La voz de un aturdido Michael Jackson, supuestamente bajo los efectos de alguna sustancia, protagonizó ayer en Los Ángeles (EE.UU.) la primera jornada del juicio contra su médico, Conrad Murray, acusado de homicidio involuntario por la muerte del cantante.   

La sesión arrancó en la Corte Superior del condado de Los Ángeles con el alegato inicial del ayudante del fiscal del distrito, David Walgren, quien describió al doctor como un profesional avaricioso y negligente cuyos “actos y omisiones” acabaron con la vida del “rey del pop”.  El abogado de la defensa, Ed Chernoff, dio la vuelta a ese argumento e insistió en que el propio Jackson,  se autoadministró los medicamentos que le mataron cuando Murray no estaba presente.

El detenido  se ha declarado inocente y se enfrenta a una pena de cuatro años de prisión y la pérdida de su licencia médica si es declarado culpable.