Juicio trayectoria Leonel Fernández

Juicio trayectoria Leonel Fernández

El 1996 fue el año en que el doctor Leonel Fernández llegó por primera vez a la Presidencia de la República Dominicana.

Ese fue el año más difícil para mí y para mi familia.

Con dos hijos aun pequeñitos, fui cancelado de la institución pública donde por doce años granjeaba el pan cotidiano.

Mientras el partido morado celebraba desbordadamente su triunfo, mi esposa y yo vivíamos días de incertidumbres, angustias y desesperación.

Con ese recuerdo casi traumático de esa época, tengo suficientes razones y motivos para hoy mostrar una condición de rechazo total a la figura de Leonel Fernández.

Pero, ¿sería yo objetivo y justo al juzgar las condiciones reales de un hombre por una cuestión mía muy personal?

Fuera de las pasiones individuales y de los intereses políticos contrarios, la verdad es que el doctor Fernández constituye un gran valor para la sociedad dominicana y para el país.

Él fue quien hizo la transición exitosa de un liderazgo tradicional en el Estado a uno generacionalmente joven.

Hizo fuerte a un partido relativamente pequeño, garantizándole varios triunfos.

Dirigió al Estado con elegancia, brillo, destreza y reconocimiento aquí y allende los mares.

Potencializó las variables de desarrollo heredadas y estableció nuevos parámetros de crecimiento.

Los cambios del país, la solidez del PLD y los logros que exhibe la presente gestión, todos emanan del ingenio pasado de Leonel Fernández.

Los dominicanos debemos aprender a ser menos volubles, llevaderos, manejables y circunstanciales.

Debemos analizar las cosas con menos presión emocional; alimentada, muchas veces, por una propaganda interesada que no mide valores con tal de capitalizar.

Solo la ingenuidad impide ver que lo que se busca es neutralizar el liderazgo y trayectoria de un líder que aún no ha agotado todo lo que debe dar.

 

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