Juan Temístocles Montás – En el fondo sin llegar al fondo

Juan Temístocles Montás – En el fondo sin llegar al fondo

No cabe dudas, la situación económica del país se agrava con el pasar de los días. Entre finales de diciembre y los últimos días de enero, la moneda dominicana se ha devaluado con relación al dólar en alrededor de un 26 por ciento, debido fundamentalmente a razones estrictamente monetarias y a la falta de credibilidad que existe en los actores económicos frente a las autoridades gubernamentales. Lo preocupante de toda esa situación es que el presidente de la República ya no oculta su impotencia ante esta grave crisis y sus declaraciones implícitamente reconocen que ha perdido el control de la situación.

Entre diciembre del 2002 y diciembre del 2003 la emisión monetaria se incrementó en un 101.6 por ciento, pero el PIB nominal solo lo hizo en un 40.7 por ciento, lo que significa que la emisión monetaria creció un 60.9 por ciento por encima del crecimiento nominal de la economía. De igual manera, durante todo el 2003, el financiamiento total del Banco Central a la banca privada totalizó 104 mil 793 millones de pesos y los certificados colocados por esa entidad llegaron a la suma de 60 mil 8 pesos, lo que significa que el financiamiento superó la colocación de certificado en mas de 44 mil millones de pesos, lo que representó una emisión inorgánica.

Sin embargo, el problema con el tipo de cambio no solo es achacable al exceso monetario. Si partimos del hecho de que en diciembre del 2002, la tasa de cambio de la moneda norteamericana era de 20.79 pesos por dólar y establecemos una relación directamente proporcional entre emisión monetaria y tipo de cambio, al día de hoy, siempre que la emisión monetaria sea la registrada por el Banco Central a diciembre del año pasado, el tipo de cambio debería ser 41.90 pesos por dólar. El hecho de que esté por encima de 50 pesos por dólar es un claro indicador de que hay razones no monetarias que también explican la subida del tipo de cambio. Entre esas razones está la pérdida de credibilidad en el gobierno.

De lo señalado anteriormente se desprende lo siguiente. En menos de quince días, uno de los criterios fundamentales que sirvió de base para la elaboración del Proyecto de Presupuesto y Ley de Gasto Publico del 2004, y que fue aprobado por el Congreso en los primeros días de enero, se ha modificado radicalmente. Se asumió un tipo de cambio promedio para todo el año de 35 pesos por dólar y sobre esa base se estableció una cifra de 30 mil 919 millones de pesos para el pago de la deuda externa ya que el servicio de dicha deuda para este año es de 883 millones de dólares. Pero al 18 de enero, el tipo de cambio estaba en 52 pesos por dólar, lo que significa que si el tipo de cambio no se acerca al valor utilizado en la elaboración del Presupuesto habrá que buscar alrededor de 11 mil millones de pesos adicionales para poder cumplir con los compromisos financieros del país.

Es bueno recordar que previo a la aprobación del Presupuesto, el Congreso Nacional aprobó una serie de nuevos impuestos a fin de cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional. El FMI exigió como condición para reactivar el suspendido acuerdo con el gobierno dominicano la adopción de un Presupuesto ajustado, sustentado en ingresos claramente definidos así como el fortalecimiento de los controles monetarios, el mejoramiento del mercado de divisas y la puesta en ejecución de un plan que restaure la salud financiera de la industria eléctrica.

Si partimos del criterio de que la adopción de un Presupuesto ajustado seguirá siendo una exigencia del FMI, el violento movimiento que ha registrado el tipo de cambio obligará a revisar el Presupuesto si es que se quiere reactivar el suspendido acuerdo con el organismo financiero internacional. Esto conllevaría, con toda seguridad, la introducción de nuevos impuestos vía el Congreso Nacional para cubrir la brecha que ya se ha producido, en un contexto en el cual resultará muy difícil que los dominicanos acepten nuevas cargas impositivas.

Frente a esa realidad, y frente a un gobierno inepto e irresponsable que ya no oculta su impotencia, pero que se aferra al poder a como de lugar, todo conduce a establecer que la República Dominicana está en la puerta del default, de la cesación de pagos, con todas las implicaciones que se derivaran de esa situación. Todo parece indicar que aunque estamos en manos del Fondo no hemos llegado todavía al fondo.

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