Comenzando por el proceso mismo de creación del negocio, el éxito de sus acciones y hasta el perfil de sus creadores, Jugos Caribé es un singular caso de éxito de un grupo de jóvenes dominicanos.
La idea surgió en 2014, cuando Luis Solís, su principal creador estaba cursando una Maestría en Administración (MBA), en Virginia, Estados Unidos. En una visita a República Dominicana junto a compañeros de clases, ve la reacción positiva de estos al probar por primera vez el jugo de chinola, una fruta poco introducida comercialmente en el mercado de EEUU.
Y es así como decide apostar por su idea, de ofrecer jugos de frutas tropicales. “De regreso a Estados Unidos junto a unos amigos desarrollé la producción de cuatro variedades de fruta: chinola, guayaba, cereza, y limón y carambola”, cuenta.
¿Qué es lo diferente? Karina Domínguez, gerente marketing de la empresa y amiga de Solís desde el colegio, explica que este producto se elabora con pulpa de frutas, agua y jugo de caña, sin conservantes ni azúcar añadida.
Explicó además que la comercialización inicial fue en tiendas naturales y de comida saludable en Virginia en agosto de 2014, pero que a la fecha se distribuye en quince estados de Norteamérica, incluyendo Washington D.C. y Nueva York, y desde diciembre de 2017 está en República Dominicana.
De vuelta al patio. Luego de explorar el mercado anglosajón, Solís regresa al país, junto a los amigos que creyeron en su “jugosa idea”, monta su propia fábrica en el municipio de Nigua, San Cristóbal y da empleo a más de 40 personas.
Los creadores de esta marca garantizan su producto y aseguran que posee la autenticidad de los jugos que preparamos en nuestros hogares. “Hemos incorporado en el mercado local una tecnología innovadora mediante el prensado en frío, para mantener los nutrientes vivos e intactos, y el uso de tecnología HPP, que alarga la vida útil de los mismos hasta por cuatro meses si se mantienen refrigerados”, explican. “No hay ningún jugo en República Dominicana que se comercialice actualmente con esta tecnología”, prosiguen.
Integrar al campo. Alrededor de 30 productores locales recogen manualmente la fruta en las provincias de Monte Plata, Azua, Barahona, Puerto Plata, Constanza, El Seibo, San Francisco de Macorís y Samaná (estas tres últimas para la recogida de chinola) y esa actividad es una de las que más disfrutan estos chicos, debido a que les apasiona incentivar la producción local.
“Dejar huella en las comunidades con las que trabajamos, para nosotros es muy importante”, apunta Karina Domínguez.