París.- La Alta Joyería de Chanel bailó en la Semana de la Moda de París sobre el escenario del Teatro de los Campos Elíseos, mientras que la de Chaumet soñó con la actualidad en los fastuosos salones de su palacete en la plaza Vendôme.
Chanel quiso remontarse al estreno en 1913 en París de «La consagración de la primavera», de Igor Stravinski, para festejar ese espíritu vanguardista del que surgió la «Café Society», un exclusivo movimiento que reunió a aristócratas y artistas a lo largo de varias décadas, entre 1920 y 1960.
Según fuentes de la firma francesa, también buscó emular esta intención rupturista con una colección que no reproduce los símbolos emblemáticos de la casa, como las estrellas o los leones, pero mantiene una brisa de camelia.
Sobre las tablas en las que se danzó a Stravinski, se expusieron joyas que se movieron como la bailarina principal, aguardaron entre bambalinas o se incorporaron al decorado.
La música estuvo presente en collares como el «Charlestón», que rememoró los años veinte del siglo pasado con los flecos y el contraste entre los diamantes blancos y el ónix negro, u otro que reprodujo la estructura del pentagrama.
El cristal de roca en placas transparentes se engarzó entre estructuras rectangulares de oro blanco y diamantes, mientras que los zafiros azules y amarillos, las espinelas, los granates naranjas y tsavoritas colorearon la línea «Café Society».
La pieza protagonista de este recital fue un collar, con un diamante amarillo de doce quilates y más de 1.200 horas de trabajo, cuyo valor ha sido fijado por Chanel en casi dos millones de euros (2,7 millones de dólares).
La firma de joyería y relojería Chaumet mostró su última colección en el número doce de la plaza Vendôme, en el edificio que acogió la Embajada de Rusia en el siglo XIX y en el que también residió el compositor Frédéric Chopin.
La casa es heredera de Marie-Etienne Nitot, joyero de Napoleón que aprendió el oficio con el artesano que surtía de lujo al último rey de Francia, Louis XVI, y a su esposa, María Antonieta.
Chaumet considera pues que sus orígenes se remontan a 1780 y, por tanto, a un periodo turbulento que afectó a los talleres de joyería con la Revolución Francesa.
Como comunicaron desde el departamento que gestiona su patrimonio, Nitot comprendió la importancia que tenía para Napoleón esta fina y ostentosa artesanía del lujo en la construcción de su imagen.
Una de las piezas principales que el joyero diseñó para el mandatario fue la espada consular, en la que engastó el famoso diamante «Regent» de 140 quilates, hoy propiedad del Estado francés.
La casa adoptó la nomenclatura actual en 1890, con el primer jefe de taller de la familia Chaumet, y en 1907 abrió su primer estudio para recibir a la clientela en Vendôme.
En la actualidad, Claire Dévé-Rakoff, la primera mujer directora creativa de la firma, tiene la misión de insuflar un aire nuevo, con la misma vitalidad que demostró en su etapa en Jean Paul Gaultier, en la que diseñó unos pendientes de la película de Pedro Almodóvar «Mujeres al borde de un ataque de nervios».
Su colección, que explora las luces del agua, cuenta con 54 piezas que oscilan en una horquilla de precios entre 960.000 y 84.000 euros (de 1,3 millones a 114.399 dólares).
Un collar en cristal de roca blanca con diamantes se ajustó con rigidez y apertura frontal, mientras que en otro diseño los zafiros pasaron del azul al amarillo en degradado o las cuentas de lapislázuli se ensartaron en un recuerdo de los años veinte. EFE