Juan Isidro Pérez, una vida trágica

Juan Isidro Pérez, una vida trágica

Juan Isidro Pérez es la tragedia de un patriota, de un joven incapaz de dominar su propio yo, y tiene que doblegarse a la naturaleza de ese poder, como diría Zweig, “el demonio lo domina, no puede vencerlo”; es que J. I. Pérez no encuentra la válvula de escape a sus  lucubraciones y, lucha por vencer ese demonio que lo arrastra, es un volcán sin cráter que no puede verter la lava de sus exaltaciones, no es como ese otro ilustre loco, el poeta alemán Holderlin, que en sus momentos de demencia logra en algunos instantes vencer su demonio; pero es que la poesía es un cráter, mientras que Pérez no posee esa facilidad de expresión de sus pensamientos, a Juan Isidro sólo le es permitido la escena y la espada, pero, ¡Cuánto arriesga su vida  en esa empresa! Pongamos también como ejemplo a Goethe, quien por el contrario lentamente, pausadamente, llega al logro de sus aspiraciones, porque emprende la difícil tarea de dominar su yo; es que Pérez no posee la locuaz vocación de éste y tiene que encerrarse en su triste y desesperado mutismo, leyendo las páginas de la historia de Roma.

Los únicos momentos de lucidez son para él de tristeza, porque en ellos sólo  alcanza a darse cuenta de la terrible realidad de la vida. Sus únicos momentos de felicidad son aquellos que pasa junto al Maestro y amigo, Duarte, a pesar de que quizás sea éste el culpable de las muchas cosas por las que pasó Pérez al instruirlo de la manera que lo hizo, pero a pesar de todo, Juan Isidro sin la compañía del Apóstol no hubiera sido lo que representa en nuestra historia, porque es que hay hombres que han venido al mundo en una época determinada y sus vidas se han unido para conjuntamente escribir las páginas más brillantes de la historia de un país.

Existen hombres en la historia universal, que aun cuando vivieron en escenarios distintos, en épocas también distintas, son hermanos de una misma vida. Es el caso de Dostoiswki, Holderlin, Kleist y Pérez son hermanos de una misma vida, o dejaron en el mundo un estilo muy fácil de seguir, la demencia que los glorifica. Pérez y Dostoieswki  poseen gran similitud;  el ruso soporta los más grandes dolores de la humanidad, sin decirle a nadie lo que sufre. La vida de Juan Isidro fue una tragedia.

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