Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación*

Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación*

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“Es innegable que en la Mansión Presidencial se está gestando una tiranía que amenaza al pueblo dominicano».
Juan Bosch
Puerto Rico, Hostos y su obra. Con la firme intención de hacerse escritor inicia su vida de expatriado. No podía imaginarse que aquel 13 de enero de 1938 iniciaba un largo exilio de casi 24 años que terminaría el 20 de octubre de 1961, luego de haber transitado por numerosos países del centro, sur y norte de América, la vida y los acontecimientos políticos desviarían sus propósitos de hacerse escritor y le conducirían por los caminos que su propia sensibilidad social, como era de esperarse, le vislumbraba: la política militante.
Al instalar residencia en San Juan, se hace asiduo colaborador de las revistas Puerto Rico Ilustrado, Alma Latina y, de La Habana, Carteles; muchos de esos cuentos provenían de la segunda edición de Camino real [1937]; hace lo mismo en otras revistas de la región adquiriendo rápidamente la reputación de escritor.
Como el azar ordena bien las cosas, Bosch se apersonó a la Biblioteca Carnegie,de Puerto Rico, y al preguntar si había allí algún trabajo que pudiera desempeñar, le sorprendió la noticia de que el comité Pro-Centenario del nacimiento de Eugenio María de Hostos tenía programado la edición de las obras completas del ilustre pensador boricua y fue contratado para que supervisara la transcripción dactilografiada de sus manuscritos. Ese sería pues el momento más importante de su aún joven carrera intelectual: “Si mi vida llegara a ser tan importante que justificara algún día escribir sobre ella, habría que empezar diciendo: Nació en La Vega, República Dominica el 30 de junio de 1909; y volvió a nacer en San Juan de Puerto Rico a principios de 1938, cuando la lectura de los originales de Eugenio María de Hostos le permitió conocer qué fuerzas mueven, y cómo la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”, escribe Bosch en el prefacio de su Hostos, el sembrador:
La influencia que ejerció Hostos en Bosch es tan importante que aún luego de proclamarse marxista treinta y cinco años más tarde mantenía su admiración por el humanista caribeño.
El único medio de medir el talento de un escritor es su trabajo, decía el novelista francés Gustave Flaubert. Bosch nunca faltó a ese principio, era un trabajador infatigable. En su primer año en Puerto Rico inicia una exhaustiva revisión de La Mañosa, escribe la primera parte de su desaparecida novela El Pueblo y redacta Hostos, el sembrador. Incursionando, por primera vez, en el género biografía.
Todavía persistía en ser escritor y busca publicar El Pueblo y La Mañosa (ya revisada) en Argentina; solicita, con esa finalidad, los buenos oficios de Pedro Henríquez Ureña sin éxito: “Ahora estoy pensando”, escribe a su reconocido compatriota, “en hacer aquí [en Puerto Rico] una edición corregida de La Mañosa. Quiero talarla de muchas inconveniencias literarias. La dejaré siempre sin caer sobre el habla, porque yo entiendo que lo importante no es conservar la prosodia, sino la sintaxis, y porque además no quiero restarle nada en claridad.
‘Para esta edición quisiera pedirle una cosa que, a nadie, ni siquiera a mi hermano, le pediría. Se trata de un párrafo suyo, de no más de veinte o veintiocho palabras, que exprese su opinión, sea mala o buena. Es que como necesito venderla para vivir, quisiera sacarla con unas palabras suyas, por ser Ud. dominicano, y porque el nombre suyo es de por sí un pasaporte. Ahora bien, no le pido un elogio, sino un juicio, y de no más de veinte o veinticinco palabras”.
Al concluir la transcripción de los manuscritos de las obras de Hostos, la Editora Cultural, S.A., de La Habana obtuvo la licitación para su publicación. Bosch fue entonces designado para dirigir la edición y hubo de trasladarse a La Habana en donde le esperaba un cambio mucho más radical que el que experimentó en Puerto Rico su carrera intelectual cuando conoció la obra de Eugenio María de Hostos: la fundación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y su participación, tras bastidores, junto al líder del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), Carlos Prío Socarrás, en la política cubana.
La Habana, una escuela de política. Al llegara La Habana en enero de 1939, su reputación de escritor y hasta las razones por las que había salido de República Dominicana le precedían. En el puerto de la capital cubana le esperaba el Dr. Enrique Cotubanamá Henríquez con la doctrina de lo que luego sería el PRD, la organización política que se convertiría en la más importante y de mayor influencia del exilio dominicano.
