Juan Trinidad, en un encuentro con la vida

Juan Trinidad, en un encuentro con la vida

Como un misionero que hace las veces de intérprete de la naturaleza, Juan Trinidad se entrega en un recorrido por esos campos, dejando que el sol bañe con sus rayos su rostro, porque con ello está impregnando su alma de vida y esperanza.

Se trata de ese encuentro mágico con Dios y la naturaleza, traducido en lo que define como un verdadero y real diálogo con la realidad de la vida. Así, bajo las sombras de los árboles, aguarda el numen que lo lleve a crear, para luego correr hacía su taller y simplemente manifestar todas esas sensaciones.

La gubia y el buril son solamente esos instrumentos que como escultor debe utilizar para esculpir la madera, pero lo esencial, lo que le permite jugar al creador, va más allá de lo que cualquiera podría percibir.

Parado bajo los árboles, percibe su olor, en lo que describe como el llamado por la madera. Se trata de darle vida, solamente a esos que han decidido caerse por sí mismos, porque de ninguna manera está de acuerdo con cortarlos y privar al mundo de su belleza.

Una palabra más que perfecta para Trinidad: Dios. Es así, que una imagen de Cristo fue una de las tres piezas en la que participa en la bienal pasada, en donde obtuvo el Primer lugar renglón Escultura, “me identifico mucho con Cristo, es libre y conversa con uno, enseñándonos que lo que llamamos problemas son solamente obstáculos”.

Al expresar que trabaja lo que en realidad todos somos, la maquinaria del cuerpo, revela su pasión por modelar esos rostros en madera, lo que viene a ser como formar un carácter dentro de una escultura, “es como hablar con la realidad de la vida. Uno se siente que es un hermano o un hijo de la naturaleza, en donde es la pieza la que habla”.

[b]Por primera vez una escultura en hielo[/b]

Juan Trinidad nunca había trabajado en hielo y jamás imaginó que iba a hacerlo. Para él, representar al país y obtener el séptimo lugar en un concurso realizado en Ottawa, Canadá, con escultores que han nacido y crecido rodeados de este material, resultó una bendición que solamente podría provenirle de Dios.

Evidentemente que no estaba acostumbrado a hacerlo, y mucho menos con una temperatura de 47º C bajo cero, tomando en cuenta que es oriundo de un país tropical.

Dos horas para realizar la escultura era lo establecido. Confiesa que no le fue fácil, porque además sentía que se estaba congelando. Y aunque le gustaría volver a participar y representar al país, manifiesta que de ninguna manera cambiaría la madera por el hielo.

[b]Próxima exposición[/b]

El artista presentará la exposición más grande que ha realizado. Se trata de la octava individual que ha titulado “Rostros” y que presentará el próximo jueves 24 de junio a las 8:00 de la noche, en Casa Virginia.

Sus temas son esos que tratan de la capacidad de carácter, la personalidad, mostrando eso que la vida nos enseña y que tiene que ver con lo que somos.

La muestra durará un mes y estará compuesta por piezas de diferentes dimensiones. Juan Trinidad, quien ha participado en alrededor de 25 colectivas, se identifica con el roble, por ser una de las maderas nobles con que se cuenta en el país.

Anteriormente, trabajó con árboles más duros como es el guayacán, pero en el roble ha descubierto una humildad que lo consagra y lo hace sentir totalmente feliz.

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