Juan Carlos Navarro – Me apagaron la estrella, compañeros

Juan Carlos Navarro – Me apagaron la estrella, compañeros

Me apagaron la estrella, compañeros, me la apagaron. No ha llegado el 16 de agosto y ustedes no me reciben en sus oficinas. (Diablos, compañeros! Yo que tanto me maté en campaña y ahora ni los teléfonos me levantan.

Muchos de ustedes ya cambiaron sus números de celulares, y siempre que los llamo están en una reunión y andan con más seguridad que el mismo Leonel. Me apagaron la estrella compañeros, sin haber llegado el 16 de agosto.

No bien se me ha bajado el «chichón» que me hizo un contrario en el lío de Los Alcarrizos, cuando ya a mí no me conocen, caramba compañeros yo no quiero creer que a mí solo me buscan y me conocen en campaña para hacer alborotos, lanzar consignas y dar unas que otras pedradas a las caravanas contrarias.

Caramba compañeros, yo perdí lo poco que tenía en campaña con la esperanza de que lo iba a recuperar cuando lleguemos al poder. Bien me lo decía mi esposa, Genara «la gambá», no le hagas caso a esos «come solos» que cuando están arriba se emborrachan de poder. (Me tumbaron la estrella compañeros, me la tumbaron!

Antes, compañeros, hasta el candidato electo Leonel me saludaba y los compañeros me brindaban una sonrisa y me decían que yo era un «duro», que no me preocupara que esto se recompesaba cuando estuviéramos en el poder; yo me lo creía, pensaba que estaba pegao. Me apagaron la estrella compañeros, me la apagaron.

Si supieran que por andar detrás de ustedes, en busca de nada, gasté mi único par de tenis, una chacabana azul, un jeans gastado. También tengo que decirles que no me queda más dinero para estar dando viaje a sus oficinas ni a la Fundación Global.

Que vaina, lo que más cuerda me dio fue cuando vi a mi vecino, un carajo que nunca bandereó, ni pegó afiches, ni voceó, ni cogió pedrá, entrar a la oficina del presidente electo como si nada. Mientras yo tengo más de una semana por tratar de verlo, y la seguridad ni me conoce. (Que vaina compañeros, que maldita vaina!

A Genara «la gambá», mi mujer, no le puedo ver la cara del pique que tiene. Cada vez que entro al rancho se ha cogío con darme cuerda. Y el tigueraje del barrio donde vivo, en «Jarro Sucio», me vocean «no lo dejan entrar», porque mis amigos que van a ocupar puestos públicos con los cuales hacía campaña no me dejan entrar a sus oficinas. Ahora ustedes, compañeros, están arriba y yo fuñío como siempre abajo, esperando a ver si algo me cae. Mis…compañaros me apagaron la estrella, ya ni brillo tiene.

Otra vez compañeros me cogieron ustedes de pendejo, otra vez estoy cogiendo lucha para que ustedes me puedan recibir en sus oficinas. Duele compañeros, duele decirlo, pero ustedes son todos iguales: petulantes y prepotentes cuando están en el poder. Son como los quipes, que no cogen cabeza.

Ustedes allá arriba, repartiéndose los cargos y yo aquí abajo, sentado en las gradas «esperando» a ver que pasa. (Duele compañeros, duele decirlo, pero me cogieron de zoquete otra vez!

Antes, compañeros, ustedes me sacaban de mi casa a caravanear, me daban mi pote de romo, quinientos pesos y me llenaban el tanque de mi motor. Ahora yo no soy nadie, se les olvidó mi nombre y mi rostro se le borró de su «disco duro». (Duele decirlo compañeros, duele, pero en la próxima campaña me voy con Morrobel!

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