Juan Manuel Prida Busto

Juan Manuel Prida Busto

Entre las huellas, la arena del sueño y el camino fantástico

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Nuestro escritor es un narrador que presentifica sus simientes oníricas, imaginarias y verbales. A partir de la noción de imago y phantasma se reconoce como sujeto de un punto ficcional advertido en la suma de eventos, secuencias y movimientos de la imaginación individual. Lo que se ajusta y a la vez desajusta como expresión, particulariza y “emblematiza” su espacio de relato.

Juan Manuel Prida Busto nació el 19 de agosto de 1956, en Santo Domingo. Desde muy joven se inició en la escritura literaria a través del cuento. En tal sentido, ha obtenido premios y ha publicado varios libros de cuentos. Aparte de haber estudiado Economía en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y de haber hecho estudios de historia en la Universidad Católica Santo Domingo, ha participado en congresos en Japón, Estados Unidos y Brasil, entre otros países.

Hasta el momento, Prida Busto ha publicado las siguientes obras: Huellas en la niebla (1990), galardonada con el Premio Nacional de Cuentos, Pieles a mi piel (1992), Arena de soledad (1994), En la luz de la noche (1999) y Algo más (2011), traducido al japonés en 2016.

También ha traducido del inglés una novela policíaca romántica titulada El castillo de Lugás, de Tomás lñiguez, su bisabuelo en línea materna. Su autor la firmó con el seudónimo de Alfonso Fernández. El título en inglés es TheCastle of Lugas, publicada en 1927 en Boston, MA, y en español en 2018, bajo el cuidado y traducción de Juan Manuel Prida Busto.

Encontramos en la escritura narrativa de este autor dominicano un fantástico infuso y difuso, urbano y alegórico, universal y mágico basado en el tematismo onírico y muchas veces visionario.

Los bordes y rebordes de una confluencia polifónica y direccional se hacen legibles en los cinco libros publicados hasta ahora. Lo interno y lo externo, así como el brote surreal en el relato y sus destellos, veladuras y residuos inconscientes se leen como tensiones expresivas que movilizan su obra narrativa en varias cardinales textuales.

En las cardinales narrativas y en sus cuentos confluyentes en universo y ficción, Juan Manuel Prida Busto construye una relación entre borde y centro del contenido imaginal y a la vez el borde-reborde en un relato de formas fantásticas, justificadas por su intención en la visión narrativa.

Toda la casuística narrativa de sus cuentos se expresa en un encuadre especular, en el marco mismo de lo narrado y lo narrativo. Pero, la significación en el caso de su obra narrativa se produce en la alteridad y la diferencia como sentido de la experiencia narrativa.

En las condiciones de registro del mundo imaginario, el sujeto y la memoria nos advierten de un campo de representación y ocurrencia cuyas características son las que revelan mirada y atributo; verdad y narración, inclusión-exclusión; identidad y otredad.

Círculo y tiempo, necesidad y transgresión, constituyen el soporte de una travesía donde los personajes existen en su contexto de vida y funcionamiento, vida y forma de la imagen constituida. Las estructuras propias de la subjetividad narrativa crean las posibilidades de la sustancia-forma instruida en un centro y borde ficcionales. Todo lo que se interrumpe de secuencia a secuencia, de núcleo a núcleo y de narratema a narratema, evoca a través del personaje su modo, tiempo, voz y escenario.

Todo el programa narrativo de Prida Busto produce una diferencia generacional que había de afirmarse como perfil, allí donde la narratividad va articulando sus bordes y centros como pronunciamiento direccional y especular en el marco de lo narrado como desasimiento de su mundo imaginario.

Justamente en la línea de conjunciones, rupturas y cardinales de significación, el narrador activa los modos de ejecución y suma de superficies enlazadas por bloques de sentido, en los cuales encontramos los trazados de una voz narrativa integrada por complementos poli-vocales y concentraciones de eventos dirigidos a producir reconocimientos en la perspectiva de una práctica de la ficción tardo-moderna.

Los engranajes constituidos por descubrimientos, apariciones, sorpresas, artilugios, miradas y temporalidades organizan una línea de horizonte de cada cuento en las cinco colecciones que hasta el momento ha producido el escritor.

Su inscripción en el registro de la tardo-modernidad activa aquello que revela su condición de “vocalizador” de historias fantásticas, imágenes presentes e imágenes perdidas que adquieren valor en un tiempo-ritmo de la expresión narrativa.

Los procedimientos constructivos o composicionales observables en la travesía escrituraria de nuestro escritor se sostienen de manera técnico-expresiva en toda su cuentística. No disminuye la tensión narrativa el hecho de que exista una relación formal a lo interno del relato. La posicionalidad del locutor en los cuentos de Pieles a mi piel y Huellas en la niebla se refuerza en los cuentos de Arena de soledad, En la luz de la noche y en Algo más.

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