Juan Goytisolo: castellano, moro y bisexual

Juan Goytisolo: castellano, moro y bisexual

POR GRACIELA AZCARATE
“…si eres escritor porque no puedes ser otra cosa, la escritura es un elemento esencial de tu vida, como pueden serlo, por ejemplo, tu origen familiar, tu lengua nativa, tu orientación sexual: profesionalizarte en cuanto escritor sería para ti tan incongruente y absurdo como hacerlo por el hecho de ser varón, barcelonés, expatriado, bisexual o moralmente gitano”.

Juan Goytisolo, recientemente laureado con el Premio Juan Rulfo es uno de los principales escritores en lengua castellana vivos.

Es muy activo como periodista con sus frecuentes artículos en la prensa como El País, que han sido recopilados y publicados, en 2001, en Aguilar, con el título: “Paisajes de guerra sobre Sarajevo, Argelia, Palestina y Chechenia”.

Su vida resume las peripecias vitales de una personalidad del siglo XX en la literatura en lengua castellana, y las consecuencia de los compromisos vitales del escritor,además de plasmar en retazos los momentos más transcendentales de la historia reciente de España, de Europa y el mundo islámico.

“Coto vedado” publicada en 1985 comienza con el nacimiento de Juan Goytisolo en 1931, en Barcelona, en el seno de una familia burguesa, de origen vasco y balear, concluye con el exilio en París del escritor en 1956, cuando se despide de España, tal como lo muestra a los lectores en la que va a ser su novela más importante y, quizás, una de las grandes novelas en castellano del siglo XX: “Señas de identidad” escrita en 1966.

Nació como los otros hermanos Goytisolo , José, Agustín y Luis) en Barcelona, pero se considera una especie de apátrida o más bien de moro, de nacionalidad cervantina. Es el único escritor en España, en varios siglos, conocedor del árabe. Se presenta a sí mismo como: “Castellano en Cataluña, afrancesado en España, español en Francia, latino en Norteamérica, nesrani en Marruecos y moro en todas partes, no tardaría en volverme a consecuencia de mi nomadeo y viajes en ese raro espécimen de escritor no reivindicado por nadie, ajeno y reacio a agrupaciones y categorías. El conflicto familiar entre dos culturas fue el primer indicativo, pienso ahora, de un proceso futuro de rupturas y tensiones dinámicas que me pondría extramuros de ideologías, sistemas o entidades abstractas caracterizados siempre por su autosuficiencia y circularidad”.

En “Coto vedado” alterna los pasajes de su biografía, por orden cronológico, desde un punto de vista de escritura tradicional, con largos párrafos creativos, donde experimenta con nuevas formas expresivas, en las que predomina la ausencia de signos de puntuación en las frases, excepto sus peculiares dos puntos, que unen diversas ideas, técnica empleada por Juan Goytisolo en sus obras posteriores a “Señas de identidad”.

Su infancia fue infortunada marcada por la muerte de su madre en un bombardeo franquista sobre Barcelona en la Guerra Civil. Su padre y la familia se declaran a favor del franquismo. La enfermedad del padre deja en la soledad a los cuatro hermanos Goytisolo, Marta, José Agustín, Juan y Luis, que crecieron en soledad y haciendo el papel de madre una criada llamada Eulalia. Es educado en colegios religiosos en la fría posguerra franquista donde descubre el sexo por la homosexualidad vergonzante de su tío abuelo y por sus culpables masturbaciones. Comienza a estudiar Derecho para hacerse diplomático y viajar mientras acude a las tertulias literarias en su época universitaria. Se muda a Madrid y descubre la atracción sexual hacia hombres del pueblo. Regresa a Barcelona y empiezan sus viajes a París como forma de alejarse de una España que le resulta cada vez más hostil.

Su formación en los colegios religiosos y en la Universidad de Barcelona, de la postguerra, la considera así:

“Mi promoción y las que le sucedieron fueron probablemente las más desmochadas y anodinas de nuestra miserable posguerra: los últimos rescoldos de resistencia se habían extinguido en medio del humo y ceniza de una paz mestiza y los primeros chispazos de rebeldía juvenil no habían brotado aún. Mi experiencia lamentable de los años de colegio se repetía así en la universidad: sin maestros ni orientadores, a menudo sin los libros que desesperadamente necesitaba –inaccesibles a causa de la censura o mi ignorancia cruel de otros idiomas–, mi educación intelectual y moral iba a realizarse de modo aleatorio y a trompicones, a la merced de encuentros, lecturas, conversaciones llevados a cabo fuera de las aulas. Autodidacta por obra de las circunstancias, me forjaría a solas una cultura desordenada y caprichosa cuyos efectos arrastraría hasta la treintena y de la que no lograría zafarme sino el día en que relajado ya definitivamente del medio barcelonés y español, empecé a revisar por mi cuenta los valores y normas que habían regulado hasta entonces mi vida sin las anteojeras ni prejuicios inherentes a toda ideología y sistema”.

En 1954 concluye “Juegos de manos”, la deposita en las oficinas de la Editorial Destino y se va a París.

Antes y después de su segundo viaje a París, Juan Goytisolo frecuenta la amistad de personas del pueblo en el Barrio Chino de Barcelona. Recorre prostíbulos. Conoce a Raimundo, un hombre del pueblo, que le acompaña en sus correrías por el Barrio de donde extraerá el material para las novelas de su primera época, como “La resaca”. De frecuentar los ambientes más sórdidos de Barcelona nace su compromiso político y el espacio de sus primeras novelas.

