Julio Franco temió lesionarse durante celebración de los Bravos

Julio Franco temió lesionarse durante celebración de los Bravos

POR PAUL NEWBERRY
ATLANTA (AP).-
Ya suman 14 los títulos consecutivos de división conquistados por los Bravos de Atlanta, y el de este año tiene el aderezo especial de que fue labrado con el aporte decisivo de una nueva camada de jugadores.

Por ello lo apropiado fue que los novatos encabezaran el festejo, rociando la champaña, bañando de cerveza a sus compañeros y posando para fotos.

Y Jeff Francoeur, quien dio el salto desde la menores a mitad de año y fue el motor de la acometida que condujo a los Bravos a otro campeonato en el Este de la Liga Nacional, fue el que más celebró.

Los Bravos supieron que el título era suyo a mitad del partido en el que apalearon 12-3 a los Rockies de Colorado el martes en la noche. Poco antes, el triunfo de los Mets de Nueva York por 3-2 ante los Filis de Filadelfia había sentenciado todo.

El piloto Bobby Cox sacó a los titulares y completó el partido con una alineación de ocho novatos y Adam LaRoche, quien está en su segunda temporada. Tal fue la postal de los Bravos en una campaña en la que utilizaron a 17 novatos para encaramarse nuevamente en la cima, pese a un alud de lesionados y declives de algunas figuras.

«Esto es muy especial», dijo Cox. «Cuando le tocó a los novatos, pues los veteranos se crecieron».

El dominicano Julio Franco, quien a sus 47 años es el pelotero más veterano en las Grandes Ligas, estaba perplejo por lo alocado del festejo. Temía que la misma se saliese de control.

«Alguien puede quedar lesionado», dijo Franco. «Es lo último que quieres que pase. Los voy a parar».

Luego que Atlanta se convirtiera en el segundo equipo en asegurar un banderín de división, después de los Cardenales de San Luis en la central del Viejo Circuito, el sentir unánime era otorgarle el crédito a los novatos.

Hasta Andruw Jones, cuyos 51 jonrones y 128 remolcadas lo tienen como candidato al Jugador Más Valioso, estuvo de acuerdo.

«No cabe duda que he tenido una gran temporada», declaró. «Pero sin ellos no estaríamos aquí».

Aunque de los Bravos siempre se espera salir primeros, esta vez el trayecto muy diferente.

Cuando los pitchers Mike Hampton y John Thomson causaron baja por lesiones, Atlanta apeló a su bullpen. Se promovió a la rotación al dominicano Jorge Sosa, cuya marca de por vida era de 11-26. Su foja este año es de 13-3.

Cuando los veteranos guardabosques Raúl Mondesí y Brian Jordan no rindieron como en sus mejores tiempos, los Bravos ascendieron a Francoeur, y sus colegas novatos Ryan Langerhans y Kelly Johnson.

Cuando Chipper Jones quedó inhabilitado por una lesión en un pie, el dominicano Wilson Betemit tomó su lugar. Cuando el nuevo cerrador Dan Kolb no dio la talla, los Bravos ficharon a Kyle Farnsworth. Además, Brian McCann subió de la Doble A para suplir al receptor titular Johnny Estrada, cuando éste acusó problemas físicos.

Esta temporada volvió a convalidar la filosofía de los Bravos, la misma que les ha permitido enhebrar una de las rachas más impresionantes. Atlanta siempre ha sido una franquicia que ha sabido promover nuevos valores.

El momento más emotivo de la noche fue cuando el veterano receptor venezolano, ausente durante la mayor parte de la temporada a causa de una lesión en el hombro, entró como emergente. Fue su primera aparición desde el 18 de mayo.

Sus compañeros salieron de la caseta para aplaudirlo y los fanáticos corearon su nombre.

Pérez, quien sabía que esa pudo haber sido su última salida en las mayores, casi que no podía contener la emoción.

«Mucha gente me pregunta si ese ha sido mi mejor momento en el béisbol», dijo Pérez, el más valioso de la serie de campeonato de la Nacional en 1999. «Este mismo es. Este es el número uno».

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