En la comunidad de Cañafistol, Baní, desde hace casi cinco años los jóvenes del lugar trabajan constantemente para mejorar espacios públicos, a lo que se suma su apoyo en diversas actividades sociales y comunitarias de la zona. Se trata de un grupo que comenzó a formarse paulatinamente y con mucho entusiasmo, según reconocen varios de sus miembros.
Rusbel Torres, contó que primero comenzó un grupo reducido haciendo actividades recreativas para niños especiales en las secciones de Cañafistol y Villa Sombrero, “con el tiempo se han ido sumando otros. De esa manera el grupo siempre se renueva”, dice.
Torres explica que movidos por el interés de trabajar por su comunidad, se acercaron a la Fundación Alto Nivel, que preside Milton Vargas Villegas y le manifestaron sus deseos de contar con una organización que impulse su comunidad.
“Y así nació aquí la extensión de la Fundación Alto Nivel Cañafistol, integrada básicamente por jóvenes”, dice Rusbel de 18 años quien desde entonces preside la filiar de la Fundación Alto Nivel, en Cañafistol.
Quienes visitan el lugar, pueden ver la tarea que realizan estos jóvenes en esta localidad, donde recientemente reunieron a 50 niños en condiciones especiales con síndrome de Down y discapacidad motriz y le celebraron una fiesta, además de limpiar las calles y realizar labores de reforestación.
La importancia de la fiesta. Yumilda Castillo, encargada de organizar las actividades recreativas para los niños, explica que se trata de niños a los que nadie invitaba a los cumpleaños, incluso sus más cercanos les niegan esa posibilidad.
“Nosotros lo que hacemos es un gran cumpleaños con las mismas dinámicas, desde la música, payasos, globos… para que ellos vivan esa experiencia igual que otros chicos”, dice.
Con los abuelos. Además de su labor con los niños, también sienten especial afecto por los envejecientes, los visitan en los ancianatos y le hacen una cena especial para festejar Navidad.
Otras iniciativas concretadas, han sido colaborar con tradicionales festejos como: el carnaval, de la madre, del padre, de la mujer, Reyes Magos, entre otras, en un trabajo conjunto con la organización matriz.
Los recursos. Para realizar estas actividades los chicos tienen que salir a tocar las puertas de políticos y comerciantes de la provincia Peravia. Al respecto, los jóvenes, comentaron que el apoyo que siempre les dan a este grupo realmente es muy significativo y hace posible la realización de las actividades.
Reforestación. En la actualidad están madurando un proyecto para entregar árboles frutales y semillas a los niños para que la planten en sus casas y fomentar así el respeto por el medio ambiente en los más pequeños.
“La idea es también poder sembrar en aquellas zonas que lo necesiten con el fin de reforestar la región y mitigar el cambio climático”, apunta Miguel Báez otro de los chicos de la organización.
Siembra de amor. El grupo manifiesta que su pasión es el servicio comunitario, “trabajamos para provocar cambios en nuestro entorno que deje como resultado mejoras significativa en nuestro entorno y cultivar en cada persona el arte de ayudar a otros, hacer que aprendamos a ser más proactivos y efectivos, lograr con pequeños cambios grandes éxitos”.
Para el futuro. Quieren contar con una comunidad empoderada y potencializada en liderazgo comunitario, empresarial y educacional, que sus lugareños exhiban éxitos en diferentes aspectos del ser humano.
Junto a Rusbel, Yumilda y Miguel, trabajan con unión y esfuerzo realizaron el trabajo gratuitamente por su pequeño pueblo: Anny Marilú Arias, Lisbeth González, Loren González, Mary Jiménez y Yarlenis Arias.
Actualmente se reúnen semanalmente y están pidiendo colaboración para ejecutar sus proyectos solidarios.