Jugar al caos

Jugar al caos

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Nadie quiere que se ejerza la violencia desde el aparato del Estado, pero… ciudadanos haitianos, que permanecen en el país en condición de ilegales, ocupan apartamentos a medio construir en el sector Invivienda.

La ausencia de espíritu democrático provoca una trifulca entre los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana en elecciones para una Junta de Vecinos del sector Los Ríos.

Seis tipos entran a una cancha donde se celebra un partido de baloncesto y la emprenden a tiros contra los espectadores.

En Nagua se encuentran caravanas de los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Independiente y luego de una discusión se produce un tiroteo con resultados de heridos graves de uno y otro lado.

Día tras día se denuncia que audaces maleantes ven a una persona, mujer, hombre, civil, policía o militar, en un vehículo que les gusta, se acercan, en el mejor de los casos golpean al conductor y si se mueve mucho lo matan para robar el vehículo.

Día tras día se denuncia que personas con un entrenamiento que les permite actuar cronométricamente, llegan, golpean, maniatan o asesinan a los guardianes, entran a una sucursal bancaria y, en menos que canta un gallo, roban miles o millones de pesos.

Hay una discusión, que ahora se habla de conspiración, sobre la oportunidad y operabilidad del Código Procesal Penal, de reciente aplicación. Unos critican que es benigno y vulnerable por delincuentes y abogados sagaces, otros sostienen lo contrario.

Es obvio que hay un mar de fondo contra la Junta Central Electoral fruto de críticas permanentes de partidos y grupos que olvidan el papel estelar jugado por la institución en la organización de las elecciones del 2004.

Desalmados profanan iglesias y roban ornamentos sagrados y otros bienes.

Los violadores de mujeres y de menores, hembras y varones, campean por su irrespeto, mientras la sociedad observa asombrada cuán benignas son las penas a que son condenados, si se los atrapa.

El asesinato de mujeres por parte de ex maridos que las requieren en amores o porque en su locura de celos ven lo que no existe, es una práctica que crece día tras día.

El empleo de menores, hembras y varones, para la comisión de fechorías tales como introducirse por una ventana pequeña en casa habitada, en horas nocturnas, el uso de esos u otros menores para el tráfico de drogas y para el asesinato por encargo, dada la permisividad y debilidad del Código de Defensa de los Menores.

En el escenario de un crimen, los maleantes disparan para huir, independientemente del número de personas que haya en el lugar, no importa si ancianos, mujeres embarazadas, niñas o niños y la respuesta irresponsable de policías que disparan por encima y en medio de la gente, como si se jugara a lo que coja mi bon.

Siempre será preferible que el delincuente huya a que se origine un intercambio de disparos en medio de un gentío, pues nadie sabe quién será alcanzado por una bala. Ello forma parte de la presunción de inocencia.

Todo esto, sin hablar del tsunami económico provocado por el fraude bancario que nadie sabe hasta cuándo afectará la economía nacional y la intención de que todo se quede así, como si no hubiera ocurrido nada.

En medio de ese panorama tan confuso, tan difícil de asir, tan aparentemente imposible de solucionar, es oportuno preguntar: ¿hay la intención de resolverlo, o sólo se habla para echar una cucharada de sal al río, a ver si el agua se torna salada?

Jugar al caos pude ser muy peligroso para todos, incluyendo a quienes inician el juego.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas