Julián Javier
Mejor pelotero que su hijo Stanley

<P>Julián Javier<BR>Mejor pelotero que su hijo Stanley</P>

Mejor bateador y gran defensa.  El padre, en menos años, acumuló más cuadrangulares y más indiscutibles, además que su impecable defensa en segunda lo llevó a ser apodado “El Fantasma”

Stanley Javier jugó en las mayores con los Yanquis de Nueva York (1984), Atléticos de Oakland (1986-90, 1994-95), Dodgers de Los Angeles (1990-92), Filis de Filadelfia (1992), Los Angeles Angels of Anaheim (1993), Gigantes de San Francisco (1996-99), Astros de Houston (1999) y Marineros de Seattle (2000-01).

Su nombre lo obtuvo en honor al compañero de equipo y amigo de su padre, Stan Musial.

Su producción fue buena en ambos lados del plato, y tenía un brazo fuerte con la habilidad de jugar las tres posiciones del jardín. También es uno de los únicos tres jugadores en batear en contra de Terry Francona (mánager de los Medias Rojas), cuando Francona hizo una breve incursión como lanzador y el único que se ponchó con tres lanzamientos consecutivos.

El 8 de diciembre de 1984, Javier fue parte de un canje masivo de los Yankees que lo envió junto a los lanzadores Jay Howell, Tim Birtsas, Eric Plunk y José Rijo a los Atléticos por Bert Beadley y Rickey Henderson.

En su carrera de 17 años, bateó para .269 con 57 jonrones, 503 carreras impulsadas, 781 carreras anotadas y 246 bases robadas en 1,763 juegos y tuvo un anillo de Serie Mundial con los Atléticos en 1989. Su destacada carrera incluye haber finalizado en el décimo lugar en bases robadas de la Liga Americana en 1994, con 24, y en séptimo en bases robadas de la Liga Americana en 1995, con 36.

Javier conectó el primer cuadrangular de interligas en la historia de las Grandes Ligas contra los Rangers de Texas mientras jugaba para los Gigantes de San Francisco.

Julián Javier fue un destacado segunda base que jugó con los Cardenales de San Luis (desde 1960 hasta 1971) y en los Rojos de Cincinnati (1972).

Javier fue un buen bateador de contacto, quien se caracterizaba por batear rectas alta. También fue bueno haciendo hit and run, y uno de los mejores tocadores en la liga. Fue muy bueno contra lanzadores zurdos.

Un corredor inteligente, que corría lo suficientemente rápido fuera del plato para evitar jugadas de doble matanza, y nunca dudó en tomar base extra. Como segunda base, Javier era un maestro en el manejo de rodillos lento, con buen brazo para ambos lados, y era muy acertado en el enganche del giro mientras el contrario corría a sus espaldas en el cuadro interior. Hacía doble play con mucha facilidad y sin temor alguno.

El 9 de julio de 1963, Javier y sus compañeros de equipo Bill White (primera base), Dick Groat (campo corto), y Ken Boyer (tercera base), se pusieron de acuerdo para hacer una combinación perfecta en el infielder de los Cardenales en el Juego de Estrellas de la Liga Nacional de ese año. Jugó de nuevo en el Juego de Estrellas de 1968. El mismo año, fue considerado como el Jugador Más Valioso.

Un bateador de .333 en diecinueve partidos de la Serie Mundial, Javier conectó un cuadrangular de tres carreras en el séptimo partido de la Serie Mundial de 1967, para ayudar al lanzador Bob Gibson a ganar su tercer partido de la serie contra los Medias Rojas de Boston y darle el Campeonato Mundial a los Cardenales.

En su carrera de 13 temporadas, Javier bateo .257 con 78 jonrones, 506 carreras impulsadas, 722 carreras anotadas, 216 dobles, 55 triples, y 135 bases robadas en 1.622 juegos.

Javier (llamado Hoolie por sus compañeros de equipo) y apodado además por Tim McCarver como «The Phantom» («El Fantasma» en español), por la capacidad que tenía de evitar que los corredores se deslizaran en la segunda base. Javier está en el Salón de la Fama de la liga Triple-A en Columbus, Ohio, por su notable desempeño con los Columbus Jets mientras jugaba para el equipo de ligas menores afiliados de los Piratas de Pittsburgh.

Julián fue más destacado que su hijo Stanley en el tiempo que jugó en las mayores y ambos fueron excelentes a la defensa.

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