POR ODALIS MEJIA
El sacerdote Willian Batista Jáquez, coordinador de la pastoral juvenil de la parroquia María Auxiliadora, advirtió ayer que jóvenes están abandonando la escuela en búsqueda de empleos para su sustento económico debido a la difícil situación económica y social que se vive en el país en los actuales momentos.

Dijo que el problema se agudiza más cuando tampoco pueden encontrar un trabajo digno que les cubra sus necesidades principales, lo que conlleva que se desesperen y comiencen a delinquir.

«Están dejando las escuelas porque tienen que irse a trabajar para ayudar a sus familias. Muchos dejan la escuela pero tampoco consiguen un trabajo digno y llegan a un momento de desesperación y son empujados por la situación económica, política y social que estamos viviendo», alertó.

Al oficiar una misa por la juventud, en la parroquia María Auxiliadora, Batista señaló que no se puede decir que los jóvenes son malos en sí, ni que tienen predilección por delinquir, sino que están carentes de oportunidades.

Resaltó que el pueblo dominicano está perdiendo la esperanza y los jóvenes como son más vulnerables, sienten esa desesperanza aprendida más directamente  y no ven un futuro claro y cierto.

Expresó que regularmente los jóvenes no encuentran apoyo cuando se encuentran en situaciones de dificultad, lo que les lleva a cometer errores.

«Muchos se ven envueltos en situaciones delictivas porque son empujados por la situación social pero no porque tengan predilección por delinquir, y muchos quieren volver atrás pero tampoco encuentran apoyo y son siempre catalogados, juzgados y se les da poca oportunidades», indicó.

Batista consideró que esa falta de oportunidades es la que provoca en los jóvenes respuestas de inadaptación social.

Es por tanto, apunta, que desde la parroquia María Auxiliadora se trabaja en programas de ayudas a niños y jóvenes a través de formación, capacitación y acogida para aquellos que no tienen hogar.

Mediante el programa «Canillistas con Don Bosco»  se acoge y forma a adolescentes que se encuentran en las calles para que estos puedan integrarse socialmente y activamente  y busquen nuevas oportunidades en la vida.

El sacerdote señaló que este proyecto trata sobre todo las situaciones de marginalidad en que viven adolescentes de las comunidades pobres  para enseñarles un modo de vida diferente, educarlos,  que no dejen la escuela y, en lo posible, se pueda erradicar el trabajo infantil.

«Estamos haciendo un trabajo de revalorización de la autoestima y del orgullo nacional. Que los jóvenes  puedan sentirse dominicanos primero y sentirse orgulloso de una patria y una nación y que después puedan comprometerse con la construcción del futuro de esa nación», destacó.

Destacó que este trabajo de acompañamiento se hace también con la capacitación de los padres para  que éstos puedan conseguir un empleo digno, aumentar el nivel de ingreso y que los niños no tengan que trabajar.