Vuelve a París en enero de 1955, con la idea de vivir fuera de España. Primero piensa en conseguir la nacionalidad francesa, pero su compromiso político de filocomunista le hace sentirse español antifranquista.

En su siguiente viaje a París se dirige a la Editorial Gallimard, donde conoce a Monique Lange, que trabaja para dicha editorial, de la que se enamora y le hace decidirse a vivir en París:

“En los reinos de taifa” de 1986, es el segundo volumen de sus memorias, publicado al año siguiente de “Coto vedado”. En “En los reinos de taifa” cuenta su peripecia vital desde que se instaló en París, en casa de Monique Lange, en 1956, hasta el descubrimiento de su homosexualidad y su opción por el punto de vista magrebí y mudéjar para interpretar la cultura española.

De ahí surgirá “Don Julián” escrito en 1970.

Instalado en París comienza su frenética actividad antifranquista:

“En las primeras y ajetreadas semanas de mi estancia en París entré igualmente en contacto con algunos exiliados españoles y viajeros procedentes de la Península situados entonces, en su mayoría, en la órbita del PCE: Tuñón de Lara, Antonio Soriano, dueño de la librería española de la Rue de Seine, Eduardo Haro Tecglen, Ricardo Muñoz Suay, Alfonso Sastre y Eva Forest, Juan Antonio Bardem”.

Conoció, también, a Semprún y Claudín. Se asoció a la empresa de los Cuadernos de Ruedo Ibérico y creó la revista Libre.

De sus primeros viajes a Murcia y Almería data su pasión por el sur, que se plasmará en Campos de Níjar:

“La composición de Campos de Níjar cierra un capítulo de mi narrativa en relación a España.Escrito con cuidado extremo, a fin de sortear los escollos de la censura, es un libro cuya técnica, estructura y enfoque se explican ante todo en función de aquélla: empleo de elipsis, asociaciones de ideas, deducciones implícitas que si resultan oscuras a un público habituado a manifestarse libremente no lo son para quienes, sometidos largo tiempo a los grillos de una censura férrea, adquieren, como observara agudamente Blanco White, la viveza de los mudos para entenderse por señas. Alumno aventajado en el arte de dirigirme a los sin voz, conseguí la proeza de redactar una obra llena de guiños y mensajes cifrados a los lectores despiertos sin que los probos funcionarios del Ministerio de Información y Turismo –de la información al servicio de la imagen grata al turismo– pudieran agarrarse a nada concreto ni me quitaran un párrafo del que entonces me sentí orgulloso, una reflexión subsiguiente me convenció de que se trataba de un arma de doble filo, si se quiere, de una victoria pírrica”.

Su status de filocomunista y sus conexiones con la prensa francesa irritan al régimen de Franco. Su obra, publicada en París, México y Buenos Aires, está rigurosamente prohibida en España. Se convierte en apátrida, vagabundeando por países musulmanes o por París, pero el París de los exiliados.

(?)”…si eres escritor porque no puedes ser otra cosa, la escritura es un elemento esencial de tu vida, como pueden serlo, por ejemplo, tu origen familiar, tu lengua nativa, tu orientación sexual: profesionalizarte en cuanto escritor sería para ti tan incongruente y absurdo como hacerlo por el hecho de ser varón, barcelonés, expatriado, bisexual o moralmente gitano”.

En su última estancia en Cuba, en julio de 1967, se desilusiona del régimen de Fidel Castro. Frente al affaire Padilla, Juan Goytisolo que había conocido a Padilla, resiente la confesión de éste, remedando a los intelectuales antiestalinistas, y le hace cambiar de opinión respecto a un régimen con el que él se había solidarizado cuando la crisis de los misiles. En la primera edición de “Señas de identidad” en México, hay un capítulo en el que Juan Goytisolo explica su época de adhesión al régimen castrista y su estancia en Cuba.

En 1970 crea la revista Libre, antifranquista y anti movimientos dictatoriales en Hispanoamérica pero la revista tendrá corta vida.

Asume su atracción por los hombres, logra que su relación con Monique no se rompa y que ésta acepte su bisexualidad. Este nuevo territorio sexual del escritor lo llevará al conocimiento del mundo árabe y a dar vuelta a su creación literaria.

Se despide de España en “Señas de identidad” y da comienzo a un nuevo ciclo de escritura con “Don Julián”. En adelante se proclama como Juan sin tierra, en una abierta actitud de “…luchar contra tu propia lengua”.

“El mismo día llegabas a Marraquech en vuelo inicialmente planeado para los dos pero que sólo tú realizaste: desvaída imagen del atardecer en el palmeral y la tierra ocre, insensible, en su estado de entonces, a la belleza, facundia e irradiación de una ciudad que en lo futuro te concederá el don magnificiente de la palabra. Encerrado en tu habitación del hotel, entre la Kutubia y Xemáa el Fna, vivirás momentos de soledad, exaltación y de rabia, consciente de haber roto la corteza de tu centro ardiente, llegado a la entraña de la que brota a borbollones el magma de escorias, materias abrasadas. La brusca y violenta jubilación, el nítido ramalazo destructor presentidos desde la infancia habían dejado de ser una visión sigilosa, acechante para hacerse reales: fuerza ligada a tu vivencia peculiar del sexo, gravitación animal de los cuerpos que debías asumir e integrar en tu conjunto textual con la misma desengañada lucidez y tranquila fatalidad en las que el bachiller de la Puebla de Montalbán fundó, para los amantes de la tragicomedia, las leyes recónditas de su íntima sustancial vulcanología”.

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