Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación*

Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación*

(3 de 6)

“Es innegable que en la Mansión Presidencial se está gestando una tiranía que amenaza al pueblo dominicano”.
Juan Bosch
En diferentes entrevistas concedidas luego de su regreso a Santo Domingo en 1961, explica que en un principio se sacaba el cuento de adentro, de las entrañas, como le sucedió con “La mujer”: “me sacaba el cuento de adentro”, dice. “Como una mujer se saca el hijo de la placenta o de la vagina, así me sacaba yo el cuento: de adentro, de mis recuerdos. Es más, una vez me puse a escribir una carta […] a Mario Sánchez Guzmán. Y de ahí no pasé porque en el mismo papel lo que me puse fue a escribir un cuento y resultó ‘La mujer’”.
En otras entrevistas dice que se dio cuenta de que dominaba la técnica del cuento al escribir “El río y su enemigo” en 1940. En la conferencia de 1944 expone, por primera vez, que se trata del relato de un hecho único y que en el mismo debe privilegiarse la acción.
La actividad política seguía ganando terreno en la vida de Bosch y, como alto dirigente del PRD, fue encargado de importantes misiones políticas en Centroamérica, Venezuela y Haití. Viajes que lo pondrían en contacto con líderes latinoamericanos enemigos de Trujillo como Arévalo (Guatemala), Betancourt (Venezuela). Una etapa muy importante en su incipiente carrera política.
“Me sacaron de Cuba [la dirección del PRD, GPC]”, dice Bosch, en la entrevista que me concediera en 1975, “porque ya se tenían celos de mí, de mis relaciones en Cuba, del papel que yo jugaba allí y propusieron que yo viajara por países de América Latina a hacer propaganda contra Trujillo […]. Yo tenía que buscar trabajo en México para vivir en México, o adonde fuera. Doña Carmen trabajaba entonces, estábamos en plena guerra, en una oficina de publicidad en contra del fascismo, del nazismo, y yo traducía esa publicidad del inglés al español. Incluso traduje de Lincoln el discurso del cementerio de Gettysburg. Y esa versión mía en español pasó a ser la versión oficial del Departamento de Estado. Había que salir para México, me las arreglé para salir, doña Carmen se quedó en La Habana esperando noticias mías, después ella me acompañó a México. De México fuimos a dar a Guatemala, de Guatemala a Costa Rica y de Costa Rica a Panamá. De Panamá a Venezuela. Esos viajes tuvieron una gran importancia en mi vida, porque empecé a relacionarme con los hombres públicos de esos países: los presidentes de la República, los líderes políticos. Y eso tuvo sus resultados muy buenos en la lucha contra Trujillo. Ahí comenzó el trabajo que yo considero más importante que me tocó hacer en el exilio: conectar entre sí a líderes políticos e incluso a jefes de gobierno y de Estado en la lucha contra Trujillo”.
En represalias a esa campaña desplegada por Bosch en Centro y Sur América, Trujillo encarcela a su padre y le acusa de proxenetismo y de otros delitos. Sin embargo, Bosch no cede a la presión de la dictadura y responde con la organización, junto a Juan Rodríguez, Leovigildo Cuello y otros líderes del exilio,de la expedición militar de Cayo Confite para invadir República Dominicana y derrocar el régimen. La expedición fracasa, Bosch se convence de que una expedición armada del extranjero no podía derrocar a Trujillo que tenía dominio absoluto de la población. No participó en la organización de la invasión de 1949, organizada con los restos de Cayo Confite. Retorna a la literatura y reúne, en Ocho cuentos (1947), los textos publicados en Carteles después de su llegada a Cuba en 1939.
Cuando Prío Socarrás fue elegido presidente en 1948 le mantuvo como su asesor y le invitó a acompañarlo en su viaje por Centroamérica y Venezuela donde entonces era presidente el novelista Rómulo Gallegos, de quien Bosch era amigo desde aquel viaje de 1945.
Durante esos años finales de la década de 1940, la literatura tenía en Bosch mucha importancia; sin embargo, la política ganaba cada vez más terreno en su vida intelectual y fue quien se encargó de transportar las armas que Cuba enviaba a Figueres en Costa Rica para que se defendiera de la agresión de Somoza. En La Habana, en 1950, fue reorganizado el PRD y eligió a Bosch su presidente.
Al producirse el golpe de Estado de Fulgencio Batista contra el gobierno de Prío Socarrás, Bosch era ya un connotado dirigente del exilio dominicano en Cuba. Ese golpe de Estado tendría importantes repercusiones en sus actividades políticas e intelectuales en La Habana y le allanaría, de nuevo, el camino del exilio.
Cuando se produce el asalto al cuartel Moncada por Fidel Castro y un puñado de jóvenes, Fulgencio Batista trata de deportar a Bosch a Santo Domingo. Sin embargo, debido a la intervención de relevantes personalidades cubanas, evitó la prisión y ser enviado a Santo Domingo, pero tuvo que solicitar asilo político en la embajada costarricense para salir de Cuba.
Con la campaña mediática que siguió al encarcelamiento de su padre y a la presión de varios Estados latinoamericanos, Trujillo acepta dejar salir hacia Puerto Rico a los padres de Bosch que, hasta la muerte del dictador, se establecieron en San José, Costa Rica.

