POR ODALIS MEJIA
Los jueces dominicanos reciben más formación de manera continua que los magistrados de Francia, España y Latinoamérica, gracias a un sistema  virtual que promedia más de 150 horas de enseñanza al año y de forma presencial más de 70, afirmó ayer el director de la Escuela Nacional de la Judicatura, Henry Molina. 

El funcionario señaló que la sociedad dominicana  está viviendo cambios constantes en varias legislaciones importantes como son las de Registro Inmobiliario, el Codigo Penal, el de Niños, Niñas y Adolescentes, Procedimiento Civil, entre otros, que ameritan una capacitación permanente de los administradores de justicia, a fin de que garanticen una gestión con el debido conocimiento.

La Escuela Nacional de la Judicatura, con ocho años en funcionamiento, es el centro para capacitar a los integrantes del Poder Judicial y de  aquellos que desean ingresar a ese sistema, ya que en el país no se ingresa al mismo sin pasar un concurso de antecedente y por oposición.

Todo aquel que aspira a juez, defensor, investigador judicial o  trabajador social  va a la Escuela, donde pasa por  un período de formación.

Molina explicó que para ser juez, cualquier el aspirante tiene que cursar durante dos años en  la Escuela de la Judicatura, mientras que los defensores se capacitan durante un año.

Agregó que el modelo de ingreso al sistema judicial  está establecido en la Ley de Carrera Judicial  que responde al modelo de Europa Continental,  que establece la profesionalización de los administradores y la entrada a través de concursos.

“Es imposible entrar a la judicatura si no pasa por ese concurso. La Suprema no puede designar por dedo a nadie para ser juez. Usted tiene que pasar por concurso público y luego va a la formación”, explicó Molina.

Al ser cuestionado sobre la selección de los jueces en otros sistemas como el de los Estados Unidos, que se puede hacer mediante votación general, Molina defendió que sean previamente capacitados por un organismo como la Escuela, ya que el hecho de que un estudiante se haya graduado de derecho no le da las suficientes competencias, habilidades  y destrezas para un ejercicio en el estrado.

Dijo,  además, que en el proceso de capacitación de la judicatura entran también los jueces anteriores a la Ley de Carrera Judicial, ya que es un requisito para la incorporación a esa legislación que le exige una serie de deberes a los magistrados.

Molina detalló que  todo este proceso de formación  se hace de manera integral para todos los beneficiarios, quienes reciben los instrumentos para el desarrollo de competencias que tienen que ver con el conocimiento jurídico propio de su desempeño, así como conocimientos de cultura general.

Señaló también que la Escuela es la primera institución que ha implementado la formación virtual, utilizando en sus inicios la plataforma educativa de la Universidad Vasca de Catalunya y en la actualidad  la de las grandes universidades norteamericanas.

Esta  escuela también  forma el personal administrativo del  Poder Judicial como parte de una política para que estos puedan desarrollar su labor en el  propósito de brindar un buen servicio a la ciudadanía, abundó.

Uno de los elementos básicos desde el inicio del proceso de formación de la Escuela es la ética como factor fundamental en  el quehacer de los jueces, enfatizó Molina, al apuntar que siempre se enseña la misma como patrón de autorregulación para no llegar a la sanción.

En ese tenor, recientemente en una cumbre judicial e internacional realizada en el país, el Poder Judicial se adhirió al Código Iberoamericano de la Ética de la Justicia.

Molina agregó, además,  que la Escuela es integrante de la Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales,  del Buró de la Organización Internacional de Capacitación Judicial que agrupa más de 80 países de todo el mundo, siendo sólo la República Dominicana y Argentina las naciones  de esta región miembros de esa entidad.

También es miembro del Centro Centroamericano Capacitación Judicial, membresías sobre las cuales dijo que ha  permitido que los jueces y defensores dominicanos puedan conocer otras experiencias en países de la región y aprender de las mismas para un ejercicio más eficiente.