Julio Franco: «Jugaré hasta los 50»

Julio Franco: «Jugaré hasta los 50»

POR JESSE SÁNCHEZ
ATLANTA.-
El primera base de los Bravos, Julio Franco, ha estado en el béisbol el suficiente tiempo para entender su fascinación con las estadísticas. El escucha sobre el número de hits que tiene y la cantidad que podía haber acumulado si no hubiera pasado cinco años jugando en otros lugares. Lo mismo sucede con sus empujadas, jonrones, partidos y dólares.

Pero a los 45 años, la única cifra que cuenta estos días es la anotación – aquella en la pantalla y aquella contra el Padre Tiempo.

Franco dijo que quiere jugar hasta los 50 años y piensa que su condición física y experiencias de la vida lo han preparado para hacerlo. El 23 de agosto, Franco cumple 46 años.

“Creo que si Dios me lo permite, jugaré hasta los 50 años”, dijo. “El fue que me dio la habilidad. Si me mantengo sano, y sé que haré mi parte para lograrlo, creo que puedo hacerlo”.

Es justo que Franco parezca estar jugando béisbol de por vida ya que creció en San Pedro de Macorís en la República Dominicana – el lugar donde el béisbol es vida.

Hogar de grandesligas como Juan Samuel, Tony Fernández, Sammy Sosa, Alfonso Soriano, Luis Castillo y el legendario Alfredo Griffin, San Pedro de Macorís es el lugar donde un delgado Franco, entonces torpedero, aprendió el juego.

Y casi no tuvo opción para hacerlo.

“En San Pedro  jugamos como locos”, dijo Franco. “Es un pueblo pequeño. Es pobre y la mayoría de la gente son clase media, pero podíamos jugar pelota. Muchos torpederos salen de allí porque muchos jóvenes quieren jugar en el siore y ser lo mejor. Creo que a veces la gente se olvida que yo era campo corto”.

En defensa de la gente, mucho se ha olvidado desde 1978, el año en que Franco firmó como adolescente con los Filis.

Pero mirando atrás, Franco podría admitir que la mayor parte de los 1980 con Cleveland fueron algo opacos. Era un torpedero jugando segunda, y junto con el cambio de posición vinieron los problemas.

Aún así logró promediar al menos .300 en tres de seis años con los Inidos de 1983 a 1988, pero dijo que emergió jugando con los Vigilantes desde 1989.

“En mis años en Texas fue cuando comencé a disfrutar el béisbol y mi vida”, dijo Franco. “En Cleveland, era novato, pero en Texas me convertí en un jugador de las mayores, y comencé a poner en juego mis habilidades y mi experiencia. Jugué con muchos latinos y nos divertimos. Aunque no ganamos una Serie Mundial, el estadio siempre estaba lleno. Los fanáticos eran grandiosos y me gustaba vivir en Arlington”.

Durante sus cinco años con Texas, Franco fue tres veces al Juego de Estrellas. Ganó un cuarto Bate de Plata seguido en 1991 y fue nombrado MVP del clásico de mitad de temporada en 1990.

Su legado todavía vive en el hoy Ameriquest Field en Arlington, gracias en parte a su promedio de por vida con los Vigilantes de .306, todavía el mejor de la franquicia.

Los fanáticos de los Vigilantes también recuerdan su brillo, su sonrisa de un millón de dólares, y ese pelo rizado que hoy siempre está afeitado.

“Julio era un bateador excelente antes de que lo consiguiéramos y fue un bateador excelente con los Vigilantes”, dijo el ex gerente general y actual comentarista de Texas, Tom Grieve, quien adquirió a Franco desde Cleveland antes de la temporada de 1989.

“Diría que con Julio, conseguimos todo lo que queríamos y sé que disfrutó su tiempo en Texas. Le encantaba jugar con Bobby Valentine, fue un Jugador Estrella y tuvo a muchos amigos y a su familia con él. Teníamos buenos jugadores latinos como Rubén Sierra y Rafael Palmeiro que se llevaban muy bien con él así que este fue un punto positivo para él”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas