Juan Temístocles Montás – La gravedad de la situación dominicana

Juan Temístocles Montás – La gravedad de la situación dominicana

La forma desastrosa como se ha manejado la economía, los efectos devastadores del fracaso de la política monetario-financiera del gobierno, la manera como se ha intentado dar solución a la crisis económica, no solo les han enajenado a Hipólito Mejía y el PRD el favor de la amplia mayoría del país sino que también ha generado una evidente preocupación en la comunidad internacional por el derrotero que lleva el país.

El viernes de la semana pasada se dio a conocer la información de que la calificadora de riesgos Standard & Poors había reducido la calificación de la deuda de largo plazo dominicana en moneda nacional y extranjera de B- a CCC, y que mantenía negativa la perspectiva del país. La gravedad de la situación dominicana quedaba expresada en el hecho de que a principio del 2002, cuando se emitieron los 600 millones de dólares de bono soberano, la calificación de la deuda de largo plazo del país era B+, calificación ésta que reflejaba el excelente comportamiento económico que el país había exhibido desde 1996. La calificación CCC significa que la deuda externa dominicana de largo plazo ha pasado a ser predominantemente especulativa. Esto nos muestra a donde nos han conducido las políticas del actual gobierno.

La información de Standard & Poors señalaba que de acuerdo con el analista de crédito Richard Francis, nuestro país enfrenta una severa crisis de liquidez, existiendo un riesgo sustancial de que el retraso en la revisión del acuerdo «stand-by» con el FMI impacte negativamente en la confianza de los inversionistas, promueva la salida adicional de capitales y aumente el riesgo de los acreedores privados.

Según la reputada calificadora de riesgo, el servicio de la deuda externa del sector público dominicano alcanzará cerca de US$900 millones en 2004, mientras que en el Banco Central hay menos de US$280 millones en reservas internacionales líquidas. De acuerdo con la calificadora de riesgo, el gobierno ya tiene un retraso con sus acreedores bilaterales y está aplicando medidas pocos ortodoxas para persuadir a los agentes económicos a reducir la tasa de cambio. El peso de las exigencias para cumplir con la deuda del país es de tal magnitud que Standard & Poors considera que la brecha será difícil de cubrir sin apoyo de los organismos multilaterales.

Esa situación es el reflejo de la preocupación que existe en el sentido de que el país pueda mantener el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la implementación de políticas económicas y financieras correctas y necesarias en el marco del proceso electoral venidero. Es el motivo por el cual muchos analistas económicos, tanto interno como externo, están pensando en la posibilidad de que el país tenga que decretar una moratoria en el pago de su deuda externa en los primeros meses del año 2004.

Días antes de conocerse la información de Standard & Poors, la revista inglesa The Economist publicaba un interesante análisis en el que se refería a la caída espectacular de la economía dominicana. La prestigiosa revista señalaba que la relación deuda pública/PIB se ha duplicado hasta 50% bajo el gobierno del señor Mejía y que para cerrar la brecha fiscal, el gobierno ha acudido a un impuesto de 5% a las exportaciones y al turismo, un sobrecargo de 2% a las importaciones y un impuesto a las transacciones financieras. Pero lo recaudado, siempre según The Economist, ha sido más bajo de lo esperado y los empresarios están renuentes a pagar más impuestos, mientras el gobierno no logre reducir sus gastos.

Frente a esa panorama, The Economist llamaba la atención sobre algo que es palpable en República Dominicana: La mente del señor Mejía está en la política, no en la economía, y aunque es impopular, está dispuesto a hacer lo que sea a fin de buscar un segundo mandato en las elecciones de mayo próximo. No ha valido que sea el candidato con la mayor tasa de rechazo, que supera el 80%, el hombre se ha propuesto quedarse en el poder a como de lugar. Y en este contexto a nadie le cabe la menor duda que cualquier dinero que el Fondo le de a la República Dominicana en los próximos meses con toda seguridad que se desperdiciará en el politiquería electoral como la que ya se ha venido haciendo en la campaña interna del PRD. Hipólito y su equipo no están dispuestos a asumir la responsabilidad por sus acciones y por esa razón tanto el FMI como el Banco Mundial y el BID deben tener mucho cuidado a la hora de darle dinero a un hombre que lo que está es concentrado en su agenda política

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