Juan Bosch, Báez Guerrero y yo

Juan Bosch, Báez Guerrero y yo

El distinguido periodista José Báez Guerrero tiene derecho a no simpatizar con la obra y el pensamiento político del profesor Juan Bosch, y en cambio ser admirador del doctor Balaguer.

Pero al criticar algunas de las tesis de Bosch e intentar disminuirlas y ridiculizarlas y más todavía, al calificarlo de “rabioso” e “intolerante”, traspasa el límite de la objetividad y utiliza calificativos inapropiados frente a uno de los personajes más fecundos y eminentes de la historia dominicana.

En su artículo publicado en el periódico Hoy el diecisiete de octubre de este año, no solo emplea estos calificativos hirientes y ofensivos sino que lanza la especie de que cuando Bosch salió del país “favorecido” por un permiso de Trujillo, “dejó detrás su familia y otros compromisos” que según su opinión, “cualquier biógrafo serio cuestionaría”.

Como se puede apreciar, Báez Guerrero no juzga al personaje con el equilibrio, la objetividad y el respeto que merece el insigne escritor y político vegano, dada la trascendencia que alcanzó en el ámbito nacional e internacional.

Si Bosch declaró en un momento dado que  a Caamño lo trajeron congelado a Playa Caracoles, ciertamente se trató de un error, de una equivocación que pudo haber tenido su origen en una  mala información.

Pero al tocar ese tema yo me pregunto entonces, en cuál posición colocaría el periodista al presidente Joaquín Balaguer en tanto que Caamaño fue detenido con vida por el ejército bajo su mando y posteriormente fue cobardemente acribillado por altos mandos militares.

Y es que en su análisis no se aporta una sola prueba de que Bosch tuviera conocimiento previo de la arriesgada expedición de Playa Caracoles organizada por Caamaño, y en caso de que lo hubiese tenido, de que estaba  comprometido  con la misma.

En efecto, es bien sabido que Bosch no apoyó la idea de que Caamaño se embarcara en un proyecto de esa naturaleza, conforme al testimonio de las personas que tienen autoridad para referirse al tema, algunos de los cuales se encuentran vivos.

Al cuestionar su salida del país en la Era de Trujillo, le niega el mérito a Bosch de que, en vez de colaborar y comprometerse con el régimen como lo hizo el doctor Balaguer, buscara la forma de salir al extranjero y permanecer en el exilio para combatir y denunciar la dictadura arriesgando su vida al fundar el PRD y participar en la organización de la expedición de Cayo Confites en 1947.

Injustamente también califica de intolerante al presidente que auspició la Constitución más progresista y democrática de la historia nacional, y a quien garantizó como ningún otro gobernante la vigencia plena de las libertades públicas y los derechos humanos.

¿Cómo calificaría entonces al doctor Balaguer y sus terribles y sombríos doce años de gobierno? ¿Cuál epíteto emplearía para describir su consabida actitud de no reconocer a los hijos que procreó? ¿Se atrevería  Báez Guerrero a calificar públicamente de disparates y estúpidos su “Tebaida Lírica” y otras obras intrascendentes de la autoría del caudillo reformista?

Juan Bosch es un símbolo de la democracia, la libertad y la literatura hispanoamericana que ha merecido el respeto y la admiración de figuras de renombre mundial como Gabriel García Márquez, Nicolás Guillén, Mario Vargas Llosa y Osvaldo Guayasamín, entre otros escritores, intelectuales, artistas, instituciones, jefes de Estado y líderes políticos de reconocimiento internacional.

Si cometió yerros como ser humano que fue, estos no empañan su ilustre e íntegra trayectoria pública y privada, la cual puede y debe servir de ejemplo e inspiración a la sociedad dominicana.

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