Los Juegos Olímpicos de Río finalmente tuvieron una realización exitosa, saliendo milagrosamente de lo que parecía un lúgubre callejón sin salida a causa de una sumatoria de inesperados inconvenientes en la última etapa previa al magno evento multideportivo. Con una impresionante inauguración cargada de música y contagiosos bailes, deslumbrantes resultados competitivos y una clausura de sin par aire carnavalesco, Brasil logró escribir para la historia universal del músculo y el espíritu una página imborrable en el imaginario popular.
Los “Juegos Maravillosos en la Ciudad Maravillosa”, fue la expresión del presidente del COI, Thomas Bach, tan pronto pudo respirar con tranquilidad al consumarse el cierre de la extraordinaria fiesta, que una vez más fue dominada ampliamente en el medallero general por los países del primer mundo.
La República Dominicana asistió con 29 atletas, y por cuarta vez en forma consecutiva se inscribió en el medallero al obtener una presea de bronce a manos de Luis Pié en los 58 kilos en tae kwon do, para sumar siete (3 oro, dos plata y dos de bronce) en los anales de su participación en la justa.
Lo primero que se debe reconocer es que en Río el país tuvo resultados por debajo de los Juegos de Beijing 2008 y de Londres 2012. En los primeros la RD obtuvo dos medallas, una dorada conquistada por el boxeador Félix Díaz y otra plateada lograda por Gabriel Mercedes en tae kwon do, mientras que en los segundos Félix Sánchez se alzó con el oro en los 400 metros con vallas y Luguelín Santos conquistó la plata en los 400 metros planos, quedando en las dos veces en el lugar 46 en la tabla de posiciones. En Río con su única presea el país ocupó el lugar 78, aunque hay que reconocer que más de 100 países quedaron fuera del medallero.
El país se estrenó con su primera medalla olímpica en los Juegos de Los Angeles 1984, cuando el pugilista Pedro Julio Nolasco conquistó una medalla de bronce. Nuestro primer oro fue obra de Félix Sánchez en los Juegos de Atenas.
En anteriores entregas hemos sostenido que debido a nuestra condición de pequeño país tercermundista todavía no estamos al nivel de un lugar entre los 20 ó 30 países del medallero; en realidad nuestras verdaderas olimpiadas son los Juegos Centroamericanos y del Caribe, habiendo quedado en la quinta posición en los Juegos de Veracruz, México, en el 2014, solo detrás de Cuba, México, Colombia y Venezuela, al totalizar 77 medallas, divididas en 20 de oro, 34 de plata y 23 de bronce. Después de estos juegos regionales, nuestras posibilidades han estado en los Juegos Panamericanos.
¿Cuáles son las reales perspectivas de nuestro deporte de alto nivel y específicamente para el próximo ciclo olímpico? En la actualidad el país se encamina a poner en ejecución por primera vez un Plan Nacional de Desarrollo Deportivo, mediante un acuerdo que involucra todos los sectores públicos y privados.
Los resultados de este plan tendrán un efecto sin precedentes en los Juegos Regionales y Continentales, y un mejor desempeño en los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020, sin pensar que en estos últimos daríamos un gran salto, pero sí obtener algunas medallas más.
Lo primero es poner en función efectivos programas de búsqueda y desarrollo de talentos, donde las federaciones olímpicas deben tener un mejor desempeño gerencial y en materia de la planificación del entrenamiento con los recursos aportados por la administración pública y en segundo grado del sector empresarial.
También hay que tomar en cuenta que a partir de Tokio 2020 fueron aprobados cinco nuevos deportes, incluidos dos donde el país exhibe calidad al más alto nivel: el béisbol y el karate. La nueva camada en el voleibol femenino promete grandes logros, además de nuevas promesas en otras disciplinas, sin olvidar que el medallero del principal acontecimiento multideportivo seguirá bajo el dominio de las naciones del primer mundo.