Para muchos padres y maestros, la hora de juegos suele ser una manera de premiar al niño luego de acabar con sus deberes escolares.
Esta manera de ver los juegos, es totalmente errada, explica la psicóloga Dalul Ordhei, al considerar que los juegos forman parte esencial dentro del aprendizaje de los niños en su etapa de desarrollo.
“En la primera infancia, el juego es un proceso de desarrollo y un elemento esencial, como si fuera la higiene, o la alimentación, debido a que a través de este elemento simbólico que da, el niño aprende a adquirir destrezas motoras, habilidades cognitivas, destrezas sociales” explica la psicóloga Ordhei.
Asegura que el juego ayuda al infante a internalizar las normas de comportamiento, y de convivencia social, por lo que considera que este no es simplemente un elemento de entretenimiento, sino, más bien, tiene un objetivo definido, el cual posteriormente va a producir un desarrollo de las funciones ejecutivas, las cuales, según explica, son las de mayor complejidad a nivel cognitivo en el ser humano.
“La planificación, el desarrollo de estrategias, el control de la propia conducta, son elementos propios de los juegos, lo que le permitirá al niño responder antes estas cuestionantes, mediante el entretenimiento”, explica la especialista.
Sostiene que en la medida en que los padres incorporen actividades que puedan enriquecer, modificar y conducir de manera adecuada el desarrollo de las funciones cognitivas, podrán tener hijos con capacidades de regulación de conducta, con mayores procesos atencionales y con comportamiento adecuados con respecto a las normas sociales.
Explica que otro rol importante del juego es el reforzar a la ética y moral del infante, ya que una de las reglas fundamentales de los juegos implica que no es posible hacer trampas, por lo que en este punto se podrá trabajar la honestidad y la verdad de los hijos.
Para desarrollar estas habilidades dentro del hogar, la psicóloga recomienda que los niños tengan “un espacio de acción” que sea controlado, donde tengan la libertad de poder jugar, y de utilizar la realidad y el nivel de comprensión.
Aconseja a los padres, que antes de comprar algún juguete, identifiquen los intereses del niño, ya que muchas veces no se relacionan con los gustos de los padres o no se asemejan con lo que el padre quería o necesitaba cuando tenía esa misma edad.
“No es raro encontrar niños que le regalan algún juguete en particular, pero este no presenta el interés esperado, por lo que se puede entretener hasta con la caja donde vino el artículo” asegura.
Comenta que estas actitudes de los niños no tiene porque decepcionar a los padres, ya que en esta etapa, ellos están descubriendo cosas nuevas y experimentado.
En cuanto a los tipos de juguetes, la experta aclara que los niños no tienen la capacidad de disernir sobre qué juego le corresponde a cada sexo, por lo que si un niño juega con una muñeca o viceversa -una niña con un carrito- esto no tiene porque ser motivo de alarma para los padres.