Jueces amables y sonrientes pero vestidos de prudencia

Jueces amables y sonrientes pero vestidos de prudencia

POR LEONORA RAMIREZ
¿Sabía usted que un juez de la Suprema Corte del Estado de Nueva York devenga un salario menor al de los miembros de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana, y que por lo general esos funcionarios judiciales no tienen chofer, utilizan guardaespaldas cuando su vida está amenazada, y si desean un arma de fuego tienen que solicitarla como el común de los mortales que vive en Estados Unidos?

Rolando Acosta, juez de la Suprema Corte del Estado de Nueva York, devenga un salario de US$137,000 anuales, que equivalen a RD$4.3 millones, pero en la práctica son menos porque el 50% se lo traga el fisco.

Los magistrados de la Cámara de Cuentas ganan, hasta decisión contraria, RD$600,000 mensuales, y mientras estos tienen chofer y guardaespaldas, Acosta se traslada de su casa al tribunal en “subway” (tren), donde se mezcla con obreros, ejecutivos, intelectuales…mansos y cimarrones.

¿Se imaginan a uno de sus homólogos locales en una guagua de la OMSA, o mejor, en el Metro de Santo Domingo cuando esté listo?

¡Sueñen!

Acosta asistió al encuentro del Grupo de Comunicaciones Corripio en compañía de Rita Mella, jueza de la Corte Civil de Nueva York, Manuel Méndez Olivero, juez de la Corte Civil del Condado de Nueva York, Diccia Pineda-Kirwan, jueza de la Corte Civil del condado de Queens, Isabel Rodríguez, jueza de la Corte Civil del Condado del Bronx y Fabiola Soto, jueza de la Corte de Reclamos de la ciudad de Nueva York.

Los magistrados, que están en el país invitados por los Consejos Consultivos de la Presidencia de los Dominicanos en el Exterior, contaron sus experiencias en la Gran Manzana, el origen de sus familias, en fin, sus historias particulares en una ciudad donde hay que rendir el doble cuando se es inmigrante.

JUSTICIA INDEPENDIENTE

Algunos chicos ácidos se extrañaron al saber que en Estados Unidos los jueces los designan los partidos políticos…es que la experiencia dominicana ha sido tan fatal en ese materia que no pueden comprender que haya independencia judicial con la sombra de los partidos.

El magistrado Acosta, quien es oriundo de Santiago, dijo que la clave de ese proceso de selección no está en la forma, sino en el respeto a la institucionalidad.

DEMOSTRARON QUE HABLAN POR SENTENCIA

Los magistrados se sentían a gusto, a juzgar por sus sonrisas y por la familiaridad con que exponían sus ideas.

Pero a la hora de los temas fuertes, se ponían el traje del silencio, como en el caso de la jueza de La Florida que puso en libertad al terrorista cubano Luis Posada Carriles, acusado de planificar y ejecutar la explosión de un avión de Cubana de Aviación, en 1976.

Tampoco se refirieron al procurador general de Estados Unidos, Alberto Gonzales, a quien se atribuye la destitución por razones políticas de 8 fiscales federales.

Y al pedírseles un paralelismo sobre las oportunidades de los dominicanos en Estados Unidos y los haitianos residentes en el país, Mella tomó la palabra luego de cruzar miradas con sus colegas, y respondió que como no conocen los requisitos dominicanos para la nacionalidad preferían que les abundaran sobre ese contexto para poder opinar.

HISTORIAS PARTICULARES

Cada uno de esos jueces tiene el sello de la búsqueda de oportunidades, de la construcción de un mejor futuro en una sociedad que en ocasiones puede ser hostil, aunque no lo hayan dicho.

Rodríguez, Pineda-Kirwan, Acosta y Méndez Olivero salieron del país con menos de 15 años, y tuvieron que integrarse a un medio superior al que dejaban y del que tenían que aprender una nueva lengua así tuvieran 5 ó 9 años.

Soto nació en Estados Unidos, pero es hija de dominicanos, y en su aregular español dice que lleva a este país en su corazón. Mella llegó adulta a Estados Unidos, con una licenciatura en Educación, pero igual que los demás decidió ganarse un espacio, que se fue forjando con su integración en entidades comunitarias.

Méndez Olivero salió del país en 1970, retornó en la década de 1980 para estudiar Derecho en la Universidad Central del Este, y luego de una intensa labor comunitaria llegó a la Corte Civil de Nueva York.

DOMINICANOS EN LA JUSTICIA

Para quienes tienen a los dominicanos como el dedo malo, buenas noticias: en las cortes en que trabajan estos jueces los criollos no encabezan las listas de procesos, por encima de otros inmigrantes.

La noticia agradó bastante, pero un chico ácido que siempre le busca un pelo al sancocho dijo, ¿y entonces por qué llegan tantos deportados?

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