Juan Dolio entre dos “mundos”

Juan Dolio entre dos “mundos”

Juan Dolio. San Pedro de Macorís. A pesar de su pujante desarrollo turístico inmobiliario, los hoteles y las playas públicas de Juan Dolio parecen haberse detenido en el tiempo.

Su cercanía a Santo Domingo y al aeropuerto Internacional de las Américas, no han sido ventajas suficientes para que este polo turístico mantenga el esplendor y la afluencia de visitantes.

Y es que, una cosa es el área de la playa pública y otra su gran urbe, donde se respira aire de boato con las lujosas torres de apartamentos que obligan a contemplarlas y donde confluyen hermosos y prestigiosos restaurantes y plazas, que son visitados por personas que llegan de sus alrededores.

El turismo inmobiliario está avanzando a pasos agigantados. Datos estadísticos destacan que en los últimos diez años se han invertido en este reglón más de 2 mil millones de pesos, desplazando oferta hotelera.

Sin embargo, estas nuevas edificaciones hacen contraste con la deficiente oferta hotelera- salvo algunas excepciones- y las humildes viviendas de los moradores del lugar.

Quejas de los pequeños comerciantes. Las personas que trabajan ofreciendo servicios de venta de comida y bebidas en la playa se quejan de las precariedades con las que deben operar.

Falta de parqueos, de baños y duchas públicas, son solo algunos de los problemas señalados, los cuales hacen que las personas dejen de visitar esta playa.

Isaías Polanco, quien junto a su tía posee un negocio de comida desde hace 14 años, explica que “otra situación que está pasando en Juan Dolio es que se han ‘desatado’ unos perros, que entran a la playa y se bañan con las personas”.

Cuenta que hay personas que lo celebran, pero a otras no les agrada ni un poco la idea de compartir la playa con esos animales.

Mientras esto pasa en la zona conocida como Guayacanes, en la misma playa de Juan Dolio, ubicada a menos de dos kilómetros, Miguel Antonio Medina Ortiz, vendedor de artesanía y collares y miembro del Sindicato de Trabajadores Playeros de Juan Dolio y Guayacanes, dice: “aquí solo vienen algunas personas los fines de semana y son turistas internos. Desde Santo Domingo, normalmente”.

Ponen así en evidencia que los turistas extranjeros cada vez se ven menos por allí.

Cuenta con pesar que este polo turístico no tiene quien de la cara por él y que desde el año 1996 viene en decadencia.

“Los turistas se quedan en Bávaro y Punta Cana, a pesar de que nosotros estamos a solo 15 minutos del Aeropuerto Internacional de las Américas y bien cerca del de La Romana”, señala el vendedor con más de 20 años en el oficio.

Explica que incluso años atrás este polo tenía muchos hoteles, los cuales, cuenta, “se han ido a pique” (han tenido que cerrar sus puertas).

Los hoteles que han sobrevivido en el tiempo son los que pertenecen a las grandes cadenas. “El Punta Garza, Costa Linda, Decameron, entre muchos otros, están destruídos desde hace años”, dice Medina.

Mientras el equipo de Vivir recorría esta comunidad, algunas personas se acercaban a expresar sus quejas: que el alcalde no hace nada, que hay mucha basura, que hay mucha inseguridad, que no tienen ambulancia… todos tenían algo por qué quejarse.

 

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