El deseo de inspirar a niños y jóvenes que habitan en comunidades remotas del país para que hagan suyo el lema “acción ante la queja”, y poco a poco puedan resolver los problemas de su zona por ellos mismos, sin ayuda de las autoridades, ha sido el eficiente motor que ha movido a los integrantes de la fundación juvenil “La Gente”.
Este movimiento, cuyos miembros son jóvenes profesionales de diversas edades, lleva siete años consecutivos visitando durante el mes de agosto, las áreas rurales más recónditas y empobrecidas de esta parte de la isla, donde reina la precariedad, la ausencia de energía eléctrica, medios de transporte, calles, empleos, escuelas… para regalarles “El mascotazo”.
Se trata del proyecto más importante que lleva a cabo esta fundación, integrada por más de 150 jóvenes, el cual consiste en las donaciones de cuadernos, así como lápices, mochilas, marcadores, témperas y demás útiles escolares; acompañadas de charlas motivacionales dirigidas a la clase más joven de dichas comunidades.
Según sus organizadores, durante el tiempo que llevan desarrollando esta propuesta, “La Gente” ha logrado recaudar 35 mil cuadernos que han sido entregados en más de 25 localidades del interior, siendo los beneficiados un total de 8,000 niños y alrededor de 700 jóvenes y adultos.
Según relata Julio Pérez, presidente del movimiento, todo empezó en el año 2006 cuando tanto él como sus amigos del bachillerato Denny Ramírez, Aneury Minaya, Rubén Mejía, Johnny Marcelo, Rubén Burdiez y Omar Rainiero empezaron a hacer turismo interno.
“Siempre hemos sido un grupo de jóvenes bien inquietos que nos encantan los viajes de aventura. Entonces con el objetivo de practicar turismo interno comenzamos a visitar todos los pueblos de República Dominicana. A través de esos paseos nos dimos cuenta que la solidaridad del dominicano no tiene precio, es algo que apreciamos bastante. Llegábamos a cualquier pueblito y la gente nos ofrecía agua, comida e incluso hasta su cama, sin conocernos”, expresa Julio.
A partir de esos momentos, estos siete amigos tomaron la iniciativa de no volver a esos lugares con las manos vacías, porque entendían que se llevaban la experiencia, la hospitalidad y todo el calor humano que les brindaban, y no dejaban nada allí.
Entonces, decidieron aprovechar el poder de convocatoria que tenían durante las fiestas que hacían cuando estaban en el colegio para planear una actividad que denominaron “El juguetazo”, para regalar juguetes a los niños de un campo de Rancho Arriba, en San José de Ocoa.
“Nos vestimos de Santa Claus, Reyes Magos y payasos, y le entregamos los juguetes de una forma muy dinámica. Para nosotros fue una experiencia sorprendente; impactamos y llenamos de felicidad a más de 80 niños de ese paraje. Fue a partir de ahí que nos embarcamos en la entrega de donaciones”, comenta el vicepresidente de la fundación, Denny Ramírez.
No obstante, todo fue un éxito; sintieron que debían regalar algo más que juguetes; objetos que sirvan de herramientas para sembrar la esperanza de un mejor futuro para los niños que viven en esas zonas tan vulnerables.
Entonces reunieron nueva vez a sus amigos y conocidos para recopilar útiles escolares. Se propusieron reunir 500 cuadernos y sus expectativas fueron sobrepasadas, puesto que lograron reunir 800 para llevarlos a La Colonia, en Neiba.
Pero, este grupo de amigos que se animaron a visitar ese apartado rincón de la región Sur con sus propios vehículos, dinero y tiempo, y sin esperar nada a cambio, para inspirar a través de útiles escolares a los niños y jóvenes que menos beneficios reciben de toda la sociedad, precisamente por lo apartado y remoto de su lugar de origen, no deseaba realizar las donaciones de una forma monótona y poco interactiva, se motivaron a hacerlo de una manera diferente.
“No queríamos dar por dar. Se nos ocurrió efectuar esta iniciativa desarrollando más que una donación, una fiesta a los niños con payasos, música, pintacaritas, dinámicas, picadera y hasta charlas para motivarlos a luchar por el bien de su localidad”, expresa José Ramírez, quien funge como secretario de la fundación.
Apunta que mediante todas las charlas ofrecidas durante los siete años que lleva “El mascotazo”, específicamente orientadas a la clase joven, los inducen a crear programas dirigidos por ellos mismos.
“Que descubran que pueden crear grandes cosas por la mejoría de su pueblo, sin esperar la ayuda del Gobierno. Que tomen conciencia de que juntos tienen la maravillosa capacidad de llevar a cabo jornadas de limpieza, reforestación, actividades culturales, programas de ayuda a los envejecientes…”, indica José.
Una voz de esperanza. Sobre los comentarios que muchas personas externan en cuanto a la perdición de una gran cantidad de jóvenes de nuestra sociedad, los miembros de “La Gente” opinan que muchos están creando acciones positivas para encaminar el país hacia un mejor futuro.
“Los buenos somos más; los que estamos creando iniciativas para un mejor porvenir somos mayoría. Si se hace una comparación entre los jóvenes que están estudiando y sembrando frutos positivos para cosechar el bien de la nación, y los que andan en malos pasos, se puede demostrar que los primeros llevan la delantera. El problema radica en que aquí lo negativo resalta ante lo positivo”, manifiesta Denny.
Agrega que los miembros de la fundación, desean que se rompa el mito acerca de que la juventud está perdida y que todo el pueblo esté consciente que miles de jóvenes están creando proyectos grandiosos por el empuje del país.