Juan Temístocles Montás – Una trágica aventura llamada Hipólito

Juan Temístocles Montás – Una trágica aventura llamada Hipólito

Todas las proyecciones de las autoridades dominicanas nos permiten señalar que durante el año 2003 se ha producido un dramático retroceso económico que ha afectado gravemente a todos los sectores de la vida del país haciendo estragos en los consumidores y en aquellos sectores que reciben una renta fija en moneda nacional.

Hay que destacar que como consecuencia de las desacertadas políticas económicas del gobierno, el PIB total, valorado en dólares norteamericanos, se ha contraído a un nivel similar al que tenía el país en el 1996. Hemos pasado de un PIB total valorado en 21 mil 284 millones de dólares en el 2002 a otro valorado en 16 mil 121 millones de dólares en el 2003, lo que significa una reducción de la riqueza nacional global equivalente a 5 mil 163 millones de dólares, que al cambio actual representan mas de 200 mil millones de pesos, y representa una caída equivalente al 24.2 por ciento con relación al PIB del 2002. En término per cápita, esto quiere decir que el PIB per cápita se contrajo de aproximadamente 2 mil 500 dólares en el 2002 a aproximadamente mil 800 dólares en el 2003.

Este brutal colapso económico se ha expresado en una caída de la demanda interna, entiéndase consumo e inversión, del orden del 15 por ciento y ha producido un incremento de la tasa de desempleo que supera en estos momentos el 17.3 por ciento, lo que indica que en lo que va de este gobierno se han perdido mas de 650 mil empleos. En un país sin seguridad social, esto lo que significa es pobreza. En efecto, puede afirmarse que el presente gobierno se ha convertido en una fábrica productora de pobres.

Las implicaciones de este desastre económico, sin igual en la historia contemporánea dominicana, son difíciles de aceptar. Volver al nivel del PIB total del 2002, en dólares norteamericanos, requerirá no menos de 6 años creciendo la economía a una tasa promedio anual de un 5 por ciento a partir del 2005, con estabilidad monetaria y cambiaria. Todo lo que se avanzó durante los últimos cinco años de la década pasada se perdió en el 2003.

El 2003 es el año en el que se pierde la estabilidad de la economía dominicana. Al terminar el año la tasa de inflación ha sido del orden del 40 por ciento; la tasa de interés activa se ha colocado por encima del 40 ciento y; la devaluación de la moneda dominicana con relación al dólar ha sido del 54 por ciento con relación al 2002. Producto de la inestabilidad y de la desconfianza que ha generado el gobierno, se han fugado del país mas de 2 mil 500 millones de dólares en los últimos dos años. La deuda pública se ha incrementado en forma escandalosa pasando de representar un 25.9 por ciento del PIB en el 2000, a 52 por ciento en el 2003, convirtiéndose el servicio de la deuda en un grave problema de finanzas públicas. Mientras en el 2002, el servicio de la deuda representaba el 20 por ciento de los ingresos corrientes del gobierno central, lo que se proyecta para este año es que se coloque en la cercanía del 40 por ciento.

El año que termina es también el año de una crisis social que tuvo su punto resaltante en la crisis de los hospitales. Fue notoria la precariedad con que funcionaron los hospitales y la reaparición de enfermedades que previamente habían sido controladas puso en evidencia el descuido del gobierno en un área de vital importancia para el país. Otro aspecto resaltante de la crisis social dominicana lo constituyó el aumento de la criminalidad y el consiguiente deterioro de la seguridad ciudadana.

Pero los problemas del país en el 2003 fueron más allá de las dificultades y calamidades económicas y sociales. Con Hipólito Mejía se ha deteriorado todo. Muchos de los avances institucionales logrados durante la década pasada se han perdidos o se han estancados. Hay dos que merecen especial atención. El primero es que de nuevo los dominicanos tenemos que afrontar el uso partidario de la Junta Central Electoral, institución que Hipólito pretende utilizar para obtener el 16 de mayo lo que no podrá lograr en las urnas. El segundo es la nueva politización de los mandos militares y su incursión en la actividad política a favor de Hipólito Mejía.

Por otro lado, durante el 2003 los recursos públicos fueron utilizados de manera descarada al servicio de la agenda política de Hipólito. Este no tuvo ningún reparo en decir que sus intenciones son quedarse en el poder a como de lugar, aun a sabiendas de que es repudiado por el pueblo. Los últimos acontecimientos que se han producido en el PRD han puesto en evidencia que tenemos de frente un hombre que es capaz hasta de engañar a sus compañeros. En ese sentido, para la vida del país y para la consolidación del proceso democrático, su presencia en posición de liderazgo importante, constituye un gran peligro.

Puede afirmarse que al terminar el 2003, los dominicanos hemos cosechando los amargos frutos de una trágica aventura política llamada Hipólito Mejía. Ojalá que no se vuelva a repetir.

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