Juan Calvino a 500 años 

Juan Calvino a 500 años 

Juan Calvino, conocido por algunos como “el teólogo”, para destacarlo por encima de los demás,  nació en Noyon, Francia, el 10 de Julio de 1509. Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica y por ende recibió su formación inicial en el College de la Marche y en el College de Montaigne. En 1528, a instancias de su padre, quien pretendía que su hijo siguiera el camino de las leyes, se registró en las universidades de Orleáns y Bourgues.

Durante su paso por los claustros universitarios hizo contacto con las ideas humanistas y reformadas. En abril de 1532, cuando contaba con 22 años de edad, Calvino publicó un comentario sobre la obra “De Clementia” de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador. Hasta este momento continuaba siendo parte de la Iglesia Católica. Es difícil distinguir el momento en que Calvino fue despertando a la realidad de la fe bíblica y en qué momento ocurrió su conversión.

Pero se piensa que esta transformación ocurrió alrededor del año 1533. Cuando Calvino comenzó a presentar simpatía por las ideas de la Reforma, un grupo de los líderes de la parroquia donde se había formado, se reunió con él y le cuestionaron acerca de cómo pensaba sostenerse si decidía separarse de la Iglesia. La idea era tratar de mantener a Calvino dentro de la Iglesia y que no fuera a desertar. Pero Calvino respondió que  no podía recibir dinero de una iglesia con la cual él ya no tenía afinidad de doctrina. Ese día Calvino quedó despedido de la congregación.

Calvino adoptó una sistema de enseñanza centrado en la Palabra y “trajo al estudio de la teología una pasión por la verdad bíblica y un entendimiento coherente de la palabra de Dios” (R.C. Sproul, Table Talk, Julio 2009).  Para ese tiempo, Calvino había entablado amistad con Nicolás Cop, quien acababa de ser elegido rector de la Universidad de París. Cuando Cop hizo pública su adhesión a las ideas de la Reforma en su discurso inaugural como rector de la universidad, tanto Cop como Calvino se vieron obligados a huir de la ciudad debido al rechazo de las autoridades.  

En 1536, Juan Calvino publicó la primera edición de lo que ha sido reconocido como su magnum opus, “L’Institution de la religion chrétienne” (Institución de la Religión Cristiana), en donde plasmó los aspectos fundamentales de su teología. En esta obra Calvino se propuso la articulación de la teología bíblica de una manera razonable, siguiendo los artículos del credo apostólico. “Le pertenecemos a Dios: por lo tanto vivamos para Él y muramos por Él.  Le pertenecemos a Dios: dejemos que su sabiduría y su voluntad gobierne todas nuestras acciones.  Le pertenecemos a Dios: dejemos que todas las partes de nuestras vidas luchen por tenerlo a Él como su única meta [Rom 14:8; 1 Cor 6:19].  Oh, cuánto beneficio ha obtenido aquél hombre que, habiendo aprendido que no se pertenece, ha quitado todo dominio y gobierno sobre su propia razón para cedérsela a Dios!”  (Institutes, 3.7.1)

Las enseñanzas de esta obra fueron divididas en cuatro partes que tratan acerca de la doctrina del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, y de Iglesia. Su teología pudiera resumirse en esta frase que debe representar nuestra búsqueda: “el conocer a Dios y el conocernos a nosotros mismos”. Sin a lugar a dudas esta fue la obra cumbre de Calvino, la cual ha tenido un impacto monumental en el desarrollo del pensamiento teológico de occidente. 

En 1542 Calvino regresó a Ginebra, ciudad que había abandonado en medio de ciertas controversias. Fue aquí donde se establecería definitivamente y desarrollaría la plenitud de su pensamiento. Aunque recibió casa y un sueldo estatal, llevó una vida austera y no tuvo ningún nombramiento oficial. Calvino llegó a Ginebra con la intención de no pasar allí más de un día; pero alguien le hizo saber a Farel, el protestante más influyente de la ciudad, que Calvino estaba allí y éste lo citó para una entrevista para pedirle que permaneciera en aquella ciudad. Calvino acudió a la entrevista, pero le manifiestó a Farel que prefería retirarse para continuar sus estudios. Farel trató de persuadir a Calvino, pero cuando no pudo más, lo confrontó diciéndole: “Que Dios maldiga tu descanso y la tranquilidad que buscas para estudiar, si ante una necesidad tan grande te retiras, y te niegas a prestar socorro y ayuda.” Calvino escribió luego: “esas palabras me confrontaron y me quebrantaron, y desistí del viaje que iba a emprender.”

Su impacto se dejó sentir en el ámbito de  la educación popular apoyando el acceso gratuito a la educación para todos los niños. Impulsó la creación de niveles secundarios de enseñanza e incluso llegó a inaugurar una academia de nivel superior de la que Teodoro Beza fue su primer rector, y que más tarde se transformaría en una universidad. Promovió la creación de hospitales, orfanatos, refugios para pobres y enfermos, además de diversas obras públicas para mejorar las condiciones de vida del ciudadano de Ginebra, como el de alcantarillados, por ejemplo, entre otras. A través de su influencia sobre los consistorios favoreció medidas moralizadoras que lograron transformar la inmoralidad de la Ginebra de su días. El reformador escosés, John Knox llegó a decir que “Ginebra llegó a ser la escuela mas perfecta de Cristo después de los días de los apóstoles”.

Juan Calvino nunca gozó de buena salud. Sufría de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le provocaba frecuentes recaídas con catarros severos y crisis de disnea. El comentarista bíblico Samuel Vila dijo al respecto: “En su caso, como en el de infinidad de fieles hijos de Dios, las cadenas y las llamas fueron sustituidos por enfermedades, disgustos, contrariedades y penalidades diversas; pero eran y son parte de la misma prueba de fe. La fe de Calvino era muy fuerte; por consiguiente quiso el Señor hacerle un ejemplo a millares que tendrían que honrar a Dios sufriendo pruebas y ser espectáculo aleccionador a los hombres y a los ángeles, de su entera confianza, amor y sumisión al Padre celestial.”

Realmente, Calvino es una de esas figuras que Dios trae al mundo en un momento coyuntural, pero que dejan detrás un legado que le sobrevive por largo tiempo. Su intelecto se ha dejado sentir hasta nuestros días y su habilidad para sistematizar los conocimientos teológicos fue extraordinaria. Aún a sus críticos se hace prácticamente imposible ignorar la figura de Calvino. Sin lugar a dudas que Calvino ha sido una de las figuras mas influyentes desde de la época de la Reforma hasta hoy.

Juan Calvino, entregó su alma al Señor el 27 de Mayo de 1564 en la ciudad de Ginebra, donde fue sepultado.

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