Como el azar ordena muy bien los hechos, resultó que el Dr. Henríquez, además de hermano del ilustre Pedro Henríquez Ureña, era cuñado de Carlos Prío Socarrás, uno de los líderes del Partido Revolucionario Cubano (PRC-auténtico). Henríquez presentó Bosch a su cuñado dando lugar a una amistad que lo insertaría en las altas esferas políticas de Cuba.
Esa amistad le abrió además el camino a la actividad política a pesar de su marcada vocación de escritor. Cuando Prío fue elegido diputado constituyente designó a Bosch su asistente y le encargó revisar el estilo de la Constitución cubana de 1940 (una Constitución muy influida, entre otras, por la de la República de Weimar de 1918).
Unos días después de la reunión fundadora del PRD, Bosch asumió su dirección a pesar de que todavía persistía en ser escritor: “Quiere decir que sin darme cuenta nací a la literatura con un afán de servirle a mi pueblo. Si encontré otro camino de servirle fue la política”, diría años después y agrega: “[…] Cuando fundé el Partido Revolucionario Dominicano no lo fundé para ser su líder. No. Lo fundé con el propósito deliberado de que el líder fuera otro y me esforcé en que esa persona se destacara como líder, pero ocurre que no tenía las condiciones. Entonces tuve que pasar a ocupar su puesto. Pero esa persona no tenía las condiciones ni tampoco los otros dominicanos en el exilio las tenían, porque veían a Trujillo en una forma errónea. […] Yo, que no era marxista entonces, lo veía de otra forma, es decir, lo veía como el hombre que necesitaba el poder para convertirse en el empresario del desarrollo capitalista de la República Dominicana”.
Poco después de su llegada a La Habana en diciembre de 1939 la Editorial Trópico da a la estampa Hostos, el sembrador. Esta obra, resultado de su estudio de la vida y obra del ilustre humanista puertorriqueño. Hostos fue, sin duda, el primer pensador que organizó sus conocimientos por un camino bien definido y que probablemente le despejó la ruta de la política: “Hostos fue para mí, en realidad, un maestro a través de su obra, que transformó mi destino”, dice, e inmediatamente completa: “Antes de leer su obra yo era un proyecto, un proyecto no claro, no bien concebido ni expresado, un proyecto de hombre que quería hacer algo por su pueblo y por los pueblos latinoamericanos. Y después de eso… después de haber leído completa su obra, entonces ya yo sabía qué hacer para servir a mi pueblo y servirles a los pueblos de América Latina”. Poco más tarde (enero de 1940), La Verónica, la casa editora del poeta español Manuel Altolaguirre, reedita La Mañosa (edición revisada).
La notoriedad de Bosch en tanto autor de cuentos se consolida al recibir el premio Hernández Catá por “Luis Pié”. En Santo Domingo, a pesar de estar bajo la dictadura de Trujillo, “El socio” obtiene el primer premio de los Juegos Florales Hispanoamericanos. Sin perder de vista su intención de ser escritor publica, en La Habana, Dos pesos de agua (1941), una colección de cuentos integrada por textos publicados en Carteles, Puerto Rico Ilustrado y Alma Latina entre 1936 y 1940. Su notoriedad intelectual le permite firmar un contrato de exclusividad con la prestigiosa revista Bohemia. Sigue cosechando triunfos literarios y obtiene el premio Hatuey con motivo del Primer Centenario de República Dominicana en 1944 por su ensayo “La mayor aventura americana”.
Sin embargo, a pesar de sus éxitos como escritor, la actividad política ganaba cada vez más terreno en su carrera intelectual yen 1944 Carlos Prío Socarrás, entonces primer ministro de Cuba, le designa su asesor. Una posición que le permitiría observar, en primera fila, la vida política cubana.
Entre sus actividades junto a Prío Socarrás, dirigió, tras bastidores, Siempre, periódico del Partido Revolucionario Cubano (auténtico). Durante unos meses de ese año mantuvo igualmente una columna de opinión en Información con temas políticos e internacionales.
A pesar de su rápida inserción en la vida política cubana, Bosch trataba de abrirse paso como escritor en los ambientes literarios de La Habana logrando convertirse en una referencia obligada como cuentista. Sobre ese tema dictó una conferencia en el Instituto Hispano-Cubano de Cultura titulada “Las Características del cuento”. Este no era su primer acercamiento a una teoría del género. Desde que se inició en la literatura le inquietaba conocer los hilos que movían la categoría literaria con que buscaba expresar su sensibilidad artística.

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