Periplo por América del Sur: política y literatura. Cuando el gobierno de Costa Rica, cediendo a presiones del dictador nicaragüense Somoza, le obligó a salir del país en 1953, ya Bosch había superado los 40 años, tenía una respetable lista de publicaciones. Además de La Mañosa, de Indios, apuntes históricos y leyendas, se destacan Camino real, Dos pesos de agua y Ocho cuentos, la biografía Hostos, el sembrador, y una numerosa cantidad de artículos dispersos en Carteles y Bohemia, de Cuba; en Alma Latina y Puerto Rico Ilustrado, de Puerto Rico, pero también una enorme experiencia política adquirida en la dirección del PRD y en los años que fungió como asesor del primer ministro y luego presidente de Cuba Carlos Prío Socarrás, así como el prestigio de escritor y de enconado opositor a la dictadura de Trujillo en Santo Domingo.
Con ese prestigio de escritor y político se establece en la ciudad de la Paz, Bolivia, antes de trasladarse a Santiago de Chile en donde establece relaciones con los dirigentes del Partido Socialista gracias a su amistad con el poeta Pablo Neruda. A pesar del lugar que ocupaba en su vida activa la política durante esos primeros años de exilio, aún persistía en ser escritor como había escrito en su carta de renuncia de 1938. Durante su estada en Molinos de Niebla, Chile, redacta “El indio Manuel Sicuri”, un cuento de ambiente boliviano, con igual o tanta intensidad como la que caracteriza sus relatos antillanos y dominicanos, en donde muestra la ingenuidad religiosa del campesino latinoamericano y que más tarde incluirá en su colección de cuentos La muchacha de la Guaira, publicada por la Editora Nascimiento, de Chile, en 1955.
En esos días de reflexión austral y estimulado por sus amigos del Partido Socialista reordena y corrige los artículos “Judas, ni traidor ni inocente”, publicados en cuatro entregas en Bohemia, cambiándole el título por otro mucho más impactante: Judas Iscariote, el calumniado. Esta obra será utilizada en 1961, a su regreso a Santo Domingo, para acusarlo de comunista, cuando en realidad no era más que el resultado de una idea que le había surgido en Santo Domingo mientras supervisaba la impresión de su novela La Mañosa en 1936.
Esa idea de que Judas no había traicionado a Cristo se vio enriquecida al estudiar a Hostos y al adoptar el positivismo como método de análisis basándose en la tesis y el ejemplo e igualmente apoyándose en su propia teoría del relato que se sustenta en la acción y en el hecho único. En su tesis de que Judas es un calumniado de la Historia argumenta que los evangelistas que narran el apresamiento de Jesús no estaban en el lugar y sólo reportaban lo que les había contado el apóstol Pedro. Es evidente, pues, que la manera como Bosch inicia su texto tiene mucho de la metodología del positivismo.
Para muestra, veamos el íncipit: “No sabemos —nadie lo sabe— cómo era Judas; si joven o viejo, si imberbe o barbado, si de tez quemada o rubia, si de ojos negros o claros, si alto o bajo, si delgado o grueso. Sin embargo, en esa figura no precisada encarnamos al traidor”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas