Hoy 
POR MARÍA MERCEDES
Las calles empedradas de la Ciudad Primada de América fueron copadas por alrededor de diez mil personas que buscaban antifaces, collares y lentejuelas para divertirse en una celebración carnavalesca y multicultural que identifica a la ciudad estadounidense de Nueva Orleans.
Se trataba de la segunda versión del Miller Mardi Gras, fiesta que inició pasada las 10:00 de la noche. Para su realización, el espacio colonial elegido fue en la calle Hostos, desde la calle Luperón hasta la Arzobispo Nouel, por lo que los bares Abacus, Nowhere, Mesón de Bari, Mesón de Luis y Bobos formaron parte del montaje.
La decoración de la calle Hostos estuvo a cargo del maestro Fidel López, quien interpretó a la perfección los sentimientos de todos los allí presentes, con telares que cubrían la calle y cañones de confeti que pusieron el toque festivo indiscutible a esta celebración.
El ambiente festivo fue complementado por zancos, enanos, collares, plumas y antifaces. La música estuvo a cargo de los maestros de los platos, Raziel y Sandra Collins.
A medida que el público iba llegando fue ocupando los espacios seleccionados para la celebración, por lo que no quedó en toda la zona un centímetro de suelo sin que fuera tocado por la algarabía de la fiesta.
