Juan Bosch: estreno de la democracia

Juan Bosch: estreno de la democracia

Estamos   en  vísperas  de  la  conmemoración  del   50 aniversario  del  estreno  de la   democracia, con  la  juramentación  del  profesor   Juan  Bosch como   presidente de la  República, poco  antes  de  cumplir  54 años  de edad. La  ceremonia se  realizó  en  la  explanada del  Congreso  Nacional,   el miércoles,  27 de  febrero de  1963,  a  las   12:09    de la tarde.

Ya  antes, un  año  y  casi cinco meses atrás, había  llegado la  democracia  a la  República  Dominicana, cuando  el  profesor  Bosch   descendió,  a las   4 de la tarde,  del  avión de Panamerican  en que regresó  al país,  el  20 de  octubre de  1961,  cerca de  un   cuarto de siglo como exiliado, en  lucha  permanente  contra  la  dictadura  de  Rafael Trujillo  y otras  tiranías  americanas. Este  hecho  estuvo precedido, en un  año y  tres  meses, el  5 de julio  de  1960,  por la  llegada   a  territorio   nacional de una  comisión  de dirigentes   del   Partido  Revolucionario Dominicano (PRD), enviada  por el propio   Bosch  en su  condición de líder  de la  organización.

Tras los  sucesos del  ajusticiamiento  de Trujillo, el  país   bullía  en sus ansias  de  libertad. El mismo  día del  regreso de  Bosch  a su patria,    se  produjeron los incidentes  de la  calle  Espaillat, en la  Zona  Colonial: hubo  varios  muertos  en los  enfrentamientos   entre   policías y estudiantes. Estos últimos  se movilizaban  en  repudio a  la  permanencia en el país  de  remanentes del trujillismo.

Desde  una  óptica  bíblica, a  Bosch   le  tocó  jugar, en ese  momento,  los  roles  de  los  Juanes  y  de Jesús de  Galilea. Cual  Juan  el  Bautista  anunció  las  buenas  nuevas de  la  democracia y  de la justicia  social en la  República  Dominicana. También,  el  papel  de  Juan  el  Evangelista. Como  Jesús,  hizo  suyo  el  drama  del  pueblo, de las masas, los  reconoció  como  sujetos, como  actores   de la  historia, no como  objeto, para  conducirlos por el camino de su  propia  liberación.   

Al  llegar  a  la  Casa  Nacional del  PRD,  en El Conde, frente  al parque  Colón, ese  20  de  octubre, pronunció un discurso memorable. Dijo:

“Pongo pie  en  mi tierra en  circunstancias  difíciles para los  dominicanos. Encuentro al llegar, y  lo  sabía por  noticias que  tenía  en  mi ruta,  un  estado de   agitación que no parece sino  provenir, como  la  fruta terrible de una situación prolongada, del miedo que ha  estado  padeciendo  nuestro país, nuestro pueblo,  y el odio que se ha  sembrado en  su corazón. Durante  toda una generación, se ha  estado  sistemáticamente  inoculando el odio en el alma  dominicana.

“El  odio   responde  hoy  con  furor  popular. No podía  ser de otra  manera. Tenía que ser  así. Debió  haber  aparecido a tiempo una mano que  colocara sobre  las  heridas del  pueblo  el bálsamo  de la  convivencia, el bálsamo de la  democracia,  el  bálsamo   de las   libertades populares.”

Y proclama  casi  al final de   su  mensaje: “Yo  estoy  dispuesto a hacer cuanto deba hacer,  a  arrodillarme ante quien  deba  arrodillarme, para que podamos sacar  de mi humillación, si  es  necesaria, y  de la  disposición de  ustedes, que  es  imprescindible, una  fórmula de   convivencia  democrática”.

En  realidad,  el  discurso de  toma  de  posesión de  Bosch   en  febrero de  1963, además de  su  trascendencia  histórica  por el momento en que se dijo, lo  es también por  su  proyección  como  pieza  oratoria. Una  especie  de declaración de  principios  y  programa de  gobierno. Entre  ambos  discursos es  obvia la  conexión, por el  aliento,  la  visión:  

“Como  país  americano nos  hallamos  en el centro  de la gran  corriente revolucionaria que  está sacudiendo al  Nuevo  Mundo, y  si  tomamos en cuenta  que esa  fuerza poderosa es  más  potente en  países que no pudieron desarrollarse a  tiempo debido a que se lo  impidieron las  tiranías u otras fuerzas sociales negadas al progreso, debemos  admitir  que en  la  República  Dominicana estamos   obligados a  avanzar de prisa, tan   de prisa como  sea posible hacerlo sin  salirnos en  momento  alguno de las  normas  democráticas…”.

En el  estreno  de la  democracia, estuvieron  presentes los  Padres  de la  Patria: ”Este  día de  Juan  Pablo  Duarte, de  Francisco  del  Rosario  Sánchez, de Ramón  Matías   Mella, a  cuya memoria ofrendamos   este  acto…”.

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