Jueces de origen dominicano en NY expresan fuerza de la diáspora criolla

Jueces de origen dominicano en NY expresan fuerza de la diáspora criolla

POR LEONORA RAMIREZ S.
Seis jueces de origen dominicano que ocupan esas funciones en el Estado de Nueva York, sintetizaron la presencia de la comunidad dominicana en los centros de poder de los Estados Unidos.

Durante un encuentro con el Grupo de Comunicaciones Corripio los magistrados Rolando Acosta, Rita Mella, Manuel Méndez Olivero, Diccia Pineda-Kirwan, Julia Rodríguez y Faviola Soto, contaron cómo lograron escalar esas posiciones teniendo detrás las dificultades propias de los inmigrantes.

Exceptuando a Soto, quien nació en Estados Unidos, los demás jueces llegaron a ese país como parte de los flujos migratorios de 1970 y 1980.

Acosta, quien es juez de la Suprema Corte del Estado de Nueva York, manifestó al hablar en nombre de sus colegas que aunque viven fuera de la República Dominicana no han perdido su identidad nacional.

“Nuestra nacionalidad siempre se trae a colación, especialmente en un sistema tan complejo como el de Estados Unidos, donde hay tantos grupos étnicos compitiendo por ese triunfo que nosotros como dominicanos conseguimos.

“Nosotros, como dominicanos, vamos donde quiera a triunfar con integridad y mucho trabajo, y como grupo hemos podido adquirir un poder político superior al de otras comunidades”, dijo

Acosta expresó que en el sistema judicial norteamericano prestan servicio 8 jueces de origen dominicano, por lo que espera que ese sea el principio de un proceso de empoderamiento de la comunidad dominicana.

El magistrado es de Santiago, emigró con su familia a los 14 años, está casado con una puertorriqueña (Vasthi Acosta) y tiene dos hijos de 22 y 14 años. Es el primer dominicano electo a la Corte Suprema del Estado de Nueva York, en el 2002, pero antes presidió The Harlem Community Justice Center.

Se graduó en el Columbia College en 19790 y es egresado de la facultad de Derecho de la Universidad de Columbia, de la promoción de 1982. Su residencia está ubicada en la sección Inwood, de Manhattan.

ENTRE LA SUPERACION Y LA PERSEVERANCIA

Julia Rodríguez, jueza de la Corte Civil del condado del Bronx, en la ciudad de Nueva York, partió con su familia hacia esa ciudad en 1963, procedente de Santo Domingo, cuando apenas tenía 5 años.

De inglés sabía absolutamente nada y así tuvo que inscribirse en una escuela del condado de Queens, donde no se hablaba español.

“Mi éxito profesional se lo debo a mis padres que trabajaron duro por nosotros”.

Rodríguez ocupa ese cargo desde el 2003, pero en 1999 fue juez en la Corte de Vivienda. Se graduó de abogada en la escuela de Derecho de la Universidad de Fordham, en 1990.

Está casada con el trompetista Christopher J. Anderson, y tiene dos hijos, Elena y Marcos Jean. Diccia Pineda-Kirwan, quien desde el 2002 es jueza de la Corte Civil del condado de Queens, en Nueva York, es oriunda de Baitoa, Santiago, y emigró a los 9 años como parte de un proceso de movilidad familiar que abarcó varios años. Actualmente su madre y varios hermanos residen en República Dominicana.

Es la única latinoamérica que ejerce en la Corte del condado de Queens. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras de Sevilla, España, en la década de 1970, y posteriormente se inscribió en la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York.

Forma parte de varias entidades como The Association of Judges of Hispanic Heritage, The Judicial Friends, The Dominican Bar Association, The Latino Lawyer Association y The Hispanic Bar Association. Es madre de Shannyn, Christopher y Lauren.

CON UN CORAZON DOMINICANO

Faviola Soto es jueza de la Corte de Reclamos del Estado de Nueva York. Es hija de dominicanos pero nació en Nueva York, donde realizó sus estudios de Derecho.

Su ejercicio profesional comenzó en 1978, en el Servicio Legal del Bronx, y en 1980 inició su ejercicio privado en diferentes bufetes.

En 1993 fue seleccionada para la Corte Civil de Nueva York, posición en la que fue reelecta en el 2003. En el 2006 se le designó en la Corte de Apelación. La magistrada es madre de Toni, Charles y Robert Green, y de Manuel, Faviola y Félix Soto.

“Mi padre nació en Barahona y mi madre en Altamira, Puerto Plata, pero yo me siento con el corazón dominicano, vivo en el mismo vecindario donde mis padres llegaron a Nueva York, en Washington Heights”, expresó.

DIFERENCIAS MIGRATORIAS

Rita Mella, jueza de la Corte Civil de la ciudad de Nueva York, es oriunda de Santo Domingo y partió a Estados Unidos en 1986 para realizar una maestría en estudios latinoamericanos en la Universidad de La Florida. Luego estudió Derecho en la Universidad de Nueva York, y trabajó como asistente de juez durante 13 años.

Pero antes, en 1983, se graduó de licenciada en Educación en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).

Desde 1994 ha sido presidenta de la junta directiva del Centro de Desarrollo de la Mujer Dominicana, y participa de manera activa en diversas entidades como la Asociación de Abogados Dominicanos, la Asociación de Abogados Puertorriqueños, la Asociación de Mujeres Abogadas de la Ciudad de Nueva York y el Sindicato Nacional de Abogados.

Manuel Méndez Olivero es juez de la Corte Civil del condado de Nueva York desde el 2003. Nació en Santo Domingo y su familia partió hacia Estados Unidos a final de 1960. Se graduó de Contabilidad Pública en 1983, en Fordham University, y luego volvió al país para estudiar Derecho en la Universidad Central del Este, donde se graduó en 1987.

Al regresar a los Estados Unidos se involucró en actividades comunitarias, y en el propio ejercicio del Derecho. Pero también se dedicó al trabajo comunitario a través de la Junta Comunal Planificadora de Manhattan, en la Junta Consultiva Vecinal del Departamento de Juventud y Desarrollo del mismo distrito. Ofreció asistencia legal gratuita a los residentes del Norte de Manhattan, Bronx, Queens y Brooklyn, desde 1991 hasta el 2002

Cuando tenía más de 10 años en ejercicio se presentó la oportunidad de un cambio del juez de la Corte Civil, y esa vacante la ocupó él luego de pasar por un proceso de evaluación. Desde hace 21 años está casado con Francis A. Santana, con quien procreó a Manuel y Francis.

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