Juan Bosch crece en la historia

Juan Bosch crece en la historia

El 25 de ese mes se cumplió medio siglo del azaroso golpe de Estado que depuso al presidente Juan Bosch y, con él, al primer gobernante democrático y las primeras elecciones libérrimas luego del ascenso del presidente Horacio Vásquez en 1926.

Al retornar  Juan Bosch al país luego del ajusticiamiento del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, el Consejo de Estado presidido por el jurista Rafael Bonnelly organizó elecciones generales realizadas el 20-12-62 en la que Bosch obtuvo 619,491 votos y Unión Cívica Nacional 317,327, una humillación que los poderes fácticos de entonces, incipiente burguesía, militares trujillistas y la cúpula de la iglesia católica, no tuvieron la nobleza de asimilar y se decantaron por la sedición y la deposición del presidente electo.

Era infinita la ambición y especulación de los poderes fácticos que estructuran todas las sociedades, económico, militar y religioso, centrados en la inmensa estructura económica que organizó para su provecho El Perínclito Barón de San Cristóbal, mientras que los ejes centrales motivacionales en Bosch se orientaban a organizar una sociedad justa, democrática, participativa, decente y honesta para redimirla de la estructura medieval que la definía.

La Constitución del 29-4-1963, la más avanzada redactada, similar a la de Moca de 1857, que postulaba la instrucción laica, límite a la propiedad rural, instituía el divorcio, prohibía la reelección, y las prédicas reiterativas estrictas de Bosch en el manejo de los recursos del contribuyente, forjaron los goznes que cerraron las puertas a esas luminosas iniciativas ciudadanas.

 Hoy, a medio siglo de naufragar esa promesa de redención social, Bosch se  yergue con el respeto y la admiración de sus paisanos, y quienes malograron los sueños de los irredentos, yacen sepultos en el olvido y desprecio colectivo.

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