Juegos infantiles y diferencias sociales

Juegos infantiles y diferencias sociales

La infancia en la República Dominicana vive en la invisibilidad, sobre todo en los sectores más pobres. Sus derechos, demandas y necesidades no son considerados de relevancia en las políticas sociales.

El juego es una necesidad para la población infantil, es una de las actividades más importantes en el desarrollo evolutivo de un niño o una niña. Sin embargo, es reprimido por padres, madres y docentes de centros educativos, donde se castiga y se pega a niños y niñas que intentan convertir “la clase en un juego”, cuando por el contrario debería ser así para que se produzcan aprendizajes significativos.

Los niños y las niñas de los sectores pobres crean sus propios juguetes alternativos que fabrican con medias viejas, palos, ruedas viejas, latas o con la vitilla que consiguen de la tapa de un botellón de agua para jugar en las esquinas y en las calles de sus comunidades.

El juego de vitilla junto al juego del muñeco son los juegos más populares y frecuentes en las calles de los barrios; estos se realizan a pesar de su continua suspensión por el movimiento de motoconchos y carros. No hay otro espacio para jugar. La ausencia de patios, canchas, parques y áreas verdes empujan a la población infantil a ocupar las calles, cañadas y callejones para jugar y divertirse.

Los niños y niñas juegan en las cañadas aun cuando corren toneladas de aguas negras contaminadas con hedor y podredumbre; la costumbre y la necesidad de jugar es más poderosa que el olor.

Sus viviendas son estrechas dos cuartos o un cuarto donde se duerme, se come, se lava la ropa y se cocina. Tienen que salir a los callejones, cañadas y calles y corriendo grandes riesgos de salud y de su propia vida.

Las niñas tienen mayores limitaciones para el juego que los niños porque sus madres tienden a asignarle tareas en el hogar que limitan el tiempo de juego y le reprimen con pelas si osan violar esta norma. “Mi mamá me dice que solo puedo jugar cuando termine de hacer los oficios”.

Esta creatividad disminuye según las diferencias de clase. En los estratos medios han disminuido estos juegos creativos de niños y niñas que se sustituyen por juegos electrónicos que los convierten en sujetos pasivos con poca expresión creativa y desarrollo de destrezas psicomotoras.

En los barrios y comunidades los grandes apagones han incrementado y fortalecido los juegos creativos y la ocupación de calles, callejones y cañadas para el juego.

La creatividad en la población infantil de los sectores pobres no se ha perdido; se mantiene porque la necesidad de jugar la ha impuesto.

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