RD debe seguir aprovechando el mercado del aguacate, pero con un manejo responsable del cultivo para no pagar el precio ecológico que está pagando México
Por: Mario Méndez
Cuando en una feria de alimentos celebrada en Estados Unidos en octubre de 2019, José Acosta observó la reacción de Dylan Williams al degustar un aguacate tropical o Cáscara Verde, quedó deslumbrado.
Él sabía de la creciente demanda del aguacate a nivel mundial, por su bien ganada fama como súper-alimento, pero no se imaginaba que esta variedad cautivaría tanto el gusto del epicúreo, como el de aquél estadounidense a quien escuchó expresar que en la degustación no faltó nada.
A partir de ahí voló más alta su convicción de que en la producción del aguacate Cáscara Verde la demanda está asegurada. Y no es para menos, la reacción del paladar de Williams se suma al júbilo de los consumidores en todo el mundo por el consumo de aguacate.
El valor de mercado mundial de esta fruta llegó a los 13,970 millones de dólares en 2021 y hay quienes prevén que superará los 26.000 millones de dólares en 2030.
El aguacate (incluyendo todas las variedades y todos los mercados de destino) es el tercer producto agrícola comestible exportado por República Dominicana, por debajo del cacao y banano.
En 2023, la exportación de la fruta totalizó US$97,2 millones de dólares, tras ascender a 67,5 millones de dólares en 2020, 77,9 millones en 2021 y 79,7 millones en 2022. Estas cifras colocan al país como uno de los mayores productores de aguacate del mundo, situándose en la quinta posición a nivel global.
Estados Unidos es el principal mercado del aguacate dominicano, al cual se destina aproximadamente el 48% del total exportado.
Este mercado crece y se abren otros nuevos para el país, como es el caso de Jamaica, en el Caribe, cuyo Gobierno dio apertura hace poco a las importaciones de la fruta dominicana, luego de que se lograra la eliminación de restricciones fito-sanitarias que impedían el acceso a ese mercado.
El país ha tenido éxito en las diferentes variedades de aguacate que cultiva (sobre todo la Hazz y la Cáscara Verde, pues la República Dominicana tiene la ventaja de ser una isla ubicada en el trópico, donde los frutos reciben mucho sol y eso se refleja en la calidad de la fruta; pero en el nicho de la Cáscara Verde tiene un potencial único.
Esto explica que se haya trabajado una estrategia entre 2015 y 2020 para convertir al país en el primer gran exportador mundial de aguacate Cáscara Verde, la cual fue financiada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Como parte de esa estrategia en agosto de 2022 eliminaron las descripciones que Estados Unidos tenía con los productores de igual variante del área de Florida, lo cual dificultaba el acceso de la fruta dominicana.
Los exportadores dominicanos han dado un puso más para afianzar su participación en el mercado de Estados Unidos: han creado la marca colectiva Dom Tropical Avocado from Dominican Republic, que identificará a los aguates producidos en la República Dominicana para su exportación al oeste de Estados Unidos.
Mientras eso ocurre, México, que es el principal exportador a Estados Unidos, enfrenta dificultades por una producción intensiva de aguacate que ha generado una pérdida de biodiversidad, condiciones meteorológicas extremas y una degradación extensiva del suelo, al punto de que ya se teme una catástrofe ambiental.
Esto debe servir de lección para la República Dominicana, que debe aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado mundial del aguacate, pero dando un manejo responsable a este cultivo.
Esto quiere decir que se deben delimitar claramente las áreas propias para su cultivo y establecer reglas muy claras en su manejo para preservar el medio ambiente.
Entre las recomendaciones para reducir la huella de carbono causada por el cultivo de aguacate están el dar prioridad a poli-cultivos sobre los monocultivos, lo que reduce las tasas de erosión en un 50 % y la demanda energética acumulada es 7.4 veces menor.
Estudios han confirmado que, particularmente, asociar cultivos de cacao y aguacate permite una buena fijación de carbono, lo cual contribuye a disminuir las emisiones de efecto invernadero.
Si el país toma estas previsiones asegurará la sostenibilidad del negocio del aguacate y continuará agradando el paladar de los consumidores a un costo medioambiental que no sea tan alto como el que ha comenzado a pagar México.