Juan Pablo enjuicia medios

Juan Pablo enjuicia medios

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- El Papa considera que los medios de comunicación son un recurso potente que puede tener un efecto positivo si se usan al servicio de la comprensión de los pueblos o un «arma destructiva» si se emplean para fomentar injusticias y conflictos.

   El presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede, monseñor John Patrick Foley, presentó ayer en rueda de prensa una carta apostólica de Juan Pablo II sobre los medios, dirigida a los responsables de éstos y titulada «El rápido desarrollo».

   En ella el Pontífice reflexiona acerca del significado y función de los medios de comunicación en la actual etapa y subraya que han alcanzado una importancia tal que para muchas personas son el principal instrumento de guía e inspiración para el comportamiento individual, familiar y social.

   «La nuestra es una época de comunicación global, en la que tantos momentos de la existencia humana se articulan por medio de procesos mediáticos o al menos deben confrontarse con ellos», afirma antes de subrayar que en la actualidad hay nuevas maneras de comunicar, con técnicas y lenguajes inéditos.

   Los medios de comunicación deben tener como criterios supremos de actuación la verdad y la justicia en el ejercicio madura de la libertad y la responsabilidad, en opinión del Obispo de Roma, para quien se trata también de «agentes activos en la construcción de horizontes culturales y de valores» para los ciudadanos y el mundo.

   En este contexto, el Papa lamenta que los medios construyan en ocasiones modelos de percepción de la realidad que siguen visiones antropológicas «ya no determinadas cristianamente».

   Asegura que la industria cultural ha puesto en marcha un proceso en el que relega la perspectiva cristiana sobre la vida y la dignidad de las personas, de la que el cine, algunas series y programas de entretenimiento son «testimonio dramático».

   «Basta recordar que muy a menudo la televisión es un potente instrumento de agresiones personales, ocasión para denigrar y foro de batallas vulgares y de mal gusto», dice el Papa, que también incluye en esa línea a la publicidad.

   Se dirige a los que presiden esas empresas, a los que atribuye parte de responsabilidad en este fenómeno y expone la necesidad de una reflexión seria con criterios éticos, que desemboque en un planteamiento de formación y educación.

   Juan Pablo II afirma que la Iglesia mira con simpatía los medios de comunicación pero señala que «sería ingenuo no preguntarse acerca de la relación con la opinión pública».

   En esta línea, llama la atención sobre casos como el de internet, que «define de manera radical la relación psicológica de una persona con el espacio y el tiempo. Atrae lo que útil y disponible rápidamente, pero puede faltar el estímulo a una reflexión más profunda, porque el ser humano necesita tiempo y tranquilidad interior para examinar y ponderar la vida».

   En el marco general de los medios de comunicación social la Iglesia debe establecer proyectos de colaboración para que contengan «espacios según perspectivas cristianas», lo que permitiría «entre otras cosas, oponerse al proceso de construcción de la opinión pública regulada a menudo por intereses económicos».

   En su carta apostólica el Papa señala que no hay que tener miedo a las nuevas tecnologías y pide a los creyentes que asuman su responsabilidad a la hora del «discernimiento cultural».

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