En el 1976, tres jóvenes hicieron una hazaña que marcó una impronta en la plástica dominicana. Llenaron el inmenso comedor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) de obras de arte. La exposición fue denominada “De hombre, hombre”, y ellos Frank Almánzar, Carlos Sangiovanni y Julio Natera.
Los 3 intentaban contrarrestar su no inclusión en las instituciones del arte y el predominio de los 6. Y lo inesperado fue que esta fuera seleccionada como la “Exposición más importante del año” y que aún se recuerde.
Conversamos con Julio Natera, quien nos asegura que ellos estaban interesados en “compartir la creatividad y el mundo del arte, con los estudiantes. Dar indicios de los métodos que utilizábamos para la creación artística. Usábamos muchas gráficas y elementos para las gráficas que no eran muy comunes”.
Marivell Contreras: Y era una época donde había que tener mucho criterio artístico, social y político, ¿no?
Julio Natera: Bueno la ventaja que nosotros teníamos, es que quien nos formó conceptualmente en cuanto al arte fue Don Pedro Mir. Él nos dio estética de arte desde el punto de vista de la historia y enfocado en una forma materialista y todo lo que él enseñaba no era en base a un dogma sino a una realidad y de la misma forma lo compartíamos con él.
MC: ¿Cómo esa poética, literaria y emocional de Don Pedro Mir, de alguna manera los permeó?, ¿y a ti en lo personal?
Natera: Sus enseñanzas me marcaron, porque yo había sido educado en escuelas católicas, y tenía ese pensar idealista de la creación. Don Pedro me enseñó la parte materialista de la filosofía y lo que más me impactó a mí fue cómo nos explicó la fundación del materialismo. El inició diciendo que había un filósofo griego considerado como el padre del materialismo y que este fundó su filosofía basándose en la conducta del tiempo, y que el tiempo es un giro constante, entonces asumir ese nivel de abstracción, considerar el tiempo así, abrió canales, otros mundos, dio profundidad a la imaginación, ya no era limitado al aquí y ahora, y al hoy en día…
MC: Has pasado por muchas etapas dentro del arte, te has abrazado al modernismo, del abstraccionismo a lo figurativo y de ahí al arte cinético, ¿que ha despertado en ti esa ansiedad de comunicar en una técnica o en otra?
Natera: Lo que ha despertado es el deseo de descubrir nuevas filosofías, en nuevos términos, es el uso del espacio. Inicialmente cuando uno se forma uno tiene un criterio del uso del espacio histórico, entonces ese volumen tú lo ubicas en diferentes contextos y creas un uso del espacio visual, pero es un volumen. Entonces a mí me impactó mucho cuando trabajé en Venezuela el sentido del espacio, el espacio ya no es un volumen, el espacio es su totalidad, todo el espacio histórico tiene un valor, ya no es un volumen, entonces imagínate ya con esa visión tu empiezas a tener una visión del uso del espacio mucho más completa.
MC: ¿Cómo entra la vida ahí?
Natera: Bueno, no sé qué decirte. Por ejemplo, yo hablo del “Qué” y el “Cómo”, transfiriendo esa filosofía a vivencias en las que tú tienes un lenguaje, donde el espectador se enfrenta a una obra, la mira y dependiendo de lo que ve hace un diálogo. Eso es un nivel de comunicación, pero el Cómo invita a los que le interesa cómo es el Ser, o sea hay dos niveles de comunicación en lo que es una obra de arte, hay muchas personas que les interesa él qué y a otras el cómo. El tener consciencia de tener un lenguaje, una filosofía, un contenido, y ejecutarlo con dignidad es lo que produce la reacción artística…
Patricia Cisneros, habló en el MoMa de que su pasión por el arte latinoamericano le nació al crecer en Venezuela, una ciudad rodeada de artes por todas partes, ¿encontraste eso allá?
Natera: Y de verdad lo hicieron, murales, pinturas y esculturas por todas partes. A mí me gustaba ir al parque central caminando en Caracas, y así me encontré con un letrero “Centro de Información Turística de la República Dominicana”, y entré. Había un señor hermano del gobernador de Caracas, y le dije: “soy pintor y me gustaría hacer una exposición aquí. Me dijo que sí e hice una reproducción gráfica de mis grabados. A esa exposición fue el maestro Carlos Cruz Diez vio lo que yo hacía y le gustó y me invitó a su estudio. Yo fui al estudio del maestro y quede fascinado, una industria de producción, yo nunca había visto eso en mi vida. El me invitó a trabajar con él y yo acepté y empecé a hacer las esculturas, él se asombró porque la primera semana que yo entré ya yo estaba haciendo una de sus obras yo solo.

MC: ¿Y qué él hacía, el figuraje?
Natera: Él te escribía en fórmula como tu ibas a componer aquella obra, te daba un papel con unas definiciones, tú la creabas en estructura, él te enumeraba cuatro colores, entonces te ponía una trama y cuando tu estas mirando este ángulo esta trama te tapa estos dos colores, entonces era otra cosa, yo empecé a tener una visión más ampliada del arte, no tenían limite en cuanto al espacio, fue maravilloso poder hacer una obra donde el espacio no fuera el límite.
Una de las pasiones de Julio Natera además de la imagen es el lenguaje binario que se usa en las computadoras, interesado en investigar programas que le permitieran manipular la imagen lo llevaron a durar 30 años dando clases de informática en la Universidad de Miami “esta me daba la oportunidad de llevar mi obra a la dimensión que fuera”.
Natera se integró a los artistas del Museo de Arte Latinoamericano, de esa ciudad donde presenta individuales y participa en colectivas. Lo mismo aquí en el Museo de Arte Moderno, la Alianza Francesa y ahora en la Galería Saint Giovanni, de su compañero de proyectos y estudios Carlos Sangiovanni.

¿Qué trae a Julio Natera a República Dominicana con Pecados Capitales?
Un sentimiento muy noble de mi parte y al mismo tiempo pendejo, porque lo que me vuelve a traer aquí es mi deseo de compartir mi conocimiento, el poder enseñar eso y que siga germinando. Yo vengo aquí con el deseo de enseñar a la juventud como yo he hecho y logrado las cosas, darle imágenes y despertar en ellos ese deseo de hacer cosas y llegar a conseguirlas…
Qué te llama la atención de la religión, de la Biblia, ¿por qué los Pecados Capitales?
Aunque es un elemento bíblico yo no basé mi creación histórica en este, yo los tomé de la “Divina comedia”, de Dante (Alighieri), y son acciones que el ser humano toma que impiden su desarrollo espiritual. Vi cómo Dante identifica los pecados capitales, los círculos de división dentro del infierno, el paraíso, el purgatorio y el limbo y veía a las personas que cometían ese tipo de pecado en un mundo de colores y rodeado de animales, los pecados capitales están vinculados a un color y a un animal”.
Los pecados en el arte
Lujuria: Vaca, azul intenso
Gula: Cerdo, naranja
Pereza: Chivo, azul claro
Envidia: Perro, verde
Avaricia: Rana, amarillo
Ira: Oso, rojo
Orgullo: Caballo, morado