JULIO NATERA
Fragmentos desde Everglades

<P><STRONG>JULIO NATERA<BR></STRONG>Fragmentos desde Everglades</P>

POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
MIAMI-FL.
Egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo con Licenciatura en Artes(1977), del Miami-Dade Community College(1982) y de la Barry University con  grado de estudios superiores en Tecnología(1985), Julio Natera(1951)pertenece a un selecto  grupo de creadores plásticos cuyas búsquedas estéticas, disciplina, actitudes ideológicas de ruptura y aportes vanguardistas,  signaron las transformaciones del panorama artístico y cultural de los años 70s del siglo XX en Santo Domingo.

 Las búsquedas y hallazgos de este grupo, entre quienes se destacan Silvano Lora, Frank Almanzar, Carlos Sangiovanny, Orlando Menicucci, Adolfo Piantini, Soucy de Pellerano, Geo Ripley, Fredy Rodríguez, Martín López, entre otros, son objeto de atención en una serie de  textos y crónicas de poetas, artistas, historiadores  y críticos de arte respetados que abordan “in situ” las transformaciones más radicales del arte dominicano contemporáneo, tales como Manuel Rueda, Pedro Mir, Aída Cartagena Portalatín, Fernando Peña Defill?, Jeannette Miller, Danilo de los Santos, Humberto Soto Ricart y Marianne de Tolentino.

Hacia finales del 1977 realiza un viaje a Sudamérica y se encuentra con varios de sus contemporáneos en Colombia, Brasil y Venezuela. En Caracas se establece y trabaja durante 6 meses en el taller del gran maestro del arte cinético universal, Carlos Cruz-Diez. Al regresar a Santo Domingo presenta su exposición en la Alianza Francesa. En 1978 viaja a Nueva York y se encuentra con Freddy Rodríguez. Luego de una corta estancia en la Gran Manzana decide volver a Caracas, pero su amiga Sherley Valle, con quien había trabajado en la decoración del Palacio presidencial dominicano, le pide una visita para su despedida en Miami. Se encontraron, pero él Jamás se despidió. 

Desde  1980  hasta el presente,  Julio Natera es Jefe de Operaciones en el Departamento de Tecnología e Información de la Ciudad de Miami, donde también ha sido Administrador Interino de Base de Datos, Programador de Sistemas y Supervisor de Operaciones. En estos días visitamos su taller en Miami Beach para retomar un diálogo del cual extraemos estos fragmentos como asomos edificadores sobre sus penúltimas  y próximas experiencias creativas…

-ALM: ¿En qué año entraste, c?mo era el ambiente de la UASD y  qué reales  motivaciones tuvieron los jóvenes artistas de los 70s para accionar colectivamente?

-JN: “Entré en 1970 a estudiar economía y luego me cambié a artes. Era la pugna de la izquierda, la lucha por el millón, los cascos negros, los asesinatos de Sagrario Díaz,  Amín Abel, la Banda Colorá, las aniquilaciones de los cuadros de izquierda. Era la época de los grupos artísticos. Yo conocía desde mucho tiempo a Carlos Sangiovanny, éramos miembros del equipo de Judo de la UASD. En 1976, Sangiovanny, Frank Almanzar y yo hicimos una exposición en el comedor universitario que se llamaba “Hombre-Hombre-Hombre” y después surgió la exposición de los Artistas Universitarios en Casa de Teatro”.

-ALM: ¿Ustedes tres conformaban un colectivo de trabajo…?

-JN: “No, pero nosotros salimos como contraparte del Grupo 6, formado por Montilla, Ulloa, Cuevas y Kuma. Habían salido de la Escuela Nacional Bellas Artes y estaban bien activos. Los de la EMBA y el Grupo 6 empezaron a menospreciar a los artistas de la universidad y nosotros quisimos demostrar lo contrario”.

-ALM: ¿Qué motivos o razones tenían en común para accionar juntos?

