LONDRES. AFP. Teleférico por encima del Támesis, carriles de circulación reservados, terminal para atletas en Heathrow: Londres ultima sus preparativos en materia de transportes, sin llegar a disipar no obstante los temores de una parálisis de la ciudad.
Los organizadores insisten en que los Juegos Olímpicos serán accesibles por transporte público. Pero en una metrópoli en que las arterias están ya paralizadas, el metro es antiguo y está sobrecargado, llevar de un lado a otro a atletas, autoridades y periodistas a ciertas horas sin frenar la actividad de los londinenses es un quebradero de cabeza.
«Londres es una gran ciudad. ¿Les puedo garantizar que nada irá mal? No», reconoció recientemente el secretario de Estado para los Juegos Olímpicos, Hugh Robertson, quien aseguró sin embargo que se ha hecho todo lo posible «para que funcione».
«Y si la gente sigue los consejos, debería funcionar», estimó. Estos consejos los ven los londinenses en el metro desde hace meses: trabajen desde casa, utilicen la bicicleta, anden, eviten las líneas más frecuentadas a las horas punta.
Transport for London (TfL), el organismo público que gestiona los transportes municipales, cree que tendrá que absorber tres millones de desplazamientos suplementarios diarios, además de los 12 millones habituales.
Costosas obras de modernización. TfL advierte que habrá tiempo de espera en el metro, pero dice tener confianza, presumiendo de haber gestionado globalmente «bien» el Jubileo de Diamante de la reina Isabel II a principios de junio, durante el cual tuvo que hacer frente a un tercio más de viajeros que habitualmente hacian.
Sin embargo, varios incidentes recientes en las líneas han puesto a prueba la famosa flema inglesa y alimentado los temores.
«Es una verdadera pesadilla en este momento en la estación de metro Bank ¿Cómo va a poder hacer frente a más visitantes?», se preguntaba recientemente en Twitter una usuaria en un mensaje dirigido al alcalde de Londres, Boris Johnson.
«Estuve allá esta mañana, sé muy bien lo que ustedes viven. Es por eso que invertimos tanto en las obras de modernización», respondió el alcalde, quien en diciembre comparó el caos de los transportes al temido «fallo informático del año 2000 que nunca ocurrió».
Estas obras colosales para renovar la red estarán terminadas a tiempo para los Juegos, aseguran las autoridades. Se han invertido unos 6 mil 500 millones de libras (10 millones de dólares, 8 mil millones de euros), todos salvo cerca de mil fuera del presupuesto olímpico.
Otro dolor de cabeza son los autobuses: los conductores han amenazado con una huelga de tres días antes de los Juegos para obtener una prima especial como la que cobrará el personal del metro, de los trenes y del servicio de bicicletas públicas.
«¿Caos absoluto?» Se han emitido también muchas dudas sobre la capacidad de Heathrow, que será la puerta de entrada de cerca del 80% de los visitantes, para absorber este flujo sin obstáculos. El primer aeropuerto de Europa, que se encuentra ya al borde de la saturación, protagonizó una reciente polémica debido a las interminables colas en el control de pasaportes.
Una situación que el aeropuerto asegura haber remediado reclutando más de 500 agentes suplementarios durante los Juegos. Heathrow se dotó de una nueva terminal, reservada a los atletas, que funcionará para las salidas del 13 al 15 de agosto, debido a que los días posteriores a los Juegos serán los más cargados.
Otra novedad, un teleférico, empezó a funcionar por encima del Támesis para unir en unos minutos dos grandes sedes de las competiciones. Y un tren rápido, el «Javelin», permitirá el acceso al parque olímpico.
La circulación vial en Londres será modificada, con «carriles olímpicos», especialmente reservados para los atletas a partir del 25 de julio. John Thomas, de la Asociación de taxistas, prevé sin embargo un «caos absoluto».