hemodiálisis del Hospital José María Cabral y Báez, se alargan sus días. Agradece a los médicos de este centro por el trato afable y humano.

Ahora, con 21 años de edad, el joven residente en el sector La Otra Banda, de esta ciudad, expresa que con el tiempo ha ido adaptándose a la enfermedad, a pesar de que mucha gente llegó a decirle que se iba a morir.

Robinson quisiera que si aparece un donante fuera de alguien que la familia sepa que está en una etapa terminal o en coma, ya que no desea que otros tengan que atravesar por el proceso en el que está ahora.

Expresó que su familia ha tratado de ayudarlo con un trasplante, pero le han dicho que podría traerle consecuencias, por lo que no tiene intenciones de salvar su vida sacrificando la de otras personas. “Lo ideal sería un trasplante de riñón de alguien cadavérico”, es decir, de aquellas personas que están en coma a punto de fallecer”, apuntó.

Abreu cree que los problemas renales pudieron haber surgido porque nació sietemesino. Afirmó que espera superar la enfermedad renal para poder trabajar, casarse y tener hijos.

“Mi mamá dice que hay que seguir adelante y que me agarre de Dios”, dijo quien se vio obligado a abandonar sus estudios cuando cursaba el primer año del bachillerato, pero confía t que los retomará.

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