-JN: “Aquella juventud de la UASD de los 70 estaba ligada a los movimientos de izquierda. Éramos militantes, teníamos tareas, ideales,  hacíamos planes. Era un deber desde lo de Abril del 65 y de la inmolación de los Palmeros. Había mucho resentimiento y mucho extremismo y había muchos mártires. Creo que las ideas políticas  subversivas nos juntaron y nos llevaron a protestar y hacer cosas creativas. Los artistas hasta escribían o declaraban con palabras sus protestas. Ahora bien, no todos los que estaban en la escuela de arte trabajaban ni tenían su taller. Nosotros coincidimos realmente porque cada uno estaba trabajando de forma organizada por separado, cada uno tenía ya una vocación”.

-ALM: ¿Y por qué de repente te marchas en medio de tanta actividad, compromisos, expectativas…?

-JN: “En un año pasaron muchas cosas. 1977-78 fue mi etapa más productiva. Experimenté una gran ebullición. Realicé mi primera individual en Galería Imagen. En ese mismo año participé en la exposición de retratos sobre Orlando Martínez, en  Galería Giotto. La Cinnamon era consentida de don Marcial, el dueño de Giotto. Era un taller de enmarcado, pero ella le motiv? a hacer  exposiciones. Ahí exponíamos todos. Marcial nos ayud? a todos, no había que tener estatus ni patrones”.

-¿C?mo se di? y qué importancia tuvo en tu proceso formativo el encuentro con Orlando Menicucci?

-JN: «Henriette Wisse me lo present?. Ella estaba en Nuevo Teatro con  Cesar  y Taty Olmos; Delta Soto, Rafael Villalona. Un día fuimos a visitar a Ángel Hache y Elsa Núñez y result? que Orlando Menicucci estaba viviendo con ellos. El acababa de llegar de México. Desde que nos conocimos nos hicimos amigos. Siempre intercambiamos, trabajamos juntos, el me dio la seguridad que yo buscaba  del dibujo, la forma, el espacio y el movimiento. Es mi maestro”.

-ALM: En el 2002 presentaste una serie de fotografías digitales sobre los Everglades en el Latin American Art Museum de Miami y ahora sigues con las transferencias digitales sobre tela en torno a esta megapolis multicultural, ¿qué es lo que más te interesa de este nuevo proceso?

-JN: “La serie de los Everglades es por el libro “The  River of Grass”, de Margery Douglas, ella y su esposo eran dueños de muchas tierras  en esta área, las protegieron hasta contribuir a su preservación como una de las grandes reservas naturales de los Estados Unidos. Esta serie de fotografías digitales esta inspirada en sus estudios y en  su legado.  También me fascina la ciudad de Miami, su estructura, el agua, las luces nocturnas. He vivido aquí durante los últimos 30 años. Yo ví el Down Town desarrollarse y quizás esa es la razón. Pero, lo que quiero mostrar, en términos estéticos, es el uso de la tecnología en el proceso artístico. Estoy usando la tecnología como herramienta, no como  fuente productora de la imagen. Porque a los efectos de la tecnología yo le agrego lo manual de la creación”.

-ALM:¿ Estarán determinadas estos experimentos por tus convicciones  conceptuales iniciáticas o crees que son resultado natural de  tu compenetración cotidiana durante tres décadas con la tecnología?

-JN: “El nivel a que he llevado mi exposición a la Cibernética me permite usar este conocimiento y sus recursos a favor del arte, más mi inquietud de experimentar los ambientes naturales y culturales. Creo que ambas cosas tienen que ver porque todo se conjuga. Mi deseo de investigar siempre ha estado ahí. Este proceso de experimentación con las transferencias digitales no es nada nuevo, en verdad ya es viejo, pero creo que se pueden obtener nuevos efectos. Uno también conversa con amigos. Lo hablamos con Aurelio Grisanty y con Ada Balcacer”. No me puedo negar cuando visualizo algo interesante, yo solo me lanzo a hacerlo poniendo atención en cada detalle